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Organoides: la revolución que podría acabar con la experimentación animal
Esta tecnología promete reducir considerablemente el número de animales que se emplean en laboratorios. Actualmente se trabaja en la creación del primer biobanco de organoides en España.
La experimentación animal ha sido, desde siempre, uno de los campos más controvertidos de la investigación científica. Se estima que cada año se emplean más de 100 millones de animales para este fin, en muy diversos ámbitos y con aplicaciones muy distintas: desde la medicina a las cosmética, pasando por la psicología o la educación. Universidades, centros médicos, empresas y organismos gubernamentales albergan en todo el planeta laboratorios en los que se somete a los animales a toda clase de pruebas, lo que genera un debate que sigue abierto en la sociedad. ¿Hasta qué punto es necesario? ¿Es realmente efectivo?
Más del 90% de los medicamentos que funcionan en animales no son efectivos para los humanos
Aunque existe cierta unanimidad en rechazar la experimentación en animales con fines cosméticos, algo prohibido en Europa desde 2013, buena parte de la sociedad sí cree que está justificado cuando se trata de conseguir supuestos beneficios para la salud de las personas. Pero los datos son contundentes: tal y como recuerdan organismos como la Asociación Alemana de Médicos contra la Experimentación Animal, más del 90% de los medicamentos que funcionan en animales no son efectivos para los humanos. Y sin embargo, la experimentación animal no cesa.
Esa realidad podría estar cambiando gracias a avances como los organoides, que no son otra cosa que una versión en miniatura de un órgano producido in vitro en tres dimensiones gracias a células primarias o células madre. Una tecnología que ya está reduciendo significativamente el número de animales destinados a la experimentación y que, de seguir desarrollándose, podría significar un avance muy significativo para los derechos de los animales.
Objetivo: atajar las enfermedades
Actualmente, investigadores del Instituto de Investigación y Tecnología Agroalimentarias (IRTA) trabajan en la creación del primer biobanco de organoides de animales de granja de España, con el que se podrán recrear tejidos en miniatura de cerdos, pollos, rumiantes y otros animales para estudiar enfermedades y encontrar tratamientos frente a éstas. El proyecto está financiado con los fondos europeos Next Generation, y forma parte del Centro de Investigación en Sanidad Animal, ubicado en la localidad barcelonesa de Bellaterra.
Actualmente, el biobanco de organoides de Bellaterra trabaja en la investigación de enfermedades infecciosas de origen zoonótico. Son aquellas que han pasado de animales a humanos. Y no son precisamente pocas: las hay de origen vírico, como la fiebre amarilla, la rabia o el ébola; bacteriano, como la salmonelosis, la tuberculosis o la peste bubónica; y fúngicas, como la tiña o la histoplasmosis. También son zoonosis enfermedades que han ocupado mucho más espacio en los telediarios durante los últimos años, como la gripe aviar y el COVID 19.
El proyecto permitirá investigar cómo los virus pueden cambiar entre especies animales
El proyecto “nos permitirá investigar, por ejemplo, cómo los virus pueden cambiar entre especies animales o probar nuevos tratamientos antivirales de forma rápida y en condiciones experimentales muy similares a las reales”, ha explicado Karl Kochanowski, investigador del programa de Sanidad animal del IRTA y corresponsable del biobanco de Bellaterra.
“Gracias a este proyecto nos dirigimos a un futuro más ético y sostenible de la investigación biomédica, ya que podremos prescindir de los animales vivos que ahora son necesarios para realizar modelos de enfermedades”, añade la investigadora del programa de Sanidad animal del IRTA, Júlia Vergara-Alert, y corresponsable del proyecto.