El año en que Miley derribó a Hannah

Aunque su primer éxito musical, ya con su nombre artístico actual fue en 2009, cuando publicó Party in The USA, dentro de su álbum The Time of Our Lives, por entonces aún seguía recibiendo la nómina Disney que sus interpretaciones en Hannah Montana le venían proporcionando desde principios de 2006, cuando se estrenó la serie en la que con su personaje Miley Stewart se ganó la simpatía, primero de Norteamérica y luego del resto del planeta.

Pero su afán por salir de la jaula de oro de chica Disney a esas alturas ya era imparable, y fue encadenando un pequeño escándalo tras otro, desde su pole dance en los Teen Choice Awards, hasta su vídeo fumando en pipa de agua en 2010, recién cumplidos sus 18, y, por supuesto, con su radical corte de pelo en 2012. El siguiente paso, y definitivo de manera global, fue el lanzamiento de su álbum Bangerz, que liberó a la verdadera Miley y la convirtió en la dama del twerking de la década pasada.

Aquel álbum, pese a los intentos de la maquinaria conservadora que juzga cada movimiento en la industria estadounidense del entretenimiento, supuso un éxito global de tales dimensiones que Miley nunca más volvería a ser asociada a su inocente personaje Disney.

Tras aquel We Can't Stop, su primer Nº1 en la lista de LOS40, a las pocas llegó otro, aún más incontestable... el de aquella joven desnuda aferrada a una "bola de demolición", que rompió todos los tabiques artísticos de su carrera y le otorgo 4 semanas en lo más alto de nuestra lista semanal, Wrecking Ball.

Años después, en 2017, 2019 o en este 2023 con sus rencorosas Flowers, Destiny Hope Cyrus, así fue bautizada, volvió a saborear las mieles del Nº1, pero sin aquel golpe maestro de hace 10 años, quizá hoy estaríamos hablando de otro 'muñeco roto' de la industria del entretenimiento en lugar de celebrar el arrollador talentazo de nuestra venerada Miley.