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33º aniversario de la muerte de Freddie Mercury: 10 anécdotas inolvidables para recordarlo
El 24 de noviembre de 1991 fallecía por complicaciones derivadas del virus del sida, uno de los grandes iconos de la música del siglo XX.
Farrokh Bulsara, más conocido por el sobrenombre artístico de Freddie Mercury, es uno de esos artistas irrepetibles que sólo surgen cada cierto tiempo. No sólo tenía una de las voces más poderosas y versátiles de la historia de la música popular. También una personalidad arrolladora sobre el escenario que contrastaba con la timidez que, según los que le conocían bien, se manifestaba en el ámbito privado. Un carácter reservado que, sin embargo, no le impedía celebrar algunas de las fiestas más locas que se recuerdan.
Hoy, coincidiendo con el 32 aniversario de su fallecimiento a causa de las complicaciones derivadas del virus del VIH, recordamos algunas de sus anécdotas más curiosas.
1. Una noche con Lady Di
Salir de fiesta con la princesa de Gales en plenos años 80 era poco menos que una tarea imposible: los paparazzi perseguían día y noche a Lady Di, gran amiga de Freddie. Pero no hay nada que no arregle un buen disfraz: un buen día de 1988, cuando Diana tenía 27 años, el propio Freddie la disfrazó con una chaqueta militar, una gorra de cuero y unas gafas de sol. Así, se fueron a echar la noche al Royal Vauxhall Tavern, un reconocido bar de la comunidad LGBTQ. Y lo pasaron en grande, claro.
2. Cantante y diseñador
El célebre logotipo de Queen fue creado en 1971 por el propio Mercury, que había estudiado diseño en el Ealing Art College de Londres. Para inspirarse, se fijó en los signos zodiacales de los miembros de la banda: un cangrejo por Brian May, Cáncer, dos leones por Roger Taylor y John Deacon, ambos Leo, y dos ninfas por sí mismo, Virgo. A todo ello añadió una gran Q, la letra inicial del grupo.
3. El bigote que escondía un trauma
El bigote de Freddie Mercury no era una simple cuestión de imagen. Tras él, el cantante quería esconder sus dientes, que le habían acomplejado desde que era pequeño. En sus planes siempre estuvo arreglárselos, pero cuando tuvo el dinero para hacerlo temió que afectara a su increíble voz. No andaba muy desencaminado: buena parte del secreto de su habilidad para cantar residía en la peculiar forma de su mandíbula y, sí, también en sus dientes. No hay mal que por bien no venga.
4. El misterio de sus restos mortales
A día de hoy, cuando se cumplen 32 años de su fallecimiento, el paradero de los restos mortales de Freddie Mercury continúa siendo un misterio. Mary Austin, quien fue su mejor amiga y gran confidente, recibió en herencia la mitad de su fortuna, la impresionante mansión de Kensington en la que habían vivido grandes momentos juntos… y el compromiso de custodiar sus cenizas sin revelar su paradero. En una entrevista concedida al diario Daily Mail en 2013, Austin desveló que el líder de Queen “temía ser desenterrado. Le preocupaba que sus restos fueran robados por algún fan y simplemente quería descansar en paz”. La hipótesis más plausible, nunca confirmada, es que las cenizas fueron esparcidas en el Lago Lemán, en Suiza.
5. El piano al revés
Cuando uno es una estrella del rock, todas las excentricidades son pocas. Entre las más curiosas, destaca el piano que Freddie hizo instalar en el cabecero de su cama, justo encima de la almohada. Un instrumento que aprendió a tocar al revés para, si en mitad de la noche surgía la inspiración, poder hacerlo sin necesidad de levantarse siquiera. Se desconoce si llegó a componer alguna canción en tan incómoda postura, pero no parece probable que los icónicos acordes de Bohemian ‘Rhapsody’ surgieran en posición horizontal.
6. El incidente con el micrófono
Es una imagen icónica: Freddie desplazándose de un lugar a otro del escenario con medio pie de micro. Pero como otras tantas cosas en su vida, no llegó fruto de un meticuloso análisis de cómo crear su propia marca, sino como resultado de la casualidad: en medio de uno de los primeros conciertos de Queen, el vocalista tiró del micrófono con tanta fuerza que este se desprendió de la mitad de su base. Lo encontró tan cómodo para moverse con libertad que ya nunca se separó de él.
7. La fiesta más loca de todos los tiempos
Cuenta la leyenda que fue la fiesta más excesiva de la historia del rock. El 31 de octubre de 1978, tras un espectacular concierto en Nueva Orleans, Freddie y el publicista Bob Gibson organizaron una fiesta para 500 invitados en el Fairmont Hotel de la ciudad. Decir que fue un desenfreno sería quedarse cortos: había enanos que servían cocaína en bandejas atadas en sus cabezas, camareros desnudos que repartían otras y caviar, guerreros zulúes que bailaban danzas tradicionales, strippers transexuales, mujeres obesas en tanga y un servicio de sexo oral para todos los invitados que pasaran por el baño.
8. El escándalo de ‘Bicycle Race’
Hubo un tiempo en el que todo lo que hacía Queen se analizaba con lupa, especialmente por parte de los sectores más conservadores de la sociedad. Pero si hubo algo que generó polémica fue el videoclip de ‘Bicycle Race’, incluído en el séptimo disco de la banda, 'Jazz' (1987). Para el rodaje, se contrató a 65 mujeres con el objetivo de que pedalearan desnudas en el Wimbledon Greyhound de Londres, el que fuera el último canódromo de la capital británica. El escándalo fue tal que el grupo tuvo que eliminar las escenas más explícitas del videoclip y retirar la imagen que acompañaba a la edición americana del disco. Hasta la empresa que había alquilado las bicicletas se negó a recibirlas de vuelta alegando que su uso había sido "poco higiénico".
9. Ante todo, igualdad
Más allá del éxito planetario, Queen eran un grupo de buenos amigos. Por eso, y de cara a prevenir posibles luchas de egos dentro de la banda, Freddie tuvo una idea salomónica que convenció a todos los demás miembros: dividirlo todas las ganancias a partes iguales. Se da la circunstancia de que, aunque él era el líder, todos tenían un papel clave en la composición de las canciones. Era, pues, lo más justo. Y quizá parte del secreto gracias al cual la banda se mantuvo unida hasta el triste final de la muerte de su vocalista.
10. El mejor concierto de la historia
Dicen que lo bueno, si breve, dos veces bueno. Para muchos, el mejor concierto de la historia es el que ofreció Queen durante el Live Aid de 1986, organizado para recaudar fondos en la lucha contra el sida, como parte de un cartel que también incluía a Paul McCartney, Dire Straits, Sting y Phil Collins. Apenas eran 21 minutos, pero Freddie y los suyos decidieron preparárselo mucho más que los demás. Tocaron la intro de ‘Bohemian Rhapsody’, ‘Radio Ga Ga’, ‘Hammer to Fall’, ‘Crazy Little Thing Called Love’, ‘We Will Rock You’ y ‘We Are the Champions’. Y entre tema y tema, el líder de Queen dio muestras de estar en su mejor momento de forma, con unos guiños al público que pasarían a la historia. “Fue el mejor día de nuestras vidas”, diría después Brian May. Y de la de muchos que estuvieron allí.