Alguien nos había contado que el Festival de Coachella era un evento en el que la moda más puntera se asomaba ante los ubicuos fotógrafos de street style y, bueno, ¡NO! La cita del desierto californiano se ha vuelto tan autoconsciente (y tan elitista, por otro lado) que mucha de la espontaneidad que veíamos hace años se ha convertido en lo que podríamos encontrar en cualquier otro festival mundial. Los mismos \'looks\' mil veces repetidos y los mismos disfraces que ya huelen a apolillado. Menos mal que ya han pasado por allí algunas de las doce estrellas que nunca se lo pierden y, menos mal, que Rihanna se ha atrevido con todo.