Especial
Una Rosalía incombustible quema rueda en el Primavera Sound de Madrid
La artista arrasa en la primera edición del festival con una adaptación de su Motomami World Tour
La segunda y última cita del Primavera Sound en Madrid tenía varios nombres pertenecientes a la órbita de LOS40. Calvin Harris, Villano Antillano, Bad Gyal y Tokischa fueron algunos de los artistas que tomaron los diferentes escenarios del festival para servir show en otra cita ineludible para cualquier persona que disfrute de varias horas de sol, cervecita/refresco/agua y música. En mi caso, tenía muchas ganas de varios de esos nombres del cartel. Sin embargo, lo confieso, no podía parar de mirar la hora en el móvil para ver cuánto quedaba para las 02:05. Me moría de ganas de escuchar el rugir del motor de la Motomami. La española más internacional. La incombustible Rosalía.
Empezó puntual e hizo su aparición estelar al grito de “Saoko, papi” y con el inconfundible casco que ha llevado puesto durante todo el Motomami World Tour. No sé cuántas personas estábamos allí, la verdad, pero éramos muchísimas y todas y cada una de ellas hicimos aquello de abrir la boca, sockear y unirnos a la histeria colectiva. Lo dijo Rosalía nada más empezar, “Madrid es una ciudad Motomami”, y vaya si lo fue.
Pude ver a Rosalía el año pasado en el WiZink Center. Presentaba precisamente este mismo espectáculo. Por eso, ahora que se encuentra en la recta final — quedan muy pocos conciertos dentro del tour — me apetecía cerrar este viaje volviéndola a ver con el que seguramente sea el álbum más importante de su carrera. El show no difiere mucho del de hace un año. Mismo concepto, aunque una versión ajustada al tiempo que puede llegar a tener un cabeza de cartel dentro del marco de un festival. Recortó algunas canciones y quitó del setlist otras más antiguas para poder meter los hits post Motomami.
Eché de menos Pienso en tu mirá, Aute cuture — sigue siendo una de mis favoritas — y Sakura, por ejemplo. Pero no me importo en absoluto. Otra de las razones por las que quería volver a ver a Rosalía era por ser también otro de los afortunados que escucha en directo los nuevos hits de su discografía. No podía dejar pasar la era Motomami sin ser testigo de LLYLM, el tándem Beso - Vampiros y esa versión de Héroe de Enrique Iglesias que no voy a superar hasta pasados unos días. Era una necesidad casi física y también un presentimiento. Entre unas cosas y otras no pude evitar pensar que lo de ayer en el Primavera Sound con Rosalía fue una especie de despedida. No para siempre. Volverá, pero creo que se tomará su merecido descanso antes de hacer otro comeback rompedor.
“Llevo casi un año y medio fuera de mi casa y mentiría si no dijera que siento el peso de no estar con los míos. He estado pensando esta semana en una cosa que decía mucho mi abuelo. Me decía: ‘Qué triste es la vida del artista’. No entendía por qué lo decía, pero con el paso del tiempo me he dado cuenta de que era una especie de señal o una advertencia. Qué curioso que lo dijera”, dijo la Rosi. “No creo que sea triste esta vida, pero todos los que la estamos viviendo echamos de menos a la gente que queremos. Los echo de menos, por eso hoy estoy contenta de estar aquí, Madrid. Gracias por tanto cariño”.
Después siguió con lo suyo: ser absolutamente poderosa en el escenario, mirarnos a los ojos a todos a través de las pantallas y quemar la rueda de Motomami al máximo. Porque eso es lo que hacen las grandes artistas como Rosalía cuando van cerrando etapas: entregan los restos para que el imaginario colectivo recuerde que forman parte de la historia. Porque una Motomami va a ser Motomami siempre y aquí estaremos los incondicionales y los que vayan descubriéndola – si eso todavía es posible – esperando a Rosalía en el Primavera Sound o en el siguiente destino que marque en esta carretera que ha tomado con destino a lo más alto de la industria global.
Adriano Moreno
Periodista de LOS40 y autor de ‘Si me dijeras que sí’ y ‘La noche que perdí a la Chica del Pop’. Odio...