Especial
Más allá del bien y del mal
Carta de Xavi Martínez sobre lo ocurrido en Objetivo Eurovisión
Ayer fui parte del jurado del programa “Objetivo Eurovision” de TVE, para escoger al representante de España en el próximo festival de Eurovision. Mi misión era opinar, valorar y puntuar. El sistema de elección por votos se anunció días antes: 50% jurado y 50% público. En caso de empate, resolvería el jurado.
La pequeña parte de España que entra en el 8,9% de share que tuvo ayer “Objetivo Eurovisión” pudo verlo en directo: cuando me tocó anunciar mis puntuaciones ese plató enfureció. Los insultos y las amenazas se repetían en la grada, justo detrás de mí. Fue evidente la falta de respeto. Gritos de “Tongo”, “No te da vergüenza vendido” o “Estás comprado” fueron piropos entre tanta violencia verbal. Luego vino la física.
Todavía en plató, al acercarme a saludar a los participantes tras las votaciones, varias personas me amenazaron. “Hijo de puta”, “Te vamos a matar”, “Estás muerto”. Gritos ensordecedores. Descontrol total. Y luego, un golpe en la cara de unos individuos que me esperaban justo detrás del escenario, cuando decidí abandonar el plató ante tal bochorno. Golpe de una persona, absolutamente enfurecida, que creyó que lo más oportuno era utilizar la violencia para dejarme claro que yo tenía toda la culpa de lo sucedido. Una mala elección. Grabada en vídeo, por cierto. Y con varios testigos presentes. Pudo haber sido mucho peor. Bastante peor debido al nivel de excitación y violencia al que me enfrentaba. No existía la razón. Era todo vehemencia. Y yo estaba solo. Ellos eran muchos. En shock, volví inmediatamente al control técnico del escenario gracias al personal de la gala, que no daba crédito. Hasta que llegó la seguridad (escasa) del plató. Y mi cara hinchada y yo, nos fuimos.
Había vivido el momento más vergonzoso, lamentable y violento de toda mi carrera.
No entraré por ahora en aspectos de organización del evento, ni de resolución de problemas. Todos pudimos verlo ayer. Agradezco la rápida reacción de los presentes que vieron lo que sucedió, y a la dirección el facilitarme una salida trasera del plató. Sí, me esperaban en la otra. Y también está grabado.
Virginia Díaz (ayer también jurado del despropósito nacional) compañera de profesión a la que ya respetaba y admiraba, desde ayer mucho más. Es bueno hablar claro. Lo hiciste y mantuviste tu prestigio tras todo el lío. Agradezco tus palabras. Por cierto, tenemos gustos musicales mucho más parecidos de lo que yo pensaba, y ayer lo vio todo el mundo.
Agradezco a Jaime Cantizano su cariño y preocupación. Él tampoco daba crédito al despedir la gala y verme en esa situación, tras la agresión. Un profesional de ese nivel tampoco merece vivir algo tan bochornoso. El nivel de aquello fue tan penoso… Ya es historia basura de la televisión, y si algo se salva de aquello, es Cantizano. Su carrera le avala. Sus valores y calidad humana lo ensalzan como una persona extraordinaria. Por no hablar de lo que tuvo que aguantar Jaime en directo en el momento de anunciar el ganador del concurso.
¿He dicho concurso? Juegan varios. Gana uno.
El sistema de votaciones estaba claro, días antes de la gala. Se sabía que, en caso de empate, el jurado resolvería. Son las reglas del juego. No digo que sean la más adecuadas, digo que son las que son. Y si entras, lo haces con todas las consecuencias. Si el resultado no es el esperado, lo aceptas. Con rabia o indignación, pero lo aceptas. Porque por eso decides entrar en el juego. No apuestas esperando que si pierdes te devuelvan el dinero. Lo haces sabiendo que puedes perderlo, porque se trata de un juego.
Lo coherente, como alguien que no está de acuerdo con el sistema, es quedarse en casa y no ir a reventar una gala musical. Y mucho menos, agredir a una persona que no ha dicho o hecho lo que tú querías que hiciera. Si el mundo actuara así ante cualquier conflicto, ya habría desaparecido la raza humana. Y en muchos aspectos, en algunos sectores, a nivel de valores ya ha desaparecido.
Si gana tu candidato, las reglas son buenas. Si no lo hace, las reglas son malas. Bravo.
El que no estuviera de acuerdo con ellas, que se hubiera retirado de la candidatura. Que renuncie con coherencia. Eso sí, no juguemos al “a ver que pasa y si no me sale bien lo rompo todo”.
Lo triste, es que en este país hay una realidad tóxica: hay mucha gente dispuesta a defender la violencia por unas ideas. No es algo de ahora, siempre ha sido así. En muchos ámbitos.
España, ese país en el que por dar tu opinión la gente te acorrala y te pega. Y eso es aplaudido. Son unos valientes…
En cuanto a lo del “tongo”:
“Manel Navarro lleva sonando 3 semanas en Los40”. “Sony Music ha pagado a Xavi”. “Su amiguito le ha votado porque estaba pactado”. Son algunas de las acusaciones (falsas) que hemos podido leer estos días. Especialmente entre ayer y hoy.
No amigos, no estoy en Miami de vacaciones pagadas por nadie. De hecho, no he visto un euro por la participación de ayer en la gala. Mi pasión es la música, y defenderé siempre mis principios con respeto y con argumentos. Con palabras y con hechos. Así que espero hechos:
Que los que me acusan de haber sido pagado por Sony Music, TVE o el management de Manel para puntuar mejor a uno y peor al resto, lo demuestren con papeles. Con imágenes. Con testigos. Con conversaciones. No es difícil conseguir esa información si existe. Adelante. Vais a hacer el ridículo.
Entiendo que no debe ser agradable como candidato, que uno de tus competidores suene habitualmente en la radio musical más escuchada del país. Que le hagan entrevistas (no como candidato a Eurovision, sino como artista que presenta una canción) con una gran difusión. Lo entiendo. Pero hay que aceptarlo. Si Manel suena en Los40, es porque nos gusta su música, no porque fuera a representar a España en un festival. De hecho, su canción empezó a sonar mucho antes de que conociéramos que iba a ser candidato.
Nos gusta la música de Manel, y él como artista. Nos gustan The XX por su música, y por eso ahora suenan en Los40. Nos gustó en su día “Heroes” de Mans Zelmerlow mucho antes del festival que ganó, y por eso sonó en Los40. Y si algo no nos gusta, no lo ponemos. Y si a vosotros no os gusta lo que escucháis, apagaréis la radio. Se llama libertad.
Entonces: ¿No creéis que tiene bastante sentido mi votación de ayer? ¿No creéis que se me invitó a esa gala para opinar? ¿No creéis que agredir por opinar, es algo lamentable? Pensé que eso lo habíamos dejado atrás, muchos años atrás y que ante todo, se respetaban las libertades. ¿Es el 33% del 50% el causante de un eurodrama? No busco el aplauso por estar allí y que todos adoréis mis intervenciones. Solo respeto. El mismo que demostré ayer, hacia las personas que no estaban de acuerdo con mis puntuaciones. Lo bueno, es que está todo grabado. Y a mí me gustan los argumentos sólidos y demostrables, no las acusaciones de pataleta inventando teorías de la conspiración.
Nadie criticó ayer a ningún artista por haber tenido más exposición previa en otros talent shows de televisión. O por llevar más años en el foco del espectáculo. ¿Ventaja? Ninguna. Es parte del juego y parte de una carrera. Pasó con Barei. Con muchos menos años de exposición que Xuso Jones, y ganó. Puede suceder y es parte del proceso. No hay un medidor de justicia y todos somos parte de la decisión. Hablamos de canciones. Eso gusta o no gusta.
¿Y si el público hubiera votado en masa a LeKlein, y no a Mirela? ¿Fin del drama? Matemáticas, reglas y resultado. Pero hubo un empate. Y en ese momento, el juicio de algunos pretendía que Virginia y un servidor, cambiáramos de parecer, radicalmente. Porque tanto ella como yo, le dimos 5 puntos a Mirela por el estilo de su canción, y ambos, 12 puntos a Manel por lo mismo. Javier puntuó a Manel con 10 por cierto. Si hubiéramos hecho una media entre los tres, seguía siendo Manel el ganador.
Si a algunos os parecía mal que el jurado pudiera desempatar, haber luchado antes de la gala por cambiarlo. Denunciadlo. Haced huelga dos días antes. Movilizaos en redes. No llaméis por teléfono en las votaciones como muestra de desacuerdo total con la organización. Estoy con vosotros. Eso lo apoyaré siempre. Eso sí, antes. No solo después. Tal vez este lío sirva para que las cosas cambien. Siempre hay que sacar algo positivo de lo que creemos que es lo peor.
Mis respetos a todos los eurofans. No todos han demostrado violencia y mala educación. Lo de siempre, el ruido de algunos mancha a los otros. Y al fandom entero: no pretendo ser un experto en el Festival, y jamás me las di de eso. Si ayer alguien se sintió ofendido con alguna de mis valoraciones, quiero que tenga muy claro que hablo siempre en nombre de mi criterio. Nunca hubo una intención más allá de construir. Nunca destruir. Entiendo la frustración de muchos, y más cuando hay gastos en llamadas de por medio. Creedme, os comprendo muy bien. Pero entendiendo la frustración y la decepción, no puedo compartir la violencia y el ataque. Como dije ayer, sigo pensando que Eurovision derriba muros: acaba con inútiles que han juzgado a personas solo por su condición sexual, su nacionalidad, su color de piel… El mensaje de Eurovision nos hace mejores. Y lo hace con canciones.
Todos los artistas que ayer actuaron en la gala, (como cualquier ser humano) merecen respeto. Todos. Y todos sus familiares, managers, compositores, productores, etc. Todos. Si mis 5 puntos a Mirela, mis 6 puntos a Maika o mis 7 puntos a LeKlein os parecieron una falta de respeto, borradlo de vuestras mentes. Se llama opinión, criterio personal y visión subjetiva. Por supuesto ello conlleva el desacuerdo de los menos favorecidos. Y repito, estaban expuestos a ello, porque es un concurso. Juegas para ganar o perder. Aquí nadie fue a hacer daño a ningún equipo o artista, aquí ayer se buscaba un ganador. Y escogerlo no significaba que los cinco restantes eran atacados. Simplemente, habían perdido.
A los artistas de anoche: espero que durante vuestras carreras no os intoxiquen con mediocridad y falsa admiración en vuestros círculos. Algunos “profesionales” os van a querer exprimir, por algo de dinero y luego os lanzarán al vacío cuando ya no les seáis útiles. Lo he visto tantas veces… Es bueno tener cerca a personas que nos pongan en nuestro sitio para seguir aprendiendo a crecer. Tener a críticos constructivos cerca nos hace mejores. Los que buscan soluciones, no los que solo ven problemas. Los que os dirán que no siempre se gana, y que no siempre sois los mejores. Que no os lo merecéis todo, que hay que saber perder, por muy injusto que lo veamos en ese momento. Que hasta algo malo, puede tener algo bueno. Amor y odio. Construir y destruir. Ying y Yang.
Los que me conocen, sabían que la canción de Mirela era antagónica a lo que yo consideraba que debía ser una canción con buenas posibilidades en Eurovision. Por distintos motivos. Subjetivo. Repito: mi opinión. Respetable. Y ayer, era día para pensar en Eurovision. No en una carrera que espero todos tengan llena de éxitos, y que sus esfuerzos y los de sus equipos den grandes resultados. A mí, con respeto y valores, siempre me tendrán como aliado. Como muchos artistas a los que nada les dieron, y me enamoraron con su talento. Dejándome la piel por apoyar sus sueños. Por cierto, nunca he cobrado por abanderar a un artista. Ni un euro. Jamás. Todos, los que ahora son grandes, y podéis conocer, otros menos, todos saben que siempre salió de mi admiración por su música y de mi corazón. Universal, Sony o Warner. O compañías más modestas. Todas pueden relatar preciosas historias de descubrimiento musical conjunto, y todas pueden enseñar sus cuentas, de las que jamás salió un euro hacia mí. Acusación fallida.
La coherencia está por encima del grito. No soy nadie para cambiar las normas de un concurso al que me han invitado como jurado. No es mi creación, por lo tanto debo limitarme a hacer mi trabajo y cumplir con lo que se me pidió. Y así lo hice. Diría muy poco de mí como profesional, que habiéndole otorgado 12 puntos a Manel, no siguiera defendiendo que él era la opción más adecuada en caso de empate, minutos después. ¿Dónde quedaría mi credibilidad? Eso sí sería ser un vendido. Eso sí sería ser manipulado por los gritos y el fanatismo. Fui coherente.
Buena radio. Buena televisión. Buena música. Siempre me tendréis para intentar hacerlo más grande.
Se me valora por una trayectoria. Que algunos conoceréis. Otros presumís de ello, sin tener ni idea de lo que se ha trabajado y aportado. Y así seguirá siendo. De hecho, cada día con más hambre. Reinventándonos. Motivándonos hasta en los terrenos más difíciles. Con más ímpetu para dejar una gran huella que motive e inspire a los que puedan venir detrás. Como hicieron antes, otros tantos de los que aprendí. Creedme, esto ha sido un potenciador fantástico. No me muevo bien en el conformismo y en la zona de confort. Lo fácil me hace blando. Llegar hasta aquí, no es gratuito. En este mundo no te regalan nada. Hay mucha pasión, esfuerzo, ilusión, años de sacrificios, apuestas arriesgadas y formación en ese camino.
Y os gustará más o menos mi forma de trabajar, pero siempre tendréis en ella mi sello y personalidad. Honesto. Sin máscaras ni intereses. Seguramente por eso, no gustaré a algunos. Y prefiero ser odiado y respetado por distintos perfiles, a bailar entre dos mares sin opinión propia intentando contentar a todo el mundo. Eso no es de verdad. Eso muere. Eso no lleva mi nombre. Y mis padres me enseñaron que, cuando alguien recordase mi nombre, lo hiciera porque podía confiar en una buena persona, firme y clara.
Ayer pude ponerme la máscara, e ir en contra de mi criterio, por contentar a una masa enfurecida. Jamás lo haré. Mis principios están muy por encima del ruido de las opiniones. Y cualquier gran amigo, gran artista, o gran directivo de radio o televisión eso lo valorará siempre de forma positiva. Así ha sido. Y así seguirá siendo. Siempre que haya valores, visión e inteligencia de por medio.
No espero que, los que seguís amenazándome en Twitter, insultándome y aplaudiendo la agresión, al leer estas palabras cambiéis de punto de vista. Lo que espero es que todas las personas que durante las últimas horas me han demostrado su apoyo, empatía e indignación con este despropósito, sepan que estoy agradecido. A mi casa, Prisa, y sus directivos. Artistas, compañeros de profesión, profesionales de los medios, anónimos, oyentes, amigos, familia. Todos y cada uno de vosotros habéis demostrado que en los momentos más intensos, se conoce a las mejores y a las peores personas. Que lo mejor y lo peor de un ser humano sale a la luz en estas situaciones. Os prometo que no voy a cambiar un ápice de mi esencia. Que por esa valoración personal y profesional de largo recorrido, merece la pena seguir trabajando duro. Os lo debo. Y que todo esto solo ha provocado dos cosas en mí:
1. Que voy a desvincularme por completo del terreno Eurovision.
2. Que tengo más ganas que nunca, de seguir haciendo algo bueno por este mundo. De lo que muchos os podáis sentir orgullosos.
No soy alguien que se hunda ante una crítica. Me gusta recibirla. La acepto siempre con la intención de poder sacar algo positivo. Y así será. Muchos nos demuestran a diario en qué no debemos convertirnos. Y eso es maravilloso. Así que, de corazón, gracias a todos. A los mejores y a los peores. Porque el caos guarda muchas cosas buenas. Porque más allá del bien y del mal, estoy convencido que lo de ayer, valió la pena.