Estas son las ciudades que más (y que menos) promueven la movilidad compartida y sostenible

La campaña Clean Cities elabora una clasificación de las ciudades europeas en materia de transporte compartido y cero emisiones. 

Estación de BiciMAD en Madrid. / Borja Stark

La movilidad es clave para atajar dos problemas de primer orden como la contaminación ambiental y el cambio climático. Cada día, millones de personas se desplazan en las grandes ciudades. Del trabajo a casa, para realizar compras, por cuestiones de ocio o por cualquier otro motivo. Estamos en constante movimiento, y eso tiene consecuencias. Se calcula que cada año fallecen 300.000 europeos por causas relacionadas con la contaminación del aire.

La campaña Clean Cities ha elaborado un informe, titulado 'Thank you for sharing', en el que radiografía al detalle cómo es la movilidad en las principales ciudades europeas. Y lo ha hecho poniendo el foco en la sostenibilidad que llevan aparejados los vehículos compartidos. Concretamente, las bicicletas, los VMP, como los patinetes, los coches compartidos eléctricos y los autobuses de cero emisiones. Además, el informe analiza la infraestructura de recarga en cada una de estas ciudades.

Xavier Lorenzo

Cinco de las principales ciudades españolas aparecen en el ranking: Madrid, Barcelona, Valencia, Bilbao y Granada. Y su ubicación en el mismo no es precisamente para estar orgullosos. La capital figura en el mejor puesto de los cuatro, el número 22. Tras ella, Barcelona se queda con el 32, mientras que Bilbao se sitúa en el 35 y Valencia en el 37. Granada se ubica muy abajo en la tabla, en el puesto 40.

En el otro extremo de la balanza, las ciudades que más y mejor están haciendo los deberes en esta materia. La clasificación la lidera Copenhague, seguida de Oslo y París. En el cuarto y quinto puesto están Amsterdam y Hamburgo. El top ten lo completan Helsinki, Milán, Lyon, Liubliana y Lisboa.

Poco a poco

En líneas generales, el informe destaca que las ciudades españolas están progresando en la habilitación de servicios de micromovilidad compartidos, pero muy lentamente. Tal y como recuerdan desde Ecologistas en Acción, organización que forma parte de Clean Cities, Madrid tiene más de 4.000 bicicletas eléctricas compartidas en sus calles, frente a las más de 18.000 de París. Madrid tiene 3,1 bicicletas o VMP compartidos por cada 1.000 habitantes, mientras que Granada sólo tiene 2,2. En ese sentido, Barcelona lo está haciendo algo mejor con 5,7 por cada 1.000 habitantes.

Del mismo modo, el informe apunta que las ciudades españolas se están quedando atrás en la puesta en marcha de servicios de automóviles eléctricos compartidos: Valencia tiene menos de 0,01 coches eléctricos compartidos por cada 1.000 habitantes, al igual que Barcelona. No hay ninguno en Bilbao o Granada, mientras que la ciudad que encabeza la tabla, Copenhague, tiene 1,76 coches eléctricos compartidos por cada 1.000 habitantes. Madrid lo hace mejor en esta puntuación, con 0,59 coches eléctricos compartidos por cada 1.000 habitantes.

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En lo que respecta a la electrificación de las flotas de autobuses, Granada tiene menos del 3%. Esa cifra es del 8,59% en Madrid, que ha progresado más lentamente en parte porque invirtió en una tecnología híbrida de Gas Natural comprimido. En comparación, en Oslo (Noruega), más del 66% de la flota de la ciudad está electrificada.

Carmen Duce, coordinadora de Movilidad y Transporte de Ecologistas en Acción, ha señalado: “Además del largo camino que queda por recorrer para favorecer la movilidad compartida en las ciudades, resulta muy preocupante la actual situación en la que algunos responsables municipales están proponiendo una reducción de carriles bici y carriles exclusivos para el autobús. Las olas de calor extremo y los picos de contaminación, como el vivido la semana pasada en Madrid, exigen que se priorice la movilidad menos contaminante frente al uso del coche privado”.

Cristian Quílez, Project Manager del área de Políticas Públicas y Gobernanza Climática de ECODES, ha recordado: “La movilidad sostenible no solo nos permite mitigar el cambio climático, sino que también nos ofrece la posibilidad de reordenar el espacio urbano, promover cambios de hábitos y de mejorar la calidad del aire. Algo que impacta directamente en la salud de las personas”.