La primera edición de Falso amor ha llegado a su fin con una última gala que vivió una pedida de mano, rupturas y hasta una sorpresa con el premio.

Todo ello tras 8 entregas en las que los protagonistas no han dejado de llorar, vivir ataques de rabia y suplicar desde la primera. En esos primeros días, el programa grabó sus actitudes, para después mostrárselas a sus parejas en la sala blanca.

Allí todos vieron imágenes de sus respectivos novios y novias que les hicieron desgarrarse. Una vez asombrados por las rápidas infidelidades, Raquel Sánchez Silva soltó la bomba: "Sin saberlo os acabáis de enfrentar a la más alta tecnología, la deepfake. Un avanzado software capaz de hacer réplicas exactas de vosotros y ellos. Esta noche los habéis visto pero ¿eran realmente ellos? Las imágenes que habéis visto hoy pueden ser reales o no".

Tras dicha información, los concursantes empezaban a dudar de sus creencias. De todo. Hasta la gala final en la que se destapó la realidad.

Pero... ¿cómo funciona esa tecnología?

Lo explicaba al arranqe la propia presentadora: "Un avanzado y sofisticado software recogerá sus movimientos, sus rasgos, sus gestos y hará réplicas exactas de sus protagonistas". Y cuando una situación no acababa como el programa quería, la reproducían por ordenador con un doble, y añadían la cara del real.

Algo que también han utilizado otros programas como El Intermedio para inventar entrevistas entre políticos que nunca estuvieron ahí ni dijeron lo que soltaban en dicho espacio.

Solo que en este de laSexta era todo comedia, lo que vivieron las parejas de Netflix fue uno de los mayores dramas de sus vidas.