Especial
Así fue el último día con vida de John Lennon
El 8 de noviembre de 1980, el ex miembro de The Beatles moría asesinado por Mark David Chapman a las puertas del edificio Dakota de Nueva York. Estas fueron sus últimas horas.
Cuando, el lunes 8 de diciembre de 1980, John Lennon despertó en su habitación del edificio Dakota, en pleno corazón de Manhattan, difícilmente podría imaginar que aquel sería su último día con vida. El ex Beatle tenía 40 años y estaba en un momento dulce: atrás quedaba el turbulento adiós de la banda que le había llevado al estrellato. Su último trabajo en solitario, ‘Double Fantasy’, escrito durante un viaje en velero a las Bahamas, estaba funcionando bien en las listas pese a las malas críticas. Se encontraba a gusto en una ciudad a la que se había mudado nueve años antes y en la que disfrutaba de una vida relajada. Su hijo Sean acababa de cumplir cinco años y crecía sano y feliz. Y su relación con Yoko Ono iba viento en popa. A ambos les esperaba una sesión de fotos para la portada de Rolling Stone con la fotógrafa Annie Leibovitz.
Aquellas fotos son hoy parte de la leyenda. No sólo porque fueran tomadas unas horas antes del trágico final del músico, sino por lo icónico de las imágenes que tomó Leibovitz. Lennon insistió en que su mujer posara junto a él. Quería que ambos estuvieran desnudos, pero la reticencia de Yoko le llevó a ser sólo él quien se quitara la ropa. Abrazado a su musa, mostrando una deliberada vulnerabilidad, Lennon quedó inmortalizado para una portada que acabaría convirtiéndose en un icónico homenaje. "Has captado nuestra relación a la perfección", dijo John al ver la primera foto, tomada con una Polaroid. El 22 de enero de 1981, apenas un mes y medio después de aquella sesión, la revista llegaba a los kioscos.
Pero volvamos a aquel fatídico lunes. Hacía un día inusualmente cálido para el mes de diciembre. Tras dejar a Sean y a Yoko remoloneando en la cama, John desayuna en el Café La Fortuna, en la calle 71 Oeste, donde pide lo de siempre: un capuchino unos huevos Benedict, un plato muy popular en Nueva York consistente en un muffin inglés, unas lonchas de bacon canadiense, huevo escalfado y salsa holandesa. Después pasa por la peluquería para tener el mejor aspecto posible en la sesión de fotos posterior.
El encuentro con el asesino
En ese mismo momento, Mark David Chapman, de 25 años, abandona su habitación del Hotel Sheraton, a menos de diez minutos caminando del Dakota. Su plan es montar guardia hasta encontrarse con Lennon. Y lo consigue. A las 16.30 el músico sale del edificio junto a Yoko Ono. Sin dirigirle una palabra, Chapman le extiende una copia de ‘Double Fantasy’, que Lennon firma con parsimonia. “¿Es esto lo que querías?”, le pregunta el ex Beatle, a lo que el joven asiente con la cabeza. El fotógrafo Paul Goresh retrata la escena, sin sospechar que se trata de la última imagen de Lennon con vida. En su bolsillo, Chapman lleva un ejemplar de la novela ‘El guardián entre el centeno’, de J.D. Sallinger, y una pistola. Pero no dispara. “En ese momento, mi parte buena ganó y quería regresar a mi hotel, pero no podía”, declaró después. El primer encuentro entre ambos concluye ahí.
John y Yoko se dirigen a los estudios Record Plant, donde el productor Jack Douglas les espera para trabajar en ‘Walking on thin ice’, una pieza de música dance escrita por Yoko Ono. Por allí pasó el legendario productor David Geffen, que dio a la pareja la buena noticia de que el ‘Double Fantasy’ ya había alcanzado el Disco de Oro. Tras cinco horas de grabación, la pareja decide volver a casa: ambos tienen ganas de ver a Sean.
Chapman sigue esperando en la puerta del Dakota. Le ha dado tiempo a entablar una animada conversación con el portero suplente del edificio, el ex policía cubano José Sanjenís Perdomo, con el que discute sobre la invasión de Bahía Cochinos por parte de EEUU y el asesinato de John Fitzgerald Kennedy. En un momento determinado, la limusina en la que viajan Lennon y Ono se detiene ante el Dakota. Ambos se apean del vehículo, y por un momento la mirada del músico se cruza con la de aquel inquietante y sigiloso joven al que le había firmado un autógrafo horas antes. Pero ahora Chapman sí habla. Saca el revólver, grita: “¡Señor Lenon!” Y descerraja cinco tiros sobre el ex Beatle, que cae desplomado.
“Esta es mi declaración”
A Perdomo apenas le lleva unos segundos desarmar a Chapman con una patada, pero la policía tarda veinte minutos en llegar al lugar de los hechos. Mientras Lennon se desangra sobre la acera, el joven comienza a leer su ejemplar de ‘El guardián entre el centeno’, al que señala mientras el agente Steve Spiro le pone las esposas. Tras recoger el libro, Spiro lee una nota manuscrita en la parte interior de la cubierta: “Para Holden Caulfield. De Holden Caulfield. Esta es mi declaración”. Después se sabría que Chapman se había obsesionado con el joven protagonista de la novela de Sallinger hasta considerarlo una suerte de alter ego. En su declaración ante la policía, dijo: “Estoy seguro que la mayor parte de mí es Holden Caufield. El resto de mí debe ser el Diablo”. Apenas media hora después de los hechos, Johnn Lennon fallece en el cercano Hospital Roosevelt.
"No tengo excusa. Fue para mi propia gloria", ha declarado Chapman
Chapman fue condenado a entre 20 años y cadena perpetua. Hoy, con 65 años, sigue preso en la Prisión Estatal de Attica, un centro de máxima seguridad ubicado en el estado de Nueva York. Desde el primer día mantuvo un comportamiento ejemplar, pese lo que se le ha negado la libertad condicional hasta en 12 ocasiones. El pasado 2020, coincidiendo con el 40 aniversario del asesinato, volvió a calificar su crimen de “acto despreciable” y pidió perdón a la viuda de Lennon. “Quiero reiterar que siento mucho haber cometido el crimen. No tengo excusa. Fue para mi propia gloria”, declaró. “Creo que es el peor crimen que podría cometerse contra alguien que es inocente: no lo maté por su personalidad o por el tipo de hombre que era. Era un hombre familiar. Y un icono”.