Fito Strauch, superviviente de ‘La sociedad de la nieve’, confiesa qué dijo tras ser el primero en probar la carne humana
Los Strauch cuentan la historia con detalle y sin miramientos a Jordi Évole
Muchos habíamos visto Viven, la película de los 90 que nos acercaba a la tragedia que supuso el accidente aéreo que se produjo en 1972 en la cordillera de Los Andes en la que murieron 29 personas y sobrevivieron otras 16 tras 72 días en condiciones extremas que les llevaron a comer carne humana para no perecer.
Un milagro que ahora ha puesto en boca de todos J.A. Bayona que ha rescatado la historia tras leer La sociedad de la nieve, el libro de Pablo Vierci en el que los sobrevivientes dan su testimonio de lo que fueron esos días, del antes y el después del hecho que marcó sus vidas. Y aunque ya habíamos visto la historia hace años, nos sigue conmoviendo, no hay más que ver la acogida que ha tenido la película que el director ha tardado en hacer más de diez años.
Todos los protagonistas vuelven a estar de actualidad, máxime ahora que la película ha recibido dos nominaciones para los Oscar.
Jordi Évole ha invitado a su programa de entrevistas dos de ellos, Los Strauch. Fito, Daniel y Eduardo, fueron los primos que tuvieron que encargarse de diseccionar los cuerpos para que pudieran alimentarse los que todavía seguían vivos. Fue la gran polémica de este suceso.
Cuando volvieron a la vida normal, los que habían sobrevivido tuvieron que explicar cómo lo habían hecho y la palabra canibalismo apareció en muchos titulares y generó un amplio debate. Hay que entender que en aquella época ni siquiera se hablaba de donación de órganos.
Fue un tema delicado entre los supervivientes. De hecho, les llevó tres días la liberación sobre qué hacer con los cuerpos. Eran partidarios de la democracia y querían una mayoría a favor de dar el paso más difícil que tendrían que dar en sus vidas.
Hubo tres o cuatro que se negaron y fue cuando empezó el ofrecimiento personal de muchos de ellos que dejaron claro que, en caso de fallecimiento, querían que sus cuerpos dieran vida a los que quedaban.
El primero cuerpo
Fito cuenta cómo cogió un trozo de cristal de una botella y se acercó a un cuerpo sin saber de quién era y cortaron piel del cachete de las nalgas. “Yo para quitarle coraje, digo, ‘ummm, esto es como jamón crudo sin sal’, para quitarle importancia”, confesaba Fito.
"Lo increíble del ser humano es que a los pocos días era como comer pollo, y no tuve ningún problema", añadía Eduardo que explicaba que la mente se bloqueó ante esa situación.
Ellos eran los encargados de diseccionar los cuerpos y los únicos que sabían la identidad de los que comían en cada momento. "El resto no lo sabía. Es muy distinto decir que hoy se van a comer a Pedro y mañana a Juan, a no saber a quién estás comiendo. Nunca lo preguntaron y nunca lo dijimos", relataba Eduardo que admitía que escogían los que les "parecían más adecuados en ese momento".
La idea para convencer a todos
Aun así, había algunos que se resistían a comer y tuvieron una idea. "Hubo algo muy bueno que pasó sobre el día 14, que se le ocurrió a Marcelo, y es que para que comieran los que no querían, agarramos una chapa de aluminio del respaldo de los asientos, rompimos un cajón de madera de Coca Cola, y con eso hicimos un fueguito", relataban.
"Así, cortamos una cantidad de trozos y se hicieron a la plancha, y todos los que no habían podido comer, comieron un churrasquito, y fue mucho mejor", explicaban sobre este logro. No saciaba, pero les permitía frenar el debilitamiento.
Eso sí, Eduardo aseguraba que no pasó hambre ni frío, pero que sí pasó mucha sed, aunque generaban 10 litros diarios, “era como tomar agua destilada, no tenía sales, te hidratabas, pero seguías teniendo sed”.
Una entrevista que nos dejó a todos enganchados por la crudeza y realidad de una situación que ha conmovido a muchos, sobre todo, a las nuevas generaciones que no tenían tan presente este suceso.
Cristina Zavala
Periodista enamorada de todo el entretenimiento. Enganchada a la tele, los libros, los últimos lanzamientos...