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Criptomonedas y huella hídrica: sí, el Bitcoin consume (mucha) agua
Se calcula que por cada transacción se necesita el agua equivalente a cien bañeras o una piscina pequeña.
Las criptomonedas parecen haber llegado para quedarse. Y tras tiempos difíciles, en los que muchos que habían invertido en ellas llegaron a perder grandes cantidades de dinero, los buenos tiempos parecen haber vuelto: el Bitcoin, la más conocida y de mayor tamaño de todas, superó este miércoles los 44.000 dólares, alcanzando valores que no se veían desde abril de 2022. En lo que va de año, el Bitcoin se ha revalorizado un 160%, aunque aún está lejos de los máximos históricos que alcanzó en noviembre de 2021, cuando marcó los 68.991 dólares.
El hecho de que estos nuevos medios digitales de intercambio sean virtuales hace que muchos no caigan en la cuenta de que, como casi todo, las criptomonedas también tienen una huella medioambiental. Y de hecho, ésta no es precisamente menor.
Para la minería de bitcoins es necesario emplear grandes cantidades de energía
La clave está en la llamada minería de criptomonedas, el proceso por el cual se ponen en circulación nuevas monedas y crucial para validar cada transacción. En esencia, la minería es lo que mantiene toda la red de bitcoins en funcionamiento. Pero para que funcione, es necesario emplear grandes cantidades de energía: se calcula que Bitcoin consume cerca de 70,4 teravatios por hora (TWh), lo mismo que un país como Chile, según los últimos datos del Centro de Finanzas Alternativas de la Universidad de Cambridge (CCAF). Pero también agua. Mucha agua.
Alex de Vries, estudiante de doctorado en la Universidad Libre de Ámsterdam (Países Bajos), ha publicado un minucioso estudio en la revista Cell Reports Sustainability en el que ofrece la primera estimación del consumo de agua de Bitcoin. Y sus resultados invitan a una profunda reflexión: según Vries, cada transacción emplea el agua equivalente a 100 bañeras, o una piscina pequeña. Al año, los ordenadores que emplea la minería requieren 1.600 gigalitros de agua al año para verificar todas las transacciones.
En concreto, los ordenadores realizan complejos cálculos con los que resuelven ecuaciones matemáticas a base de elaborar inmensas cantidades de conjeturas por segundo (alrededor de 350 quintillones (es decir, 350 seguido de 18 ceros). La respuesta surge cada 10 minutos, por lo que el resto de cálculos se descartan de manera inmediata. Pero cada uno de ellos consume una gigantesca cantidad de potencia y agua para bajar la temperatura de las plantas de carbón y gas donde se genera esa energía eléctrica. Sólo en EEUU, la minería de Bitcoin consume entre 93 y 120 gigalitros de agua cada año, lo que equivale al consumo promedio de agua de 300.000 hogares estadounidenses, o de una ciudad como Washington DC.
Una realidad “dolorosa”
"Muchos lugares del mundo están sufriendo sequías, y el agua dulce se está convirtiendo en un recurso cada vez más escaso. Si lo seguimos utilizando para realizar cálculos inútiles, la realidad será muy dolorosa", advierte de Vries. Y la cosa parece ir a peor. "El precio del Bitcoin ha aumentado recientemente y ha alcanzado su punto más alto del año, a pesar del reciente colapso de varias plataformas de criptodivisas. Esto tendrá graves consecuencias, porque cuanto mayor sea el precio, mayor será el impacto medioambiental”, asegura.
¿Hay solución? Según De Vries, esta podría pasar por modificar el software que emplea la minería de Bitcoin de cara a reducir la energía y el agua necesarias para el proceso. Asimismo, la incorporación de fuentes de energía renovables que no requieran agua, como la eólica y la solar, también podrían reducir el consumo de agua.
¿Realmente queremos gastar energía eólica y solar para alimentar el negocio de las criptomonedas?”, se pregunta De Vries
Con todo, para el economista no sería suficiente: “¿Realmente queremos gastar energía eólica y solar para alimentar el negocio de las criptomonedas?”, se pregunta. “En muchos países, incluido Estados Unidos, la cantidad de energía renovable es limitada. Claro que puedes trasladar algunas de estas fuentes de energía renovable a la minería de criptomonedas, pero eso significa que otra cosa se alimentará con combustibles fósiles. No estoy seguro de si merece la pena", reflexiona.