Diego Martínez (Rabia): “Mi trabajo no es ser un sex symbol, es actuar”

Diego Martínez es un tipo corpulento, con sonrisa seductora y afable. A simple vista, un morenazo buenorro, que dirían muchas y muchos; en las distancias cortas el típico tío con el que se puede tomar algo y conversar tranquilamente.

Será por su perfectísimo cuerpo, que parece tallado por un escultor del Renacimiento, o será porque como actor ha tenido que vencer el miedo a la sobreexposición, el caso es que a este burgalés le resulta más molesto desnudar su interior.

De Diego ya os hablamos hace unos meses. Es uno de los actores fijos de la serie Rabia que cada lunes emite Cuatro. Da vida al inspector Santamaría, Santa para los colegas. A priori, el clásico poli guapetón y chulito que cree que se las sabe todas y que está dispuesto a todo por ascender.

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Con el transcurso de los capítulos, comprobamos que Santa es más complejo de lo que en un primer momento instruíamos, que tiene un lado escondido que lo hace -quizá- más interesante. Algo parecido ocurre con Diego que, en el cuerpo a cuerpo y con su calidez en el trato, ofrece una dimensión de sí mismo mucho más atractiva que la que cualquier pueda presuponer tan solo juzgando su físico.

Tu personaje tiene una jefa un poco chunga…

¡La jefa mola un huevo! Adriana Ozores es maravillosa. Y sí, al principio viene y le fastidia los planes que él tenía…

¿Qué se aprende grabando con una actriz como Adriana Ozores?

Qué no se aprende, te diría… Ha sido como empezar de cero. Para mí, trabajar con Adriana Ozores fue como saltar a un precipicio. Yo le puse mi forma de ser en una bandeja, y ella me ha tratado con mimo, con cariño y con delicadeza. Me he sentido realmente querido por ella. Le tengo un aprecio que no le sé explicar.

Me han chivado que en un primer montaje del capítulo 1 de Rabia había un desnudo tuyo bastante fuerte, de los que se te veía absolutamente todo… ¿Has agradecido que lo hayan quitado o te da igual?

Lo hice, así que me da igual. Había que hacerlo y lo hice.

¿Hubo pudor o vergüenza por aquello de quedarse en pelota picada?

Hombre, obviamente, como a todos los actores… cuando te dicen "hay un desnudo" no es algo que realmente te haga sentir cómodo; pero consideraba que, si es algo importante para contar del personaje, se hace. ¿Qué lo han quitado y se lo agradezco? Pues supongo que sí…

Quizá tu familia lo agradece más…

[Sonríe] Mi madre lo tiene más que asumido, si me toca hacerlo… me toca.

Como actor, ¿en qué escenas vas con más cuidado: cuando tienes un desnudo como este o cuando se trata de escenas fuertes de sexo, aunque no dejen ver mucha carne?

Supongo que una escena fuerte de sexo porque hay algo con el compañero que tienes que pactar muy bien: hasta dónde, cómo… Tienes que tener el cuidado en la cabeza hacia tu compañero, en lo bruto hay que tener más cuidado.

¿Es peor desnudarse personalmente que físicamente?

Supongo que sí. Yo me considero una persona muy privada de lo mío. Cuando viene alguien y me pregunta algo que me puede incomodar, cierro la puerta.

¿Temes o disfrutas si tras la emisión de Rabia te conviertes en el nuevo sex-symbol de la ficción patria?

Pues, si te soy sincero, en algunos momentos lo pienso, pero no le presto demasiada atención. Mi trabajo no es ser un sex symbol, mi trabajo es actuar (ya sea cine, teatro o televisión). Considero que si eso llega, de alguna manera, es un reconocimiento a que ese trabajo ha gustado.

En ese sentido, lo agradecería como qué bien que mi trabajo -que es algo artesanal- gusta. Si hay alguien que piense que soy el nuevo sex symbol, pues agradecidísimo. Para gustos, los colores. Yo reconozco que trabajo mi cuerpo, pero hay cuerpos cien mil veces mejores y tíos cien mil veces más guapos.

¿Te sorprendió el eco mediático que tuvo tu sesión de fotos para la revista Shangay?

Pues me sorprendió… Ellos incluso me escribieron para felicitarme porque fueron un éxito. Yo sabía lo que hacía, pero no sabía que iba a tener esa tirada y esa dimensión. Esas fotos tuvieron miles de visitas y me sorprendió… Yo digo lo mismo, si es algo que gusta…

Yo quiero subrayar que trabajar con Shangay fue un placer, que me trataron súper bien y que, para nada, es una revista en la que solo tenga cabida un sector del público. Yo agradezco mucho su trato y seguro que no es la única vez que trabaje con ellos.

¿Te lo piensas mucho cuando te llega una propuesta de entrevista y de fotos como las de Shangay?

Hombre, sí que me lo planteo…

[Le interrumpo] ¿Piensas mucho las cosas, en general?

Antes menos, ahora… Será la edad [bromea]. Ahora sí que me replanteo las cosas. He dicho a alguna cosilla que "no" porque no lo veía claro o no entendía qué querían contar. Pero en el momento que tomo la decisión, voy con todo.

¿Te arrepientes de no haber hecho algo, por prudencia o por no pensar las cosas mejor?

Sí. Me arrepiento de no haberme ido antes de mi ciudad, Burgos, cuando bailaba y eso. Tengo un hermano de 14 años que está viviendo en EEUU y es perfecto. Le veo crecer y digo "¡qué maravilla!".

En cierto modo, envidias -en el buen sentido de la palabra-, la iniciativa que ha tenido tu hermano pequeño a una edad tan temprana…

Sí, quizá por haber visto que mi hermano mayor lleva fuera de casa muchos años y que yo también llevo fuera de casa muchos años, él ha entendido que irse fuera no es algo que sea ni malo ni peligroso. Si quieres crecer, vete allá donde puedas crecer y hazlo.

¿Qué crees que ha aprendido tu hermano pequeño de ti?

Si quieres algo, vete a por ello… sabiendo que te van a dar de tortas por el camino. Es un niño de 14 años, pero que al hablar con él te sorprende.

¿Qué has aprendido de tus dos hermanos? Pareces un tipo muy independiente, muy hecho a sí mismo…

Sí, procuro serlo [sonríe]. De ellos dos aprendo constantemente. A veces, aprendo a callarme o a ver a la persona que tienes delante y saber que no está bien.

El gimnasio, ¿rutina de cada día?

Sí, pero porque lo considero una parte más de mi trabajo. Yo lo disfruto. Considero que tengo mucha energía, duermo muy poquito. Cuando me levanto, procuro irme a correr o irme a nadar. Trabajo a distancia con un entrenador personal que me da pautas de qué he de comer, cómo tengo que trabajar el cuerpo… Le dedico horas al día, pero porque lo considero parte de mi trabajo.

¿Qué te gustaría comer y no puedes para mantener el físico?

Pues me encantaría comer, cada día, morcillas de Burgos y queso [ríe]. Pero tampoco me privo demasiado. En un rodaje comes a deshoras, bocatas, patatas… No me privo, pero procuro llevar la alimentación lo más ordenado posible.

Y cuando llegas a casa, ¿qué haces?

Me encanta la música, me pongo a escuchar música y ahí empiezo a tomar contacto con la realidad de llegar a casa. Me gusta todo. Yo bailaba salsa, pero me gusta escuchar Jack Johnson, Tom Petty, rap, el flamenco me encanta…

¿Qué le pedirías a este 2016 que ya está más cerca de lo que pensamos…?

No haber parado de trabajar , que n falte. Y que vengan proyectos ambiciosos e interesantes para mí como actor; me gustaría un personaje que fuera un loco, un yonqui… Me encanta la variedad