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Punk's not dead... yet: Blink-182 abduce a su público de Madrid y les hace revivir una noche de los 2000
Mark Hoppus, Tom Delonge y Travis Barker dieron un auténtico espectáculo de luces y sonido en la primera de sus dos paradas por España
Cruzar las puertas del Wizink Center de Madrid anoche suponía atravesar una dimensión hacia una realidad paralela; hacer un viaje en el tiempo. Concretamente, al pasado, a principios de los 2000. Volver a una época en la que el punk/pop reinaba en las listas de éxito de la mano de bandas como The Offspring, Sum-41 o, la que nos compete hoy aquí, Blink-182.
La banda californiana, formada por Mark Hoppus al bajo, Tom Delonge a la guitarra y Travis Barker a la batería, regresaba a España después de una década para hacer un repaso por toda su discografía antes de lanzar su nuevo álbum de estudio One More Time, el cual marca un punto de inflexión en el comeback musical del trío tras una época muy ligada a tragedias, enfermedades y otras desavenencias personales entre sí.
Echando una mirada rápida al público que, poco a poco, llenaba las butacas y los huecos de la pista, era fácil calcular que la edad media no bajaría de los 30 años. Se respiraba en el ambiente una sensación de euforia sobre lo que estaba a punto de acontecer. Para muchos —jóvenes y no tan jóvenes—, una noche que pasará a la historia, o bien por ser la primera vez que veían en directo al grupo de su infancia (o adolescencia), o bien porque no se imaginaban volver a verlos tan cerca.
The Story So Far fue el grupo encargado de abrir el show mientras más y más fans —con sus camisas a cuadros, sus camisetas vintage, sus looks de skater y sus cabellos teñidos de colores— se acercaban, tímidamente, al resto de gente que se entregó desde el primer segundo. La banda capitaneada por Parker Cannon ofreció un set de aproximadamente 45 minutos, con canciones como Things I Can't Change, The Glass, Roam, Nerve o High Regard, entre otras.
A las 21:30, tras media hora de puesta a punto para ver brillar a una de las bandas punk más influyentes de los años 90. Con rigurosa puntualidad, las luces del recinto se apagaron y, acto seguido, Also Sprach Zarathustra, Op. 30, de Richard Strauss, el tema que da comienzo al clásico de Stanley Kubrick 2001: Una odisea del espacio —y, más recienetmente, Barbie de Greta Gerwig— inauguraba el espectáculo a la vez que se dibujaba en las pantallas el mítico logo del grupo.
Con el primer tema, Anthem PT.2, los gritos llenaron la sala, los brazos se elevaron el aire y también la bebida salió despedida hacia arriba a modo de confeti en medio de una gran fiesta de la música dosmilera. Sucedieron Rock Show, Family Reunion, Man overboard y Feelin This, a la vez que elementos de pirotecnia y llamaradas expulsando se iluminaban en el aire.
La escenografía jugó un papel especialmente relevante a lo largo de las casi dos horas que duró el concierto. El juego de luces, compuesto de láseres de colores y un diseño de visuales de primerísima calidad, aportaron al show una riqueza impresionante y envolvente para introducirnos en cada una de sus etapas musicales, desde Enema of the State hasta California, pasando por su disco homónimo Blink-182 o Take Your Pants Off.
El debut de More Than You Know y una hazaña a ciegas
Entre el setlist, destacó el estreno en directo de More Than You Know, sencillo incluido en su próximo One More Time. Madrid fue la ciudad elegida para presentar esta canción ante el público. "Nos gusta Madrid. Gracias a Dios que ya no estamos en Portugal", bromeó Hoppus nada más empezar la velada.
Del mismo modo, la banda vaciló con que "eran la mejor banda que existía en la faz de la Tierra. Incluso, mejor que The Beatles. ¡Que los j*dan!", exclamaron. Pero también realizaron algo que ningún otro artista había hecho en directo: tocar una canción completamente a oscuras, tan solo alumbrados por los fogonazos de las llamaradas que salían por el fondo del escenario. No obstante, le añadieron un plus de dificultad, adaptándose al ritmo hiperrápido que Travis quería marcar. Así, Happy Holidays, You Bastard se convirtió en uno de los momentazos de la noche.
Y es que lo de Barker es puro espectáculo. No solo se atrevió a tocar la percusión tapado por una toalla que le colocó su compañero Mark a traición. Pudimos disfrutar de grandes solos de batería, con el propio músico suspendido sobre el cielo del Wizink Center, para admiración de la audiencia.
Tracks como Always, Down, I miss you, Adam's song, What's my age again, First date, All the small things y Dammit fueron imprescindibles en una noche inolvidable en la que padres, hijos, amigos y parejas corearon cada sílaba.
Blink-182 demostró que continúa igual que hace 30 años, tanto para lo bueno como para lo malo. Porque, aunque el trío parece sufrir de un síndrome de Peter Pan severo cuando se sube al escenario —no faltaron ni los gestos ni las palabras obscenas especialmente de DeLonge—, lo cierto es que el grupo suena incluso mejor que hace 30 años, con la misma esencia de siempre.
La experiencia, desde luego, es un grado. El género urbano preside unas listas de éxitos que auguran el final del punk, pero lo cierto es que este género aún no ha muerto. Y bandas como esta lo mantienen joven y muy, muy vivo.
Ana Escobar Rivas
Redactora de LOS40. Tu enciclopedia de memes de confianza. Soy la queso (la que sobrevive a base de...