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25 años de Vetusta Morla: “Seis tíos no caben en una foto de Instagram, pero eso ha sido nuestra vida”
Sabemos cómo han celebrado esta fecha tan redonda
Hace 25 años, varios amigos del instituto decidieron montar un grupo en Tres Cantos. La historia interminable inspiró su nombre a través de uno de sus personajes, y acabaron llamándose Vetusta Morla. Poco podían imaginarse en aquel momento que acabarían convertidos en uno de los referentes de la escena indie del país. Indie por ponerle una etiqueta porque el hecho de llenar un Metropolitano les convierte en algo bastante mainstream. Lo consiguieron con su apuesta por el folklore.
Aunque la primera década fue complicada y no parecía que la cosa fuera a despegar, se mantuvieron firmes y demostraron que su apuesta merecía la pena. Ahora están a punto de cerrar una gira de dos años por España y Latinoamérica en la que han llevado al escenario su Cable a Tierra.
Además, este mismo viernes se estrena en cines, El amor de Andrea, la última película de Manuel Martín Cuenca que cuenta con ellos en su banda sonora, en su totalidad, no solo en el tema central que comparten con Valeria Castro.
Sin duda, tienen mucho que celebrar en este año en el que cumplen un cuarto de siglo, algo poco habitual en un grupo.
Este 2023 se han cumplido 25 años de la creación de la banda, ¿lo habéis celebrado de alguna manera especial?
Pucho: Nos pilló en Montevideo. Hicimos una cena con todo el equipo y estuvo muy guay esa noche porque, además, nuestro equipo es una familia que se ha ido formando a lo largo de todos estos años e hicimos una especie de histórico de la banda desde la perspectiva de ellos, del momento en el que conocieron a la banda y el primer día de trabajo, cómo vivieron el primer día de curro, y fue muy divertido compartir esas experiencias con los técnicos. Estuvo guay esa noche.
Y si yo ahora te preguntara por ese primer día de trabajo con la banda.
Pucho: Pufff, no lo recuerdo, está todo mezclado, no hay como una fecha de decir, este es el primer día de trabajo de Vetusta Morla, es mezcla todo.
¿En general qué recuerdo tenéis de esos primeros años a finales de los noventa?
Pucho: Divertidos, éramos todo pura energía improvisatoria con esas edades y, poco a poco, fuimos generando vínculo y tomando las cosas con más seriedad. La recuerdo como una época muy de adolescente, muy libre.
No muchos grupos son capaces de sobrevivir a los egos, los roces, la rutina…durante tanto tiempo. ¿Cómo lo habéis conseguido?
Juan Manuel Latorre: Yo creo que gusto por hacer lo que haces. Cuando encuentras una recompensa y un fin en sí mismo en hacer música, todo se lleva mejor. Todos tenemos nuestros egos, nuestros caracteres distintos que nos hacen chocar, pero cuando nos subimos a un escenario, siempre ha funcionado. A lo largo de estos veinticinco años no ha habido ningún momento que dijéramos qué está pasando, cuando nos juntamos hay algo que no fluye, hay algo que debería estar sucediendo que no sucede, una energía con el público que no se está intercambiando… no ha pasado en estos veinticinco años. Incluso en momentos en los que personalmente podíamos estar alguno de nosotros mal, o tener roces, en el momento de subirnos a un escenario todo eso se disuelve y se convierte en una maquinaria emocional muy eficaz. El encontrar tu recompensa en el propio hecho de hacer música hace que cualquier expectativa que tu ego tuviera acerca de lo que esperabas a dónde te llegar a la música en términos de fama, influencia, dinero, reconocimiento… se queda en un decimoquinto plano y eso ayuda mucho a que el día a día del grupo sea algo amable, en el que te sientes reconocido y recompensando. Además, somos muy conscientes de que la fuerza de la banda como colectivo es muy superior a la suma de la fuerza individual nuestra, que esto es algo que no es muy sexy en el mundo de las redes sociales. La ética del esfuerzo colectivo no se vende demasiado bien y seis tíos no caben en una foto de Instagram, pero eso ha sido nuestra vida, nuestra filosofía y lo que nos ha permitido llegar hasta aquí.
La mayoría tenéis proyectos paralelos a la banda, ¿eso es un balón de oxígeno para tomar distancia?
Juan Manuel Latorre: Te ayuda en el sentido de dar rienda suelta que, a lo mejor, en ese territorio común que es la banda no puedes dar rienda suelta, pero también te ayuda a apreciar lo que tienes en la banda, y mucho, además, porque ahí fuera hace mucho frío y eso se nota cuando sales.
De estos 25 años, ¿qué etapa volveríais a repetir y cuál no?
David García: Todas. Todas han sido buenas y bonitas.
Guillermo Galván: Hay una etapa que siempre sabes que es irrepetible y es la que te lleva a hacer algo por primera vez. A lo largo de estos 25 años hemos tenido la suerte de enfrentarnos a cosas que hacíamos por primera vez y, aunque sean cosas diferentes, sí que comparten como una adrenalina común y hacer una banda sonora es hacer una cosa por primera vez, entrar a un estudio por primera vez es otra cosa increíble, tocar por primera vez en Latinoamérica, hacer un estadio por primera vez… hemos tenido esa suerte de tener una carrera donde hemos intentando no repetir lo que sabíamos que controlábamos sino arriesgarnos a hacer cosas con las que, a lo mejor, podíamos patinar, pero esa sensación que puede llevarte la inseguridad, te da el impulso para seguir tomándote los proyectos con el amor del amateur, no en el sentido bueno o malo, sino de amante de algo que no domina.
En estas dos décadas y media las tendencias musicales se han ido sucediendo, ¿con cuál os ha costado más convivir?
Jorge González: Con la nuestra, con Vetusta Morla sonando en el garito donde estás. Todos nos vamos cuando llegas a una fiesta y la gente lo pone, con eso no puedes convivir. Eso es muy duro. No es tanto la corriente sino cómo ha ido dinamizando la comunicación respecto de los lanzamientos y la importancia que han tenido las redes sociales muy hechas para artistas que son uno, y nosotros, siendo seis, es muy difícil, además, con la inmediatez que tiene todo y la poca paciencia que hay. Una banda con seis opiniones como muy diferentes muchas veces, que la fuerza es el punto común en el que nos encontraos, es muy difícil explicar en un tuit o un tiktok. No creo que hayamos hecho música pensando en si estábamos dentro del estilo o del movimiento musical general. Lo más complicado ha sido encontrar una identidad con esa comunicación con la que nos sintiésemos a gusto y que esa parte artística calase en la comunicación.
También ha cambiado mucho la escena de festivales, ¿diríais que estamos en el mejor momento en este sentido?
Guillermo Galván: A nivel de venta de tickets y de cantidad de festivales probablemente estamos en un momento numéricamente con muchísima oferta. Lo que sería bueno es no caer en pensar que la música, en un festival, es una atracción más como puede ser la noria, la sección de fotos, los coches de choque o la rifa. Sí que es verdad que, a veces, tienes la sensación que el núcleo de todo, que son las canciones y los artistas que se suben a tocar, son una mera anécdota en un contexto de entretenimiento. en la medida que formas una cultura musical y un formato, también estás generando un público y una complicidad y una manera de educar a un público. Si perdemos el centro, las bandas, los artistas y los músicos, sabiendo que son los que venden los tickets y hacen que la gente vaya y lo convertimos en una atracción más dentro de un mega centro comercial quizás nos estamos equivocando. Quizás se vendan muchos tickets y va mucha gente, pero, a lo mejor, gente que no va a ver música, sino que va de fiesta. Todo es respetable, pero desde el punto de vista del músico que va a tocar… y te hablo desde un lugar privilegiado de una banda que somos cabeza de cartel en muchos festivales y tenemos buenas condiciones, pero a veces hablas con compañeros o ves cómo están organizadas ciertas cosas y dices, ojo, porque por ahí no vamos a ningún lado.
Una de vuestras canciones que más ha calado en estos años es Copenhague, el otro día la veía en la nueva novela de David Olivas. Samantha la cantó en su presentación en Dúos increíbles… ¿qué significa para vosotros esta canción a día de hoy?
Pucho: Es una ciudad que no conozco todavía. No he estado nunca en Copenhague. Tenemos que celebrar los próximos 25 años allí.
Guillermo Galván: Justo lo que estás diciendo es un poco el verdadero premio de hacer canciones, que acaben formando parte de la cultura popular y que cada cual las interprete o las utilicen en su vida o formen parte de cosas que, incluso, escapan a la música. A veces viene gente hablándonos de esa canción, contándonos cosas extraordinarias, lo típico, que es la canción con la que conoció a no sé quién, o que es la canción con la que se casó, o que ha ido a Copenhague por la canción y te mandan vídeos. Ahora con las redes sociales recibes un montón de feedback de la interacción de la gente con las canciones y son de esas cosas que dices, podría haber sido Copenhague o podría haber sido cualquier otra, pero sí es verdad que desde que salió la canción fue muy importante para la gente y para la banda y forma parte de la banda sonora de un montón de gente.
¿Qué asignatura pendiente os queda por delante?
David García: Habrá que ir descubriéndolas por el camino y las iremos encontrando como ha ido sucediendo hasta ahora. Las metas las tenemos claras, pero luego van surgiendo muchas por el camino y tomamos esa dirección y te lleva a un sitio molón donde somos novatos y queremos vivir esas sensaciones de las primeras veces.
Cristina Zavala
Periodista enamorada de todo el entretenimiento. Enganchada a la tele, los libros, los últimos lanzamientos...