Lady Gaga, hasta ahora la reina de la excentricidad, está en plena transición. En los últimos meses, no solo su música ha tomado nuevos rumbos de la mano del disco Joanne, que se aleja del tono dance de sus anteriores producciones para abrazar el rock y el folk americano. Además, el guardarropa de la artista ha variado considerablemente hacia territorios más crudos y auténticos. Y, por qué no, convencionales. Es decir, normcore. En este proceso, ¿qué se ha dejado por el camino? Pues, por ejemplo, su fidelidad al calzado de plataformas kilométricas, que ahora ha reducido su altura; los trajes de filetes, las peinetas y las gafas adornadas con cigarros humeantes. Y los trajes saco más extravagantes de su armario que la cubrían por completo, haciendo difícil su identificación. También el plexiglás y los materiales sintéticos han moderado su presencia, mientras las telas se han recortado para mostrar más piel. Eso sí, sigue prevaleciendo el espíritu irreverente y la alergia por la discreción. Mira en la fotogalería de arriba cómo su estilo ha evolucionado en los últimos años.
