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Aurora Guerra: “Entiendo más que un cuadro valga una millonada a que lo valga un futbolista”
La guionista de ‘Escándalo, relato de una obsesión nos trae una historia de robos de guante blanco
Aurora Guerra es una de esas guionistas de audiovisual que ha salido de las sombras para reivindicar su profesión y el papel de las mujeres en este sector. Creadora de series como Escándalo, relato de una obsesión, El secreto de Puente viejo o Mía es la venganza, también se defiende en el sector literario.
Acaba de publicar La cárcel de aire, una novela que nos sumerge en el género de los ladrones de guante blanco, tipo Lupin, que tanto gustan por su elegancia y preparación.
Armando ficha a Carlota, una pobre chica que sobrevive como puede, para convertirla en su pareja de fechoría en sus robos de valiosas piezas de arte. Pero, detrás hay más historia que vamos descubriendo poco a poco hasta unir todos los lazos que nos demuestran que no ha sido todo fruto de la casualidad. Nada es lo que parece.
Según Carmen Mola, “resucitas la novela de ladrón de guante blanco”, ¿era tu pretensión?
No sé si resucitar… es verdad que últimamente en la novela negra sí es verdad que hay pocos robos de guante blanco, pero sí que me parece un tema muy divertido y muy atractivo.
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Por cierto, que últimamente hablo con muchos guionistas o directores que lanzan novela, ¿se contagia?
Un poco yo creo…jajaja… también está Santiago Díaz. Yo creo que nuestro oficio es contar historias, pero el soporte, en el audiovisual es mucho más caro, tenemos siempre que contar con un productor, una cadena o una plataforma y está todo como más constreñido. Y en las novelas sí que es verdad que puedes poner, de repente, 50.000 caballos blancos corriendo sobre el mar que no te va a venir nadie de producción diciéndote, ‘estás loca, eso no podemos hacerlo que es super caro’. Es un gusto porque viajas donde te da la gana, pones a los personajes donde te apetece, puedes rodar donde te da la gana… qué libertad.
En verano decías que con tanto calor daban ganas de escribir sobre asesinatos o amores tórridos… ¿lo tienes todo?
En esta novela sí que hay sexo y amor. Asesinar… yo es que asesino mucho en mis guiones. Hay mucha muerte siempre. además, los actores que ya han trabajado más conmigo me dicen, ‘¿y yo cuándo muero?’.
¿Tu novela la podrías haber escrito con IA?
No, esta la escribí antes de todo este boom de ahora que todo el mundo tiene acceso. Pero, sí que he cacharreado con cosas, poner cuatro conceptos y ver qué te sale. Yo creo que llegará, pero hoy por hoy, les falta sangre y alma a las cosas que escribe la IA. A lo mejor te sirve para escribir una sinopsis, pero lo que se dice crear, todavía tenemos unos años que podemos seguir viviendo de esto. Es una cosa que acojona un poco.
¿Con los ladrones de guante blanco somos más indulgentes?
Yo creo que sí porque caen mejor, sus delitos no tienen sangre… en el fondo es un delito igual, más si robas una obra de arte que yo creo que donde tiene que estar es en los museos para que las disfruten todo el mundo, pero sí es verdad que caen mejor. Siempre tienen como ese halo de elegancia, que luego a saber, a Lupin no le conocimos.
Si pensábamos que La casa de papel se había marcado el robo del siglo, llegas tú con uno que, ¿te ha costado mucho planear?
Sí, la verdad que sí. Robo del siglo es verdad que es porque se roba en un museo que no hay nada que me gustaría más que entrar y quedarme sola en un museo. No te digo llevármelo a mi casa, pero estar en el Thyssen y quedarte sola… el otro día estuve en París y estuve viendo mogollón de museos y decía, por favor, qué de gente somos. En las salas de Monet era como ‘por favor, silencio, intenten la meditación de los nenúfares’, y los niños gritando. Y piensas, me gustaría llevármelo debajo del brazo y estar un rato a solas con él.
Vamos, que esto de haberte metido en robos de obras de arte, es por afición tuya, ¿no?
Se me ocurrió, al principio, mirando un paisaje, dije, es que me dan ganas de meterme dentro y estar ahí con ese frescor. Y me llevó a la agorafobia y la gente que padezca esta enfermedad y no pueda salir, el tener una vía de escape en una ventana que sea una obra de arte, aunque sea un dibujo o una imagen en un monitor, tiene que ser una sensación de alivio.
¿Conoces a alguien que padezca esa enfermedad?
Conocí a alguien que la había padecido, pero de una manera menos heavy que Lula, una de las protagonistas del libro. Esta persona podía salir de su casa, pero no podía coger el coche, el metro, ningún transporte público y tenía muchas limitaciones en su vida, y es horrible.
¿Crees en el robo perfecto?
Yo creo que sí, a juzgar por todas las obras que hay por ahí escamoteadas… porque todas las obras de las que hablo en el libro son realmente robadas. No han aparecido. Así que, sí, existe.
Me haría mucha ilusión que la baronesa Thyssen leyera el libro y me dijera qué opina.
¿Qué pensará la baronesa Thyssen cuando lea tu novela y se dé cuenta de las lagunas de seguridad que tiene?
Es imposible robar un museo de estas características. Estuve hablando con policía, gente de museos y subastas y lo que decían es que los robos de arte, se hacen a lo bruto. Entra una tanqueta con cuatro tíos con metralletas que agarran el cuadro y se van. Robos tan meticulosos y silenciosos, son muy complicados. En cuanto a la baronesa, yo lo he hecho con todo el cariño de mundo, me parece un museo que es una maravilla y me haría mucha ilusión que leyera el libro y me dijera qué opina. Obviamente es ficción.
Tus personajes tienen todos unos orígenes de orfandad muy duros, ¿no te daba pena darles una vida tan complicada cuando los creaste?
Después de casi 11 años de Puente viejo y 7 de Acacias estoy blindadísima a los dramas ajenos. La penúltima serie que hice que es Escándalo, relato de una obsesión, hay un par de sucesos que ocurren que cuando los escribía sí que me daba muchísima pena, y ya en el rodaje era, ¿cómo le voy a hacer esto con lo majo que es? Pero estos no me han dado mucha pena.
El drama de la orfandad da siempre para mucho drama, pero tú no dejas muy bien a las casas de acogida.
Cuando creas ficción tienes que llevar al límite las situaciones, aparte que hablamos de otra época, que son los años 90, pero sí es verdad que estás hablando de casos extremos. Es como el padrastro que tiene esta mujer que es directamente un pederasta y un asqueroso, son evidentemente casos puntuales que son los que más llaman la atención. En Fuerza de paz también hablaba de militares que no hacían lo correcto, no todos los militares actúan así, pero cuando hay cuatro, llaman más la atención.
Niños que sufren abusos, ¿es posible que eso no marque el resto de tu vida?
Creo que completamente. Estuve hablando con psicólogos y gente que trabaja con críos que ya son adultos y han pasado esto y hay gente que lo llevará mejor, depende de la ayuda terapéutica que haya tenido, de lo fuertes que sean ellos o ellas, pero eso te marca toda la vida, sobre todo si es una persona de confianza como puede ser tu padre, un familiar, un amigo, un cura, te tiene que dejar un agujero, como cualquier maltrato.
Delinquir por supervivencia, ¿una justificación factible?
No es moral ni es legal, ni yo lo estoy justificando, pero es distinto un ladrón que roba para comer en una gran superficie que uno que roba para estafar. Para mí, si robas para comer, no haces daño a nadie y robas como Robin Hood, a quien no le haces tanto daño, a todos nos cae mejor.
Gente como Dhamer, ¿qué parte de culpa tuvo cómo fue su infancia o que la criatura ya nació fatal? Crea mucha inquietud.
Tu historia nos deja la idea de que se puede nacer malo y demostrarlo desde niño, como una de tus protagonistas.
Yo creo que en algunos casos sí. Ahora estoy escribiendo una peli de encargo que habla mucho de la maldad y del bien y el mal, que, si crees en Dios, tienes que crear en el demonio y creo que hay gente que nace con ciertos problemas. Hay estudios que, estudiando el cerebro y haciendo análisis, hay cosas que vienen casi de nacimiento. Gente como Dhamer, ¿qué parte de culpa tuvo cómo fue su infancia o que la criatura ya nació fatal? Crea mucha inquietud. La gente que no tiene prácticamente sentimientos y los que tiene son hacia sí mismo, da mucho miedito.
En este caso el late motiv de todo es la venganza, uno de los puntos clave de muchos dramas.
Las pasiones y los pulsos que todos tenemos, que son como universales, que te da igual ser australiano, que austríaco, que de Cádiz, la venganza es un motor muy potente. Igual que el amor, el odio, todas estas cosas funcionan en un tiro tanto en guion como en novela.
Con esta novela has llegado a recordarnos que hay muchos tipos de cárceles, ¿no?
Una de mis luchas es la cárcel del miedo, luchar contra tus miedos que te paralizan y no te dejan salir de tu zona de confort, para mí es como una lucha diaria. Vencer mis límites, que puede ser saltar a caballo, o puede ser cambiar de trabajo. Esta mujer está metida en su propia mente y el resto tenemos otro tipo de cárceles, a lo mejor no tan duras y no tan evidentes como el que está en una cárcel física, pero muy poderosas.
Leía la novela y no podía dejar de pensar en My Fair Lady y luego resulta que me encuentro la mención al profesor Higgins y Eliza Dolittle. ¿Una versión actual?
Si te metes en género, en thriller, y en uno de robo de guante blanco, es como que te pide la transformación de los personajes. Si tienes un arco de personaje que tienes que llevar de un extremo a otro, es muy atractivo y muy entretenido de leer, desde la Cenicienta hasta Pigmalión, incluso Betty la fea o Pretty Woman. Es muy atractivo esto de cambiar de aspecto. Como cuando vas a una boda. Nosotros en el fondo jugamos a eso.
Como decíamos, te metes en el mundo del mercado del arte ilegal, que es muy oscuro y da mucho juego.
Da muchísimo juego. Si hiciéramos una segunda parte de esta novela, que ojalá, sería muy interesante seguir avanzando ahí porque es verdad que es super oscuro. Ahí sí que tienes muchos problemas para documentarte porque todo tiene que ser básicamente gracias a los periodistas. Es complicado llegar ahí y si no tienes dinero, influencia o poder, hay muchos agujeros.
Yo no sé si tú tienes ese dinero, influencia o poder, pero, ¿alguna vez has sido espectadora de alguna de esas obras que se disfrutan en la clandestinidad?
No, y mira que lo he intentado, pero no he podido. No llegas. He llegado a algún sitio, típico amigo que tienes del cole y tiene mucha pasta y su padre tiene de su tatarabuelo un no sé cuántos y lo ves ahí como si fuera una cosa… que luego es un cuadrito o un boceto, pero no te dejan tan fácil.
Entiendo más que un cuadro valga una millonada a que lo valga un futbolista.
¿Entiendes el valor del arte?
Es una cosa muy de humanos, lo de querer tener n objeto precioso que no tiene otra persona. También les pasa a las personas con otras personas, que quieres tener una persona a tu lado que te revalorice, porque sea bella, tenga poder o sea famoso. Entiendo el valor del arte por lo que puede significar contemplar algo tan único, que ha costado tanto y ha salido de las manos y el talento de alguien. Y entiendo más que un cuadro valga una millonada a que lo valga un futbolista. Pero el mercado es el mercado.
Hablando de arte no podía faltar un viaje a Florencia, ¿no?
Claro. Florencia me gusta mucho e iba a ir con mis hijos y pensé que, ya que iba, me podía documentar mientras estaba de vacaciones. El síndrome de Stendhal sale de ahí.
¿Tienes obra de arte favorita?
Coubert, que es uno de los que roban, alguno de sus paisajes, me encantan. Soy un poco Lula, me gustan mucho los paisajes y las naturalezas vivas. Me gustan las escenas naturalistas de huertos, prados, animales… pero no sabría decirte una obra. Si me dan el Coubert de la novela, me encantaría. Está en el Thyssen.
Por cierto, que la única referencia musical que haces es a Mogwai, ¿gusto personal?
Me encanta la música y realmente lo puse porque me parece muy envolvente y yo me lo pongo mucho escribiendo. Tengo listas y suelo poner música muy brumosa y compositores como Johansson que hacen pelis. No me había dado cuenta hasta que me lo has dicho, que sale poca música.
Me llamaba la atención que la única referencia que hay no sea muy mainstream.
No, muy mainstream no soy, un poco por mis hijos me entero de que hay vida después de cierta música. Hay veces que me dicen gente que digo, qué dicen. Pero me encanta la música. Era super fan de LOS40. He crecido con LOS40, era lo que ponía todo el rato. Grababa canciones de LOS40, es que soy muy mayor.
¿A día de hoy qué música encontraríamos en tus playlist?
Muy variada. Hago mucho shazam y en cuanto que oigo algo cuando estoy en una tienda, lo shazaemo. Tengo listas con música muy actual, más trap y más de mis hijos. Y luego, mucha música clásica de ahora, mucho instrumental. También soy muy de los clásicos, los Rolling, Loquillo, toda esta etapa que vivimos. En los 80, la Movida me pilló pequeña, pero todo eso me ha marcado. Me gusta mucho la música y escucho mucho. De hecho, el novio de mi hija tiene un grupo y saqué una canción de ellos en Escándalo y son rollo trapero rapero, muy de chavales de ahora y me gustan.
La cárcel de aire, ¿la ves convertida en serie o película?
Se podía hacer una peli muy chula, peor yo haría una mini serie de cuatro o cinco capítulos porque hay situaciones que pasan más deprisa en el libro y en una serie te puedes explayar, podría meter algún robo más. Me encantaría, de hecho, voy a empezar a moverlo ya, ahora que ya está a la venta.
Cristina Zavala
Periodista enamorada de todo el entretenimiento. Enganchada a la tele, los libros, los últimos lanzamientos...