George Harrison, el ‘hombre tranquilo’, sucumbió al ‘hombre desalmado’
Hace 20 años, el doctor Lederman fue demandado por coaccionar a un debilitado Harrison y obligarle a firmar autógrafos a sus hijos

George Harrison de The Beatles, en una fotografía tipo retrato hecha en Londres en 1963 / Bettmann
En sus últimos días de vida, acuciado por fuertes dolores y extremadamente débil, el llamado ‘hombre tranquilo’ o ‘Beatle silencioso’ tuvo muy cerca a un hombre desalmado. Casualmente, ese hombre despiadado era el médico que le trataba de su enfermedad, un cáncer con metástasis cuyo pronóstico era devastador.
George Harrisón empezó a luchar contra el cáncer en 1997 cuando le detectaron un tumor maligno en la garganta. A partir de entonces, emprendió una travesía desesperada por hospitales de todo el mundo para erradicar la enfermendad que primero atacó su garganta, después sus pulmones y, finalmente, su cerebro. Buscando a los mejores especialistas, y mientras su salud continuaba deteriorándose, se puso en manos del prestigioso doctor Gil Lederman.
A finales de Octubre de 2001, Harrison ingresó en el Hospital Universitario Staten Island, en Nueva York. Sufría terribles dolores y estaba extremadamente delgado y débil cuando entró en la clínica utilizando el nombre de George Arias (el apellido de soltera de su mujer, Olivia Arias). Durante su hospitalización, al menos dos guardaespaldas custodiaron la entrada de su habitación. Entre los pocos a los que se permitía pasar, figuraban Paul McCartney y Ringo Starr.

Ringo Starr y Sir Paul McCartney en la premiere mundial de "The Beatles: Eight Days A Week - The Touring Years". / Fred Duval

Ringo Starr y Sir Paul McCartney en la premiere mundial de "The Beatles: Eight Days A Week - The Touring Years". / Fred Duval
El doctor Gil Lederman sometió a Harrison a una polémica y revolucionaria radiocirugía estereotáctica, un procedimiento no invaviso que atacaba tumores con precisión milimétrica empleando altas dosis de radiación. Y además de atender a George, atendía también a la prensa. Por ejemplo, declaró en The New York Post que algunos pacientes recurrían a él porque su tratamiento les ofrecía una buena oportunidad de ser curados "y otros, cuyo cáncer se ha extendido y no tienen opciones de cura, vienen porque quieren que les quite el dolor y el sufrimiento. De esta manera tienen algunos meses mas de confort y pueden compartir el tiempo con su familia y amigos". Harrison estaba en esta segunda categoría, en la de poder disfrutar del tiempo que le quedaba con Olivia, su mujer, y su hijo Dhani.

Olivia, la mujer de George Harrison y su hijo Dhani, a su llegada al homenaje "Concert for George" en 2003. / Dave Benett

Olivia, la mujer de George Harrison y su hijo Dhani, a su llegada al homenaje "Concert for George" en 2003. / Dave Benett
Y también desveló que su paciente era un hombre "muy cariñoso y generoso" y que él mismo lo había vivido de primera mano cuando, sobreponiéndose al dolor, le dio a su Ariel, de 13 años, una lección de guitarra. "Mi hijo tocó para George y George tocó para él, y después, el cogió un bolígrafo y firmó la guitarra, ‘para Ariel de George Harrison’". Así lo declaraba Lederman en el Post. Añadía que el 7 de Noviembre había abandonado el hospital, todavía gravemente enfermo, y se había instalado en una casa durante dos semanas mientras se sometía al tratamiento de forma ambulatoria.
Harrison continuó luchando por su vida y en un vuelo privado se desplazó a Los Ángeles, donde ingresó en el Centro Médico UCLA, esta vez para intentar la quimioterapia. Pero era cuestión de días. Finalmente, Harrison falleció el 29 de Noviembre de 2001. Tenía 59 años.

Un ciudadano de Liverpool lee en el periódico la muerte del Beatle George Harrison a las puertas del famoso local The Cavern Club. / Phil Noble - PA Images

Un ciudadano de Liverpool lee en el periódico la muerte del Beatle George Harrison a las puertas del famoso local The Cavern Club. / Phil Noble - PA Images
Tres años después, el 8 de Enero de 2004, se descubrió que el doctor Gilbert Lederman había sido un hombre desalmado. Ese día, la familia de Harrison presentó una demanda de 10 millones de dólares contra él. Alegaban que el médico había coaccionado a un agonizante Harrison para que firmara un autógrafo en la guitarra de su hijo y para que firmara autógrafos a sus dos hijas. Según la demanda el doctor había hecho que Harrison escuchara a Ariel tocando la guitarra y, a continuación, había puesto el instrumento sobre sus piernas pidiéndole que lo firmara.
Cuando Harrison se resistió, continúa el escrito, Lederman se acercó a él, agarró su mano y le forzó a que garabateara su autógrafo. Mientras, un débil y exhausto George insitía en que apenas podía escribir su nombre. “Vamos, puedes hacerlo”, le conminaba el doctor. La foto del hijo y la guitarra apareció dos semanas después en el National Enquirer. Pero, según la demanda, “la conducta más ofensiva, insensible e inapropiada” de Lederman fue la de llevar a sus tres hijos junto a un ya moribundo George y hacer que uno de ellos tocara la guitarra para él. El músico siempre había protegido ferozmente su privacidad.

George Harrison firmando un autógrafo mientras él y su banda se encontraban en pleno rodaje de 'Magical Mystery Tour', en septiembre de 1967 / David Redfern

George Harrison firmando un autógrafo mientras él y su banda se encontraban en pleno rodaje de 'Magical Mystery Tour', en septiembre de 1967 / David Redfern
La familia solicitaba la guitarra y los autógrafos y rechazaba la oferta del doctor de donar el instrumento a organizaciones beneficas. También le acusaban de crear “una atmósfera de circo” hablando con la prensa y utilizando la enfermedad del músico para promocionarse en televisión. Lederman ya había sido sancionado en 2003 por el Departamento de Sanidad con una multa de 5.000 dólares por sus chismes publicos sobre el estado del guitarrista de Liverpool.
Tras dos días de conversaciones entre los abogados de la famila Harrison y los del médico, se alcanzó un acuerdo extrajudicial. La guitarra firmada y los autógrafos pasaron a formar parte de la herencia del músico, mientras que los herederos entregaron una nueva guitarra al hijo del galeno. Los términos del acuerdo fueron anunciados por juez de distrito Nicholas Garaufis en la sala del tribunal de Brooklyn: “La música de George Harrison habló al corazón y al alma de mi generación. Me complace que ambas partes hayan alcanzado un acuerdo que no solo resuelve el litigio, sino, lo que es más importante, preserva la dignidad y protege la privacidad de todos los afectados”.
George Harrison & Ringo Starr - While My Guitar Gently Weeps (The Prince's Trust Rock Gala 1987)
El “eminente” oncólogo “dejó” su cargo como responsable del departamento de radiación del hospital de Staten Island, aunque aseguró que su marcha no estaba relacionada con el caso de Harrison.