Que no termine el invierno
Gran parte del éxito del concierto de anoche descansó en el entrañable magnetismo y simpatía de John Roderick. Un gigantón alegre con pinta de universitario pirado (de hecho abandonó un puesto de profesor en la universidad para centrarse en su faceta artística). Roderick es como el hermano mayor reponsable de tu amigo el ?malote?, que acaba siendo al final tu amigo, mientras el ?malote? se convierte en el hermano pequeño de tu nuevo compinche. La actitud de Roderick sobre un escenario contagia al público que participa del show de tal manera que la banda acabó medio en broma, medio en serio interpretando un versión de Van Halen. El público pidió entonces una de Leño. La banda no entendía nada, pero todo el mundo era feliz. En lo musical, grandes canciones, de los dos álbumes entre las que sobresalieron Nora, Stupid, I?ll be a breeze o New girls con la que se despidieron. Un mezcla de The Soundtrack Of Our Lives, la parte menos comeflores de Counting Crows, Papas Fritas y Wilco. No te pierdas a The Long Winters. Hoy están en Barcelona (La Boîte), mañana en San Sebastián (Gaztezena), el 7 en Valencia (Wah Wah) y el 8 en Zaragoza (La Casa del Loco). ¡Abajo el verano! ¡Viva el invierno!
Los granadinos Lori Meyers, como hicieran hace escasas semanas con The Shins, abrieron la velada. Sonaron preciosas melodías en canciones como Mujer esponja, De superhéroes o Parapapa. Su debut Viaje de estudios se publica el 11 de mayo.