Muere Arévalo a los 76 años
Humorista, actor y figura polémica en los últimos años por sus declaraciones políticas
Arévalo, en una imagen de 2019 / Europa Press Entertainment
Admirado y aplaudido por unos; vilipendiado y criticado por otros. Arévalo, el humorista y actor cuyo nombre real era Francisco Rodríguez Iglesias, ha fallecido este pasado miércoles 3 de enero a los 76 años de edad. El diario Semana era el primero en dar la noticia después de confirmar a través de su entorno que había sido el hijo del propio Arévalo quien había encontrado el cuerpo sin vida en su propia casa.
"Fuentes cercanas a la familia del fallecido han asegurado a Semana que la vida de Arévalo ha llegado a su fin por una causa que todavía no se ha concretado, aunque podría tratarse de un infarto" se puede leer en el cuerpo de la noticia del citado medio.
Afincado en Valencia desde hacía muchos años, el cómico originario de Madrid adoptó el apellido materno de su padre como nombre artístico siendo su nombre original Francisco Rodríguez Iglesias. Tras mudarse a Valencia siendo muy joven comenzó a interesarse por el mundo del espectáculo y se unió al espectáculo del Bombero Torero.
LOS40
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La localidad de Catarroja le vio crecer y albergó muchas de sus actuaciones mientras su fama iba aumentando con su peculiar sentido del humor en el que personas gangosas y homosexuales eran las protagonistas de sus chistes.
El boca a boca fue funcionando hasta que se empezaron a popularizar las cintas de casette que se convirtieron en el objeto más buscado de cientos de gasolineras. Hasta una treintena de estas grabaciones protagonizó Arévalo en ocasiones junto a otros importantes nombres de la escena española.
Hoy todos esos que le conocieron y le escucharon primero antes de verle en TVE en el clásico "Un, dos, tres... han querido despedirle y recordarle en su figura. Para lo bueno y para lo no tan bueno. Porque Arévalo protagonió varias polémicas muy sonadas en los últimos tiempos...
Su posicionamiento político y la situación de la sociedad en su cambio y evolución no le perdonaron su peculiar estilo humorístico que quedará para la posteridad en sus apariciones en televisión (Manos a la obra, Un, dos, tres...) y el cine (Su majestad la risa, El pan debajo del brazo, El currante, Ja me maaten!, El oro de Moscú...)
