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Cuanta más contaminación, más resistencia a los antibióticos
Un estudio señala la relación entre dos fenómenos que, hasta ahora, no parecían conectados entre sí.
Las conocidas como superbacterias, organismos resistentes a la mayoría de los antibióticos y medicamentos, suponen uno de los retos más complejos a los que se enfrente la humanidad de cara al futuro más inmediato. No en vano, hay quien las ha llamado “la pandemia silenciosa”, dado que aunque no ocupan grandes titulares en los medios de comunicación, son responsables de millones de muertes cada año, hasta el punto de que la Organización Mundial de la Salud (OMS) las considera “una de las mayores amenazas para la salud mundial”.
Hasta ahora, se pensaba que la proliferación de estas superbacterias tenía que ver con el mal uso y el abuso que hacemos de los antibióticos. Y aunque esa realidad existe, nuevas investigaciones científicas arrojan conclusiones que van en otra dirección.
Según un estudio publicado este lunes en The Lancet Planetary Health, existe una correlación entre la resistencia a los antibióticos y la contaminación ambiental, que mata cada año a unas 238.000 personas de forma prematura sólo en la Unión Europea. La conclusión de los investigadores es contundente: a más contaminación del aire, más resistencia a los antibióticos.
Reducir los niveles de contaminación del aire podría ayudar a controlar también la resistencia a los antibióticos
Tal y como explican los responsables del estudio, reducir los niveles de contaminación del aire podría ayudar a controlar también la resistencia a los antibióticos. De hecho, y según sus estimaciones, si se cumplen las pautas de calidad del aire de la OMS, de cara al año 2050 se podrían reducir un 17% estas resistencias.
Las partículas PM2,5, las más dañinas
No todos los tipos de contaminación ambiental son iguales. En lo que se refiere a su relación con la resistencia a las bacterias, la clave hay que buscarla en las llamadas PM2,5, partículas muy pequeñas que poseen un tamaño inferior a 2,5 micras que se acumulan en el sistema respiratorio alterando gravemente la función pulmonar. “El estudio ha demostrado que estas partículas contienen diversas bacterias resistentes y genes de resistencia a los antibióticos, que se transfieren entre ambientes y los humanos los inhalan directamente causando lesiones en las vías respiratorias e infecciones”, explican los responsables del informe.
El estudio, que se ha llevado a cabo utilizando datos recogidos en 116 países de todo el mundo, ha puesto el foco en bacterias como la Klebsiella pneumoniae y su resistencia a las carbapenemas, un tipo de antibiótico de amplio espectro muy común. Según los científicos, un aumento del 1% de PM2,5 está relacionado con un aumento del 1,49% de las resistencias a la citada bacteria.
“A nivel mundial, un aumento anual del 10% de la cantidad de partículas PM2,5 en el aire podría provocar un aumento del 1,1% en la resistencia agregada a los antibióticos, lo que se traduciría en 43.654 muertes prematuras anuales atribuibles a la resistencia a los antibióticos”, explican los investigadores en el artículo, que calculan que la resistencia a los antibióticos derivada de las partículas finas PM2,5 causó en torno a 480.000 muertes prematuras en todo el mundo en el año 2018.