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La madre de Paula Gonu, no muy contenta con lo que dice de ella en su libro de recetas: “¿Qué hubieras preferido, que mintiera?”
La influencer nos cuenta sus historias entorno a la comida y la cocina y ya de paso, también nos habla de las tarjetas Inditex
Paula Gonu es una de las influencers más reconocidas de nuestro país a la que últimamente relacionan con Lucía de la Puerta y que no ha dudado en mostrar su apoyo a Mar Lucas por su denuncia ante el acoso de Naim Darrechi. Entre sus múltiples facetas está la de escritora. Acaba de publicar su segundo libro, Comer y esas cosas, en esta ocasión, no centrada en su persona sino en la cocina.
Es habitual verla crear contenidos preparando distintos platos y es que disfruta estar entre fogones casi tanto como comer. Y eso es lo que ha reflejado en este libro en el que plantea varias recetas, de esas prácticas que nos pueden sacar de algún apuro.
Algunas de sus recetas están inspiradas en sus múltiples viajes centrándose, sobre todo, en una de las gastronomías que más le apasionan, la asiática. Y sí, entre receta y receta sí nos cuenta algunas cosas de su vida y de todo eso hemos querido hablar con ella.
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Tu primer libro, De todo se aprende, salió en 2018… has esperado para el segundo, ¿no?
Sí he esperado, jajaja… tenía que cocinar mucho para este. No es que tuviera qué contar. El primero fue en cada capítulo una anécdota de mi vida más un aprendizaje que había sacado de esa anécdota, que unas eran buenas y otras malas, pero que son las que me han llevado hasta aquí. A partir de 2018, que fue como mi principio en redes, ya lo he ido compartiendo todo ahí y entonces no había mucha cosa fuera de eso que la gente no supiese. Me quedé con esa experiencia de aquel libro y no sentí necesario hacer más porque siento que tienes que aportar algo a la gente, sobre todo, cuando no eres escritora y no es tu profesión. Fue una etapa que había cerrado y que funcionó muy bien. Este es diferente, la otra Paula.
Prólogo de Peldanyos, el del galletón, ¿lo probaste?
Lo llegué a probar, sí. De hecho, tengo un problema con eso porque los dos primeros drops que hizo que fueron el bombón y el galletón, ambos me llegaron a Barcelona en momentos en los que yo no estaba en Barcelona, entonces cuando volví a Barcelona, es comestible y no pude probar los míos en mi casa. Pero el galletón lo probé en cada de un amigo mío, Jorge, en Madrid.
¿Te costó convencerle para el prólogo o no?
No, la verdad que no. Es una persona increíble, me cae super bien y nos llevamos super bien. Lo que sí me costó es que yo odio pedir ese tipo de favores, más sabiendo que tenemos, todos, las agendas que parecen el Amazonas, no hay hueco por ningún lado y era como, sin compromiso y que sea completamente coloquial. Escríbemelo por whatsapp, me da igual, no sientas que tengas que ponerte en el ordenador a redactar algo. Él habla siempre muy bien, usa las palabras correctas y sabía que lo iba a hacer genial. Lo hizo a bordo de un avión.
Dice que “nadie cocina mejor que una persona a la que le apasiona comer y tiene tanto tiempo libre como del que dispone un influencer”, por lo visto eres de esas, ¿no?
Con su toque siempre sarcástico, irónico. Tiene toda la razón en el primer punto y en el segundo. Lo primero es algo obvio, no hay que explicarlo. Puedes comer y disfrutar mucho comiendo sin saber cocinar, pero es muy raro que te guste mucho cocinar sin que te guste mucho comer. Y en cuanto al tiempo libre, tiene toda la razón del mundo. Sí es verdad que muchas veces he cocinado sin estar en mi tiempo libre, primero porque no tenemos tanto tiempo libre, por eso hace la broma, y segundo, porque muchas veces he cocinado cosas mientras me grababa, que al final forma parte de mi contenido y de mi trabajo. Está todo difuso.
“El conocimiento es saber que el tomate es una fruta. La sabiduría es saber que nunca lo pondrías en una macedonia”. ¿Tú eres más de conocimiento o de sabiduría?
De ninguna de las dos. De hecho, creo que la segunda frase es, aquí no vas a encontrar ni la una ni la otra, pero esa frase como la retomo mucho en la reflexión que hago al final. Digo que, si me gustó ponerme a cocinar y ensuciarme las manos y jugar con la comida es porque mis padres, gracias a Dios, no me negaron hacer cualquier mejunje que a mí me apeteciese hacer. La metáfora de esto sería poner el tomate en una macedonia. Soy más de ninguna de las dos, aunque diría que soy más de querer tener conocimiento, pero sin tenerlo. Disfruto mucho cuando hay margen de mejora en las cosas porque ahí aprendes.
Cuentas en el libro que comenzaste a cocinar porque no te gustaba lo que cocinaban tus padres… ¿cómo se han tomado esta confesión?
Tengo que decirte que mal. Salen los audios literalmente transcritos que me mandaron mis padres en el grupo de familia cuando les pregunté. Lo añadí tranquilamente porque dije, ok, mi versión coincide con la de ellos. Luego, cuando le envié el libro a mi madre me llamó y me dijo, me dejas un poco mal. Y lo decía preocupada de verdad. Yo le decía, ¿qué hubieras preferido, que mintiera? Al final es un libro personal y es la base de todo. No es que cocinaran mal, pero es verdad que no disfrutaban en la cocina. Mi madre lo hacía lo mejor que podía y de hecho, no sacaba unas lentejas y decía, están malas pero comedlas. No, ella decía, ¿a que están buenas? ¿a que están ricas? porque para ella lo estaban. Eso tiene muchísimo valor. Pero es verdad que he estado muchos años pensando que las lentejas no me gustaban por esa forma de hacerlas que había probado en mi casa. Luego las he probado en otros sitios y he dicho, vale, ahora entiendo que las lentejas están muy buenas.
¿Qué es comer sano?
Para mí comer sano es comer en equilibrio. Esta es una reflexión que he tenido mucho. Muy resumido, yo tuve una época en la que tuve una relación muy mala con la comida, me llegué a obsesionar y para mí, comer sano era comer lo más vegetal posible, verduras hervidas, ensaladas, nada de procesados, casi ni a la sartén. Sentía que el aceite era grasa… obsesión de una niña adolescente que se compara y no tiene ni p*ta idea de nada. Para mí comer sano ahora es tener equilibrio, comer por disfrute y comer para cuidarte. La comida es nuestra gasolina, con la que damos energía al cuerpo que se merece darnos buena calidad, pero también cosas que nos apetecen y nos hace felices. Junto mucho lo mental con lo físico. Puede que haya situaciones que el médico te diga no puedes comer esto o lo otro porque no todos tenemos la suerte de tener que restringirnos nada por recomendación médica, pero si no, para mi comer sano es comer en equilibrio y sin culpa.
Supongo que ese equilibrio es el que has buscado a la hora de seleccionar las recetas de tu libro, ¿qué es lo que más te ha costado de este proceso?
Sí, pero no tanto porque yo no soy nutricionista. Cuando me plantearon la idea del libro dije, ay, qué guay. Y luego me frené y dijo, no es tan guay. Uno porque no soy cocinera, y ya sabemos cómo funciona mucho esto en las redes sociales que cualquier cosa que hagas que salga de la creación de vídeos es intrusismo laboral y no quería entrar ahí. Y dos, no soy nutricionista, ni nada parecido, para decirte cuál es el equilibrio perfecto en un global de 50 recetas y dije, no quiero enfocarlo por recetas saludables, ni semanales, porque no sé los valores que tienes que tener. Dije, voy a hacer un libro de recetas, pero que sea una lista de ideas de recetas que a mí me gustan, que unas son más sanas que otras. Unas más fáciles de cocinar y otras más difíciles, pero que estás ricas y son ideas.
Muchas de esas recetas provienen de viajes, ¿cuál ha sido el país donde mejor has comido?
Japón o Tailandia te diría, y México también, pero he estado solo una vez y no lo he vuelto a vivir. En Japón he estado dos veces y en Tailandia he estado varias y platos que me han encantado, cuando he vuelto he podido volver a probarlos y me ha encantado. Japón sobre todo por lo que me sorprendió por lo diferente que era a lo que yo pensaba. Tenemos la idea de que Japón es sushi y yo fui y es un poco sushi, pero ramen, dimpson, gyozas, muchas cosas más y me encantó descubrir todo eso. Y Tailandia, porque el picante me encanta y todo lo que pruebas ahí pica. En esos sitios he aprendido que hay mezclas que no se ocurrirían a simple vista porque en la gastronomía Mediterránea es riquísima, pero las combinaciones son las que sabemos y cuando vi un postre con arroz blanco hervido, glutinoso, y una fruta que era mango y una salsa encima y dije, ¿qué es esto? ¿arroz a la cubana, pero dulce? Me encanta viajar por la comida porque pruebas cosas que no te hubieras imaginado y están riquísimas.
Varios de esos viajes han sido voluntariados, ¿chica buena o inquieta?
Soy muy inquieta. No puedo parar. Tengo amigas que cuando viajan les gusta madrugar para visitas culturales y mis listados para viajes son para desayunar vamos a este sitio de bagles que he visto en TikTok que es super viral porque están muy ricos. Todo comer, comer, comer, mis viajes son así. Son ajetreados y activos porque no puedo parar y quiero probarlo todo y verlo todo.
Se nota tu debilidad por la comida asiática, ¿es fácil encontrar algunos de esos ingredientes orientales como el furikake?
Parece que sea difícil, pero no lo es. Parece difícil porque no está en el supermercado al que vamos siempre. Pero, cada vez más, hay restaurantes japoneses, chinos, asiáticos en general, sobre todo en ciudades grandes y hay cantidad de supermercados asiáticos. Lo que pasa es que a veces los vemos desde fuera y no entramos, a mí me pasaba al principio, porque pensaba que era un supermercado para ellos. Pero entras ahí y es el paraíso. Y tienes 40 tipos de furikake en la mayoría de ellos. No es tan fácil como conseguir azúcar glass, pero es fácil.
Dices que utilizas a tus amigos como conejillos de indias, ¿cuál es el más crítico?
No lo son mucho. Sí son críticos, pero como a la mayoría no les gusta cocinar es como a caballo regalado no le mires los dientes, esto me lo meto entre pecho y espalda y está buenísimo porque yo no me hubiera puesto a hacerlo. Pero quizás te diría que mi amigo Jorge es mucho más directo y claro con las cosas y si alguna cosa le parece regular te lo dice, o por lo menos, has hecho cosas mejores, esa es la frase.
Alguna de la receta te la ha enviado algún seguidor. Hablas de una que te propuso una ruta y luego comida, ¿sueles aceptar las proposiciones de tus seguidores?
La verdad, no, me gustaría hacerlo más. Esa misma chica, Jennifer, que le tengo un aprecio infinito porque es un sol, después de aquella ruta, unos meses después, me ofreció irnos un par de días a hacer una ruta más larga por los Pirineos quedándonos a dormir en un refugio. Me hubiera encantado y, de hecho, estuve intentando cuadrarlo con ella, pero para su realidad, su trabajo y su horario tenía que hacerlo con dos semanas de antelación y yo no podía bloquearme esos días, era más de última hora, y se quedó en el aire. Pero sí es una cosa que me gustaría hacer más. Cuando he conseguido con seguidores, seguidoras la mayoría de veces, es increíble. Pienso a veces, la de personas que podría conocer tan guais que hay entre mis seguidores y no estoy conociendo. Habrá un volumen de gente que no se parecerá en nada a mí, pero también habrá un volumen de personas con las que compartamos aficiones, porque me siguen. Si les gusta la cocina, les gusta andar y les gusta la música latina urbana, ya somos personas muy parecidas y podría haber una amistad, el matching estaría bastante arriba. Se está desaprovechando mucho la oportunidad de que nos conozcamos gente que podríamos llevarnos super bien. No siempre es así de bonito, porque habrá persona que te sigan y a lo mejor no tienen nada que ver contigo o no te sigan con las mejores intenciones. Es arriesgado.
Otras las has sacado de redes sociales donde ves muchos vídeos de cocina, ¿qué tiene que tener una receta de TikTok para que llame tu atención?
Me lo he preguntado a veces porque me gustan, a veces, las recetas que son super dinámicas, pero luego me gustan también las que la persona está explicando una historia vital suya y me quedo escuchando la historia y la receta a la vez y me parece muy emocionante. Pero lo que tienen en común todas las recetas que me engancho a verlas es que la persona que las está cocinando se nota que es algo que le encanta y lo está disfrutando. Una persona disfrutando cocinando, me atrapa.
Chafar las croquetas… Supongo que si esto lo haces en público te miran mal, ¿no?
Me han llegado a insultar, con cachondeo, pero sí me han dicho que soy una terrorista, que es un sacrilegio. Para mucha gente la mejor parte de la croqueta es morderla y que explote la bechamel, que sean super cremosas y yo tengo que decir que la primera vez que lo hice era una niña y la chafé en el plato porque quería que se enfriara. Me debí quemar alguna vez de pequeña que me generó ese recuerdo malo y no muerdo algo caliente que está rebozado porque siento que me voy a abrasar y empecé por eso. Las chafaba, se enfriaban y me las comía. Ya nunca más me comí una croqueta entera sin chafarla antes.
En muchos libros de cocina se hace referencia al buen cocinar de las abuelas, tú, en cambio, has escogido a tu abuelo, que ha inspirado tu apartado de aprovechamiento, ¿y eso?
La verdad es que es una cosa que siempre he echado de menos y cuando la gente habla de los macarrones de mi abuela o cuando iba a casa de mi abuela a comer, es algo que siempre me ha emocionado mucho porque yo a mis abuelas no las he conocido. Una murió cuando yo no había nacido y a la otra sí que la conocí, pero no llegué a interactuar con ella porque tenía ELA y desde que tengo uso de razón ha estado en cama y sin hablar. Nunca probé nada suyo. Me puedo quedar con la figura de mi abuelo paterno, que para compensar tenía un bar y era cocinero, pero tampoco tenía una relación super buena con él y tampoco me cocinó algo extraordinario. Solo recuerdo su tortilla francesa que era un cuadrado perfecto, con el mismo tamaño de la rebanada de pan y era como un ritual, yo flipaba. Luego mis padres me hacían la tortilla francesa normal y yo valoraba mucho la tortilla francesa de mi abuelo. Pero me hubiera gustado sentir qué es lo que te cocine tu abuela un plato de esos de su época, más de cuchara, puchero.
Uno de los platos que recoges en el libro dices que salió en The Bear, ¿fan de la serie?
Sí, me encanta y me encanta él como actúa. Y me encanta cómo está grabada, me parece super diferente. Muchas veces, cuando se han hecho series o películas de cocina, has sido muy Ratatuille, muy bonito el proceso y esta es guay porque literalmente te quitan las ganas de montarte un restaurante porque dices, guau, todo lo que conlleva tener un restaurante que no es solo cocinar y me gusta, la veo como muy cruda y me encanta, muy real.
Tú que has pasado por Disaster Chefs y tienes criterio y experiencia porque llegaste a la final, ¿cómo valoras la actual edición de MasterChef Celebrity?
Tengo que ser sincera y entre el libro y dos proyectos más que me están quitando un montón de tiempo lo único que he podido ver es lo que se ha ido subiendo a redes y clips sueltos. Si opino algo, estoy muy sesgada por eso y para empezar, lo que publican ahí es como lo más llamativo, lo más polémico y no he visto ningún plato. Solo he visto las polémicas, las discusiones y los beef que han tenido unos con otros. Parece más Hermano Mayor que MasterChef.
Pasamos a lo nuestro, ¿cocinas escuchando música?
No, no me gusta. Cocino con algún vídeo de youtube, gente hablando me gusta, pero música no porque me gusta tanto que me voy a cantarlas mentalmente y no me concentro. Gente hablando estoy más en lo mío. No sé si es porque cocinar y escuchar música me activa la misma parte del cerebro y no puedo estar en una parte o en otra o por qué será, pero no me gusta. Estuve con un chico a la que le gustaba mucho cocinar también y ponía música. No era música de cantar y bailar, pero a lo mejor sí ponía jazz o lo que fuera, para tener de fondo, porque si romantizas el momento de cocinar tiene que tener esa música, y yo no lo soportaba. Me daba rabia porque pensaba, qué mono que pone la música y parece todo tan perfecta, pero se me va la cabeza a la música y no disfruto.
¿Para qué artista te gustaría cocinar?
Te diría que Cruz Cafuné, para que me dijera alguna receta típica de las islas que no he cocinado nunca nada típico de allí y, aparte me gusta su música.
Dices que, cocinando no, ¿en qué momentos escuchas música?
Escucho mucha música en el coche y cojo mucho el coche y cuando me hacen esta pregunta pienso, tendría que pasarles mi lista de likes que es la que más escucho porque siempre estoy en bucle con las cinco últimas canciones que he ido descubriendo. Es una mezcla tan fuerte. De repente me puede salir la última de Lola Índigo, pero después me sale La bicicleta de Carlos Vives o luego me sale una de Sash. Es un popurrí de todo porque me gusta todo y de pronto un techno super duro que una que me pasa mi hermano que es super hard style que no me gusta, pero esa sí. Te diría que la mayor parte es latina, urbana, pero es una mezcla de muchas cosas.
¿Tu último descubrimiento?
Espera que miro. La ultima que tengo es Sweat (A La La La La Song), que no es nueva, pero la vi ayer en un reels y dije, se me había olvidado esta canción la quiero escuchar más. La última es Máquina, de Yandel, Brray y Maldy, que me la pasó un amigo. Tengo Trueno, Raúl clyde que me la descubrió Papi Gavi porque últimamente le está dando mucho apoyo, Myke Towers, Bad Bunny. Hasta que no me las aprendo no paro.
Cada vez hay más influencers que empiezan a sacar canciones más allá de Mar Lucas o Nadia Vilaplana, ¿cómo lo valoras?
A mí me pasa, y mira que no me gusta que me pase, porque viéndolo desde fuera digo, no me debería pasar. Pero me pasa, pero me cuesta dar credibilidad, y me da rabia porque sé que objetivamente no debería ser así. Pero creo que es inevitable el trabajo del artista y su equipo de empezar a separar lo que es ser influencer de cantante porque son dos versiones de su persona que non es que seas administrativo en una oficina y te hagas cantantes. Es que ya eres conocido, ya eres público, tienes una marca personal, y de repente es otra. Hay que hacer un trabajo bien hecho y muy intenso de separar esas dos cosas porque, al final, a mí me pasa y a gente con la que hablo le pasa, que cuesta separarlo. Y al final parece como que le tengas que dar menos mérito porque no ha empezado de cero en la música y como que empieza en la música porque lo tiene más fácil y ya tiene mucho camino abierto por tener seguidores. Igual que en el mundo de la actuación. Me da rabia que pase, pero no vamos a engañar que es una realidad que pasa. Se tiene que tomar como un reto que luego al final tiene más mérito si acabas haciéndolo bien porque callas muchas más bocas. Es un reto mejor incluso.
Y para acabar, ¿tienes una de esas tarjetas Inditex de las que tanto se habla últimamente?
Ayer estaba cenando con una amiga y fue el tema de conversación. No tengo una, pero si me quieren mandar…jajajaja… No sé por qué se ha armado este revuelo, no lo acabo de entender y mira que me he puesto a leer comentarios y no sé si ha malinterpretado por un lado o por el otro. Es verdad que si te dedicas a redes sociales y ves ese vídeo, cuando lo vi ya se había pasado la polémica, pero si lo hubiera visto sin haber empezado la polémica, me hubiera costado mucho pensar que no es verdad porque es obvio, cómo no va a existir algo así si al final es a lo que nos dedicamos y me parece que, si crees que es mentira, o vives en Narnia o no sé. Lo veo obvio, es un intercambio, es a lo que nos dedicamos, veo super normal que exista esa tarjeta. Es como las tarjetas Black de Zara.
Ya tenemos el libro, pero decías que has estado liada con otros proyectos, ¿qué podemos esperar en breve?
Saco podcast dentro de poco y me apetece mucho. Me gusta hablar casi tanto como cocinar y creo que estoy como abarcando todas las cosas que me gusta hacer, solo me falta algún proyecto en el que solo tenga que sentarme a ver alguna serie porque también me encanta. El podcast son 12 capítulos y no es sobre algo en concreto, pero el concepto sí es el de, estoy harta de que se cancele a personas por opiniones diferentes a las populares o por decir lo que sea, parece que no nos podemos equivocar, no podemos hacer bromas o usar la ironía ni el humor negro, y eso lo he ido acumulando y con este podcast traigo 12 invitados, uno por capítulo y los he seleccionado por ser personas que defienden mucho sus ideales y que en ciertos temas no se callan o no les da apuro dar su opinión y expresarla y son personalidades a las que admiro. Para la gente que está un poco harta de que en redes ya no pueda ser ella misma por miedo a que la cancelen o le hagan un hilo en twitter, que rengan un podcast donde escuchar cosas sobre las que a lo mejor no opinan igual, pero ven a gente opinando sus movidas sin sentir culpa. Se va a llamar Culpables.
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Cristina Zavala
Periodista enamorada de todo el entretenimiento. Enganchada a la tele, los libros, los últimos lanzamientos...