Atrapado en un bidón de plástico: así fue el rescate de un oso en León
Personal de la Junta de Castilla y León capturó y liberó al animal, que se encontraba en la localidad de Anllares del Sil.
La imagen simboliza como pocas el problema que representan los residuos para el medio natural. La cabeza de un oso pardo quedó atrapada en un bidón de plástico, lo que llevó a las autoridades a actuar con un final feliz: tras capturar al animal, pudieron retirar el bidón para posteriormente liberarlo.
Todo empezó a las 08.45 horas del miércoles. En ese momento, un vecino de la localidad de Anllares del Sil, perteneciente al municipio de Páramo del Sil (León), se encontró con la peculiar escena. La vida del animal corría peligro, dado que no podía ver ni alimentarse. Al mismo tiempo, su comportamiento errático suponía un peligro.
Tras un primer aviso del vecino a la Fundación Oso Pardo, sus responsables se pusieron en contacto con personal especializado de la Junta de Castilla y León. Una hora después del encuentro, en el lugar ya se encontraba un grupo de agentes medioambientales, junto al equipo de las Patrullas Oso de la Fundación Patrimonio Natural de Castilla y León y varios veterinarios.
¿Cómo se actúa en estas ocasiones? De entrada, lo primero es efectuar un disparo con un dardo anestésico. En sólo 12 minutos, el enorme ejemplar –un macho de 98,5 kilos de peso– quedó completamente dormido, momento en que se procedió a retirar el bidón de la cabeza y evaluar su estado de salud. Afortunadamente, el animal no presentaba signos de deshidratación, por lo que se cree que no estuvo demasiado tiempo con la cabeza atrapada en el bidón.
Posteriormente, los especialistas procedieron a tomar una serie de muestras biológicas del animal y a colocarle un dispositivo de geolocalización. Concretamente, un collar con el que poder seguir todos sus movimientos, tal y como ya se hace con otros ejemplares de oso pardo adscritos al plan de captura y radiomarcaje en la Comunidad.
Pocos y difíciles de ver
El oso pardo es el animal terrestre más grande de toda la fauna ibérica. Se calcula que actualmente existen unos 400 ejemplares en la Cordillera Cantábrica y los Pirineos. Concretamente, se encuentran distribuidos en distintas zonas de Asturias, Cantabria, Galicia, Castilla y León, Navarra, Aragón y Cataluña, y eligen para vivir franjas situadas entre los 1.100 y los 1.400 metros. Su población fue reduciéndose hasta finales del siglo XX, pero a mediados de la década de 1990 comenzó un periodo de recuperación que se mantiene en la actualidad. En España, encontrarse cara a cara con un oso es complicado. Sin embargo, en algunas ocasiones se acercan a las aldeas cuando hay cerca panales, prados o bayas.
A lo largo de siglos, el oso fue perseguido de manera implacable. La caza del oso fue prohibida de forma temporal en 1952, y de forma definitiva en todas las Reservas Nacionales en 1967. Desde 1973 la especie está protegida y su caza está prohibida en todo el territorio español, aunque todavía se capturan como trofeos de manera furtiva. Entre sus principales amenazas, además de la caza, destaca la desaparición de las áreas forestales, los incendios o el turismo.