U2: el caso de Lola, la estilista “excéntrica” que quiso facturar con el sombrero ‘cowboy’ de Bono
En la vista de apelación, Bono dijo de Lola: “Tenía un comportamiento excéntrico. Se ponía mi ropa todo el tiempo”
Lola Cashman era la estilista que Bono incorporó a su equipo en la gira de ‘The Joshua Tree’. Necesitaban un cambio de imagen. Y la asesora, además de renovar el ‘look’ de la banda, se fue guardando en la maleta prendas, accesorios o ‘souvenirs’ de la banda que la había contratado. Quince años después, quiso subastar esos objetos, que para ella eran “regalos”, y publicó una biografía, no autorizada, con sus vivencias durante el tour. Después de una larga batalla judicial, Bono recuperó, entre otras cosas, su icónico sombrero.
1987 fue un año intenso y excitante en la carrera de U2. La banda se embarcó en una larga gira para presentar su quinto álbum, The Joshua Tree, en grandes estadios de Norteamérica y Europa. Durante nueve meses, viajaron con una ‘troupe’ de 150 personas. Una de ellas era Lola Cashman. Estilista. Se trataba de una apuesta personal de Bono para renovar su ‘look’ y el de sus compañeros, después de despedir a la anterior. La ‘imagen’ no era un punto fuerte de la banda y necesitaban asesoramiento. No sabían entonces los quebraderos de cabeza que les iba a ocasionar Lola.
Ms. Cashman, que al parecer no despertaba muchas simpatías en el equipo, aprovechó muy bien sus meses de convivencia con Bono (Paul Hewson), Adam Clayton, David Evans y Laurence (Larry) Mullen. En 1988, tras finalizar la gira, también concluyó su contrato. Había firmado un acuerdo de confidencialidad de cinco años. Y lo respetó.
Pero pasados 15 años, Lola – que también se encargó de la imagen y el vestuario de Pet Shop Boys o de George Michael – atravesó un bache económico. Recordó entonces que había guardado alguna cosilla de su etapa con U2 (ropa, accesorios y fruslerías varias) con las que podría hacer caja. En 2002, la casa Christies’ de Londres anunció la subasta de los objetos de ‘memorabilia’ de los irlandeses: el famoso sombrero Stetson de Bono, sus pantalones negros, una sudadera verde, pendientes de aro plateados, dos tazas, decoración navideña, fotografías Polaroid o una fotocopia de una lista escrita a mano de canciones de U2. También unas botas negras Converse que Cashman decía que eran de Larry Mullen… aunque él afirmaba que nunca se las había puesto. El valor de estos objetos podría superar los 5000 €.
U2 paró la subasta. Bono alegó que la estilista se había llevado sin permiso todo lo que pretendía vender. Y el juez le dio la razón. Pero Lola, que necesitaba facturar, decidió publicar el libro que había empezado a escribir en 1998 sobre su experiencia con U2. En Septiembre de 2003, salió a la venta una biografía no autorizada del cuarteto de Dublín titulada ’Inside the Zoo with U2: My Life with the World's Biggest Rock Band’. Además de detalles triviales de su vida durante la gira, Bono no salía muy bien parado ya que hacía algunas referencias a la infelicidad que le ocasionaban su estatura y su peso. El cantante enfureció, así como el resto de la banda.
Fue la gota que colmó el vaso. U2 llevó a Lola a los tribunales y arrancó una larga batalla judicial. La banda reclamaba la devolución de todos objetos y prendas que eran de su propiedad y que la estilista había ido recolectando en 1987. Ms. Cashman alegaba que Bono le había dado su sombrero de cowboy la última noche de la gira. Añadió que se lo había “plantado” en la cabeza mientras bailaba en ropa interior, en el backstage, tras el concierto en Arizona.Por su parte, Bono declaró en el juicio que ese sombrero era un objeto icónico, y regalarlo hubiera sido equiparable a que The Edge se hubiera desprendido de una de sus guitarras. Por cierto, la idea de ponérselo había sido idea suya.
El 4 de Julio de 2005, el magistrado Matthew Deery dictaminó su veredicto “Estoy haciendo una orden dirigida a la acusada para que devuelva todos estos objetos en un periodo de siete días a partir de hoy”. También ordenó que entregara fotografías personales de la banda, incluidas dos de Bono en calzoncillos en la parte de atrás del autobús de la gira.
En la primera entrevista que concedió a ‘Independent’ tras perder el juicio, Cashman declaró: “Nunca intenté ganar dinero a costa de U2”. Se mostró dispuesta a luchar por salvaguardar su reputación y defenderse de las acusaciones que la tildaban de ladrona y mentirosa. “En lo más profundo de mi corazón siempre he sabido que me regalaron esos objetos. Desconozco por qué ellos han dicho otra cosa”. Lola apeló al Tribunal Supremo de Dublín demandando que le devolvieran lo que le pertenecía.
En la vista de apelación, en octubre de 2006, la estrella del rock declaró: "Hemos querido evitar esta extraña situación durante muchos años. A ella le gusta esto. A nosotros no”. Y añadió: "Ella no era normal. Tenía un comportamiento excéntrico. Se ponía mi ropa todo el tiempo, y la de los otros miembros de la banda. Tuvimos que marcar grandes distancias con ella para mantenerla en el equipo, porque era muy buena en su trabajo. Me siento como un tonto después de las cosas que hizo”. Una vez más, la justicia le dio la razón a U2.
Tras el nuevo varapalo, Lola entró en bancarrota. En un intento de ir liquidando las facturas astronómicas del proceso judicial, en Diciembre de 2006, subastó en eBay documentos de la batalla legal con U2. Finalmente, se estimó que era la propietaria legítima, por ejemplo, de las botas Converse firmadas por Larry Mullen. También de una biblia firmada - “A Lola, con verdadero amor, Larry” - y una foto con el autógrafo de Bono. En Enero de 2007, Lola volvió a la carga y publicó su segundo libro sobre su vida con el cuarteto irlandés: Touching the Magic: My Life With U2.
Alicia Sánchez
Periodista en busca de historias chulas del pop