El escándalo que dejó tocados a New Kids on the Block tras ser acusados de farsantes
Lo que más enfadó a la ‘boy band’ es que “cuando la verdad afloró finalmente, apenas se habló de ello”
Urgentemente. Sin perder un minuto, los New Kids on the Block se vieron obligados a suspender la gira que hacían por Australia y volar durante 16 horas rumbo a Los Ángeles. Tenían que responder a las graves acusaciones que habían vertido sobre ellos. Debían demostrar que era falso que ellos no cantaran, que solo movían los labios, que eran otro fraude similar al de Rob Pilatus y Fab Morvan. El 5 de Febrero de 1992, aparecieron en un popular ‘talk show’ para desmentir la supuesta falacia difundida por su ex director musical Gregory McPherson. El demantente se retractó poco después, pero el daño ya estaba hecho.
A principios de 1992, cuando la industria musical seguía conmocionada por el engaño de Milli Vanilli, salió a la luz otro impactante escándalo que salpicaba de lleno a los New Kids on the Block. El quinteto norteamericano saboreaba entonces las mieles del éxito. Era uno de los grupos más populares en Estados Unidos; solo su último álbum, ‘Step by step’ (1990) vendió 20 millones de copias en todo el mundo. Por millones también se contaban sus fans o las ventas de entradas y de su amplísimo catálogo de merchandising (almohadas, muñecas, canicas). Incluso contaban con su propia serie de dibujos animados.
Los cinco veinteañeros – los hermanos Jonathan y Jordan Knight, Joey McIntyre, Donnie Wahlberg y Danny Wood - dirigidos por el productor Maurice Starr eran imparables. Sus movimientos de baile y sus voces se habían convertido en un fenómeno, especialmente entre las chicas. Pero había alguien dispuesto a aguarles la fiesta y a echar por tierra toda esa explosión de popularidad. Su nombre: Greg McPherson. El prestigioso profesor de música, además compositor, arreglista o productor, había sido empleado por el grupo años atrás como director musical. Su nombre, por ejemplo, aparece en los créditos de ‘Step by step’.
El rifirrafe estalló el 24 de enero de 1992, cuando acusó a la ‘boy band’ de que solo movía los labios sobre el sonido pregrabado en sus actuaciones y únicamente era responsable de una parte de las voces de sus discos. Podía demostrarlo porque había tocado los teclados en su gira y había producido la música de su vídeo ‘Hangin' tough Live'. Solo cantaban el 20 por ciento de sus temas y las voces principales procedían principalmente de Maurice Starr (mánager y productor) y del hermano de éste, Michael Jonzun. Ellos eran quienes realmente cantaban. Pedía 21 millones de dólares.
McPherson declaró en el New York Times: "Yo tenía un teclado, que es un sampler digital con todas las pistas vocales de su álbum. Así que lo único que tenía que hacer era dar a cierta tecla y se reproducía, literalmente, cualquiera voz”. El escándalo estaba servido. Y el descrédito del quinteto de Massachusetts también. Había que pararlo. Inmediatamente, el grupo interrumpió su gira por Australia y voló durante 16 horas a Los Ángeles. A toda prisa, acordaron para el 5 de Febrero de 1992 una entrevista en el popular programa ‘Arsenio Hall Show’ y cantaron en directo, sin sonido pregrabado, demostrando que eran realmente los New Kids los que interpretaban los temas. Durante su charla con Arsenio, arremetieron duramente contra McPherson y desmintieron las acusaciones de quien había sido “su director musical durante 4 meses”. Donnie Wahlberg reconoció: “No estamos diciendo que seamos grandes cantantes, pero somos nosotros los que cantamos”.
Por su parte, Starr aseguró: “Algo como esto lo único que me demuestra es que diablo está trabajando las 24 horas… y hace horas extras”. Todo lo ocurrido se convirtió en la peor pesadilla de la banda, que a su vez presentó una contrademanda. Solo tres meses después, McPherson se retractó de sus acusaciones diciendo que, después de todo, los New Kids on the Block no hacían ‘playback’. Al parecer había negociado un acuerdo de seis números. Pero el hacha de guerra estaba enterrado. En su primera entrevista desde su aparición en televisión, el cantante de los New Kids, Jordan Knight, aseguró en Los Angeles Times que mantendrían el caso en los juzgados hasta que su nombre quedara limpio. "Mintió sobre nosotros e intentó arruinar nuestra reputación. Sé que podría sonar cruel, pero esperamos que esta demanda dañe su credibilidad de la misma forma que él intentó dañar la nuestra… debería pagar por ello”.
Según Joe McIntyre, "Greg buscaba dinero. No nos sorprendió que hiciera lo que hizo. Lo que nos sorprendió es que la gente le creyera. Nos impactó cómo los medios trataron la historia”. Y añadió, "Pero lo que realmente nos enfadó fue que, cuando la verdad afloró finalmente, apenas se habló de ello. Nadie imprimió ningún gran titular diciendo '¡Los New Kids realmente cantan!'. Pero esa es la manera en la que los medios funcionan. Esto no va de decir la verdad. Va de controversia". Por eso, el grupo sufrió un fuerte impacto emocional y quedó tocado. “Cuando algo como esto ocurre, es como si todo el mundo pensara que eres un gran impostor”, dijo Knight. “Incluso cuando sabes que no hiciste eso de lo que te están acusando, tienes que vivir con el hecho de que la gente quiera creer lo peor. Creedme, hay rabia dentro de nosotros”.
Con rabia, esperaron a que sus críticos empezaran a tratarles más en serio. “Lo que nos ha pasado es realmente malo. Pero puede que algo bueno pueda venir ahora. Puede que finalmente empiecen a juzgar a los New Kids como lo que realmente somos: cantantes”. No hubo mucho tiempo. En 1993, después de romper con Maurice Starr, el grupo acortó su nombre y lo dejó en iniciales, NKOTB. En Enero de 1994, tras la salida de su cuarto álbum de estudio, ‘Face the Music’, llegó la disolución y el silencio… durante 14 años.
Alicia Sánchez
Periodista en busca de historias chulas del pop