La temporada 'secreta' que Michael Jackson pasó en la mansión de Barry Gibb: “Le pedí que se marchara”
De sus días en Miami, nació un dueto poco recordado: la canción protesta contra la guerra de Irak, 'All in my name'
En 2002, Michael Jackson se instaló, en secreto, en la mansión que su amigo Barry Gibb tenía en Miami. Huía del acoso mediático. Allí pasó una larga temporada, feliz y animado, nadando o haciendo esquí acuático con los hijos de Sir Barry. A veces, los dos músicos se sentaban en el salón, se emborrachaban y el ‘Rey del Pop’, a quien le gustaba el vino tinto, no lograba subir a su cuarto y dormía en el suelo. Pero, en algún momento, Barry le dijo a su amigo que se fuera: "Educadamente, le pedí que se marchara de mi casa".
El mayor de los hermanos Gibb y el Rey del Pop se conocían desde hacía décadas. Habían vivido muchos acontecimientos importantes juntos. Eran tan buenos amigos que Barry, no solo había puesto el nombre de Michael a uno de sus hijos, también le había pedido a Jackson que fuera su padrino. Michael Gibb nació en 1984 y era el cuarto los cinco hijos que el artista británico tiene junto a su mujer, Linda Gray. En más de una ocasión, Barry lo ha corroborado: “Tenía una relación magnífica con Mike. Pasamos algunos momentos increíbles”.
En 1975, el único miembro de los Bee Gees que sobrevive, se instaló con su familia en una gran mansión de Miami. Con frecuencia, recibía la visita de Michael, a quien no le importaba cruzar Estados Unidos de punta a punta - 5 horas de avión – y viajar desde Los Ángeles al sur de Florida para ver a su amigo. Solía reservar un hotel en la ciudad, pero prefería instalarse en el hogar de la familia Gibb… allí jamás le vieron infeliz.
En 2002, cuando Michael Jackson estaba en la cúspide de su fama y se enfrentaba al cada vez mayor escrutinio de los medios, se escapó en secreto de su ‘País de Nunca Jamás’ y puso rumbo a Miami. Efectivamente, reservó una habitación en un hotel, pero se instaló en uno de los nueve dormitorios de la espléndida y espaciosa propiedad que Barry tenía frente al mar. Allí, Michael se sentía como en su propio hogar.
El co-autor de Stayin' alive cuenta que su casa de Miami fue la tabla de salvación de Jackson y que él preservó su privacidad. "Vino a Miami y se quedó en nuestra casa. Fue justo antes de su juicio por abuso infantil. Nunca hablamos del caso”, revelaba el músico en The Mirror. Y añadía: "Creo que Michael estaba intentando escapar del entorno jurídico en el que estaba atrapado, visitaba a gente en la que confiaba, porque en aquel momento no sabía quiénes eran sus amigos”.
“Todo el mundo pensaba que estaba en el hotel, pero estaba en mi casa… y eso nos divertía mucho”, declaraba Gibb en The Roxborogh Report. “Se sentaba en la cocina y veía en la televisión cómo los fans le esperaban a las afueras de su hotel y se reía '¡Hee hee!'. Vivió en la parte de arriba durante una temporada. Era uno más de la familia. “El Michael que yo veía entonces era feliz y animado… nunca percibí un lado oscuro en él. Nunca vi que fuera desgraciado. Nadaba con los niños, hacía esquí acuático… era una situación muy muy natural. Pasamos un tiempo magnífico”.
“Una vez, nos sentamos en mi salón durante días, simplemente para divertirnos, no escribimos canciones”, recordaba Barry en The Guardian. En otra ocasión, como recordaba en The Mirror, “Nos sentamos y escribimos y nos emborrachamos. A Michael le gustaba el vino tino… algunas noches no lograba subir a su cuarto y dormía en el suelo”.
“Convivimos semanas juntos, llegué a conocerle muy bien, él estaba muy solo y aislado. Se sentaba en mi salón vestido como si fuera a salir al escenario”, desveló Gibb en Mojo. “Básicamente, eso era lo que se había apoderado de su vida por completo. No sabía cómo ser una persona normal. Deseaba estar en otra parte, o ser otra persona".
A pesar de su amistad, de su estrecha relación o de su camaradería… Barry le pidió a Michael que se fuera de su casa. Lo explicaba en The Guardian: “Pero entonces, empezó a quedarse en la casa todo el tiempo y yo me tenía que levantar pronto por la mañana; Yo era 12 años mayor que él, tenía que llevar a mis hijos al colegio. En algún momento, le dije: ‘Michael, a donde sea que vayas, tienes que irte. Educadamente le pedí que se marchara de mi casa porque ya no podía hacer más de lo que había hecho”.
Durante esos días de convivencia en Miami en 2002, Barry y Michael escribieron una canción protesta contra la guerra de Irak. "Surgió 'All in my name', pero nunca nos la tomamos muy en serio”. No obstante, Barry publicó ese dueto olvidado en 2011, en el segundo aniversario del fallecimiento del Rey del Pop y colgó en YouTube un clip con imágenes inéditas de ambos grabando la canción en Middle Ear Studio (Miami) en 2002. Gibb asegura que hay más de dos horas de material, grabado por su hijo Ashley, con una cámara de vídeo Hi8. “Esta experiencia la atesoraré para siempre”, asegura.
Barry Gibb acompañó el vídeo con este mensaje: "Michael Jackson y yo éramos más que entrañables amigos, simplemente, eso era así. Nos atraía el mismo tipo de música, nos encantó colaborar y él era la persona más fácil con la que poder escribir. All in your name es en realidad el mensaje que Michael quería que enviara a todos sus fans del mundo, que hizo para todos ellos y por su auténtico amor a la música”.
Alicia Sánchez
Periodista en busca de historias chulas del pop