Especial
La “batalla de las ratas” de El Puig (Valencia) desata las críticas de los animalistas
Tal y como manda la tradición, el pasado domingo los vecinos volvieron a arrojarse unos a otros cadáveres de estos animales, en un festejo que algunos califican de “denigrante”.
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La imagen es, como poco, llamativa. Los vecinos de la localidad de El Puig de Santa Maria, en la huerta norte de Valencia, golpean una piñata de la que saltan por los aires ratas muertas, que proceden a arrojarse unos a otros ante el jolgorio general. Una tradición que se celebra el último domingo del mes de enero para conmemorar al patrón del pueblo, Sant Pere Nolasco, y que para algunos representa como pocas cosas lo más oscuro de las fiestas patronales de nuestro país.
El origen de esta particular práctica se sitúa más de tres siglos atrás. Entonces, las piñatas estaban llenas de fruta y frutos secos, lo que atraía a estos roedores. Armados con palos, los vecinos daban muerte a las ratas y las arrojaban al aire entre la alegría general. Un año acudieron más ratas de las habituales, y cuando la plaza estuvo llena de animales moribundos dio comienzo una fiesta que se mantiene hasta hoy.
Aunque en pleno siglo XXI las ratas ya no suponen, como antaño, una amenaza de transmisión de enfermedades como la peste bubónica, la mecánica se mantiene prácticamente intacta. La piñata se llena de ratas, ya muertas y en estado de descomposición. Y al caer al suelo comienza la lluvia de ratas. Si alguien es tocado por uno de los animales ha de recogerlo del suelo para volver a lanzar el cuerpo a otra persona.
“Dudosa legalidad”
La polémica ha acompañado a este festejo durante los últimos años. Partidos políticos como PACMA y organizaciones como AnimaNaturalis han denunciado la práctica, que califican de “denigrante”. E incluso en años anteriores algunos periodistas han sido agredidos por los vecinos al intentar cubrir la fiesta.
El Código Penal prohíbe matar animales domésticos o silvestres salvo por motivos expresamente tipificados
“Matar de forma expresa a ratas, para luego meterlas dentro de una piñata y usarlas para lanzarse sus cuerpos los unos a los otros, supone una banalización de la vida de los animales en una fiesta de dudosa legalidad”, han explicado desde AnimaNaturalis, que propone que la fiesta se siga celebrando, pero con animales de goma.
Desde 2023, el Código Penal prohíbe matar animales domésticos o silvestres salvo por motivos expresamente tipificados. En agosto, el Comité de los Derechos del Niño planteó una recomendación a todos los estados en el Comentario General nº 26, en su apartado G) sobre el ‘Derecho a no sufrir ningún tipo de violencia’ en la que se especifica que “los niños deben ser protegidos de todas las formas de violencia física y psicológica y de la exposición a la misma, como la violencia doméstica o la infligida a los animales”.
Se da la circunstancia de que, ya hace una década, el ayuntamiento prohibió la celebración de la batalla de ratas ante la presión de los distintos grupos ecologistas y animalistas. Sin embargo, ha seguido celebrándose año tras año ante la pasividad de las autoridades. Y este último domingo no ha sido una excepción.