Lauren Izquierdo nos recuerda por San Valentín que las chicas listas se quedan con los chicos buenos

‘Las hijas que nunca tuve’ cierra una saga de amor, amistad y la vida misma muy al estilo de 'Sexo en Nueva York'

Lauren Izquierdo, periodista y escritora. / Foto cedida por la autora

Lauren Izquierdo es una periodista especializada en moda y belleza que lleva escribiendo novelas desde que tenía 18 años y se aburría en clase en el instituto. Acaba de lanzar Las hijas que nunca tuve con la que cierra una saga de cinco libros que nos remite a series como Sexo en Nueva York.

Sus protagonistas son cuatro mujeres muy distintas que comparten sus distintas formas de entender el trabajo, el amor y la vida en general. Y ese pluralismo, reflejo de la sociedad que tenemos ahora, es la que da forma a una historia con la que es fácil identificarse.

Y lo mejor de todo es que la saga tiene una playlist muy variada que va desde los clásicos de los 70 u 80, al tontipop de ahora pasando por la imprescindible Taylor Swift. La música forma de su vida y nos ha dado su opinión sobre OT y Benidorm Fest.

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En un día como hoy, de San Valentín, en el que celebramos el amor, hemos querido hablar con ella de cómo lo entiende y qué formas puede adoptar.

Este 14 de febrero celebramos un año más San Valentín. Tú, como autora de novela romántica, algunos dirán post romántica, ¿cómo valoras esta celebración?

Me gusta muchísimo el significado de este día, al final la historia es preciosa, es un cura que dijo que toda las castas y las clases son una mierda y yo voy a casar a la gente que se quiera de verdad. Esa es la historia y le decapitaron por eso. Lo que pasa es que al final, Estados Unidos, el capitalismo, el marketing y todo esto lo ha teñido todo de precios super sobrevalorados, que aumentan todo y todo se convierte en una excusa para comprar y regalar. Se ha desvirtuado un poco, pero es una oportunidad para los más perezosos para celebrar cualquier tipo de amor.

En un contexto en el que creo que hay un cierto desinterés en el amor y en esforzarse, creo que también hay una apertura hacia la libertad de expresión, hacia la libertad sexual y el compromiso y la sinceridad con uno mismo.

El amor es un concepto muy manido en el arte, la clave está en cómo afrontarlo. En esto hemos experimentado una apertura muy grande en los últimos años y poco a poco van desapareciendo los clichés, ¿reflejo de la sociedad en la que vivimos?

Creo que sí porque cuando yo era pequeña recuerdo que tenía referentes en el amor como Chuck Bass, en Gossip Girl, o Hache en A tres metros sobre el cielo o, incluso, Mr Big, de Carrie en Sexo en Nueva York. Y ahora lo miras con perspectiva y dices, amiga, te aparecen esos perfiles en tu vida y corre y no mires atrás. Hay una frase que me gusta mucho que es ‘las chicas listas se quedan con los chicos buenos’ y en un contexto en el que creo que hay un cierto desinterés en el amor, en esforzarse y, lastimosamente, creo que es así, creo que también hay una apertura hacia la libertad de expresión, hacia la libertad sexual y el compromiso y la sinceridad con uno mismo. Estamos viviendo una apertura emocional donde podemos celebrar el amor de cualquier etnia, de cualquier preferencia sexual y, sobre todo, de lo que te apetezca. Si no te quieres comprometer, no te comprometas. Si quieres una relación de tres, tienes una trieja. Si quieres probar a abrir tu relación, lo pruebas. Afortunadamente tenemos esta libertad, también entrecomillada, porque hay veces que pierdo la fe en la humanidad cuando veo ciertas cosas. Creo que avanzamos muy lentos, pero en el camino correcto.

Eso de que “las chicas listas se quedan con los chicos buenos” nos ha costado entenderlo en la literatura juvenil en la que durante mucho tiempo se ha intentado cambiar a los chicos malos para quedarse con ellos, ¿no?

Completamente, y, sobre todo, este complejo de salvadora que a mí me encanta llamarlo el complejo de Jesucristo, que a la mujer se le pone esta naturaleza de tener que salvar a todo el mundo. ¡Juan se tiene que salvar solo, no eres su madre! En mi interior tengo la necesidad de escribir estos libros y estas historias con personajes con un eje central sano que se salven ellos a ellos mismos porque he crecido leyendo historias, y lo que es peor, soñando con ese tipo de historias cuando luego te das cuenta de que Juan lo que necesita es un psicólogo y no que tú le salves.

Tú abordas el amor desde muchos puntos de vista. Por ejemplo, volver a enamorarse de un primer amor, ¿idealización del amor?

A mí eso me ha pasado. No es idealización, pero sí que pienso que a veces la vida y no la causalidad o las casualidades, a veces te devuelve a un punto de partida, puede pasar y hay que tener mucho cuidado con no idealizarlo porque el hecho de que pase no significa que vaya a tener un final feliz.

Decíamos que ahora hay más apertura y más libertad. Tú, incluso, hablas de relaciones con hombres casados, ¿todo vale?

Las situaciones son bastante complejas e individualistas. Soy de las que piensan que es muy fácil juzgar una relación desde fuera, pero realmente las únicas personas que saben lo que está pasando dentro son las personas que están viviendo esa historia. Tú puedes pedir consejo, pero tú eres la persona que sabe lo que estás viviendo. ¿Hay límites? Según los valores y la ética que tengas

Amores a distancia… ¿son posibles o no?

Son posibles según en el punto vital en el que estés. Si tú crees que esa distancia tiene un finito, que es una época, si las dos personas son maduras emocionalmente y tienen un eje de la relación sano y no existen motivos para tener celos, no hay inseguridades… aunque las inseguridades siempre están presentes, pero unas inseguridades controladas… creo que es posible. Creo que no es posible mantenerlo durante mucho tiempo.

Amores que se acaban… ¿es más fácil escribir sobre el amor o sobre el desamor? En música, hay artistas divididos en este debate.

Yo creo que en el desamor. Creo que Taylor Swift, Olivia Rodrigo o Shakira no son las primeras que han escrito sobre cómo les rompieron el corazón. Yo lo he hecho en tres de mis libros y, al final, es una forma de terapia, y conecta muchísimo más con el lector, con el artista, con la persona que te escucha porque, desgraciadamente, creo que es más fácil identificarse con lo malo que con lo bueno.

Mencionabas a tres artistas que han escrito desde el desamor y a las que se les ha acusado de ser unas despechadas.

Creo que los hombres también lo han hecho muchísimo y no se les llama despechados. Creo que a las mujeres se nos ha colocado una etiqueta de recatadas, de políticamente correctas, de esta cohibidas, de salvar, de conciliar, un montón de cosas y atributos y características que nos suman una presión innecesaria y que nos cortan la libertad de expresión. Taylor Swift es una artista de la cabeza a los pies. Olivia Rodrigo ha hecho unos temazos que van a pasar a la historia de la música y Shakira… si tú sientes que tienes que hacerlo y eso te va a servir para poder sanar una herida, ¿por qué no? Yo siempre digo que capitalizar sentimientos está bien. Si te hace daño, por lo menos que te dé dinero.

Pero si hay un amor que está por encima de todos es el del amor de amistad. Cuatro mujeres… muy a lo Sexo en Nueva York.

Son mujeres de generaciones diferentes, con personalidades muy distintas que tienen historias individuales, pero en su historia colectiva se dan cuenta de que una, para estar bien, necesita piezas y apoyos en los que poder resguardarse. Los hombres también, pero sobre todo las mujeres, necesitamos unos apoyos en los que poder ser vulnerables porque la sociedad nos está obligando a no serlo, a intentar conciliarlo todo, a ser un hacha en el trabajo, en tu casa, tener tu casa impecable, prepararte para ser madre antes de los 30 y haberte comprado una casa… prácticamente es imposible, nos piden demasiadas cosas y sin flaquear nunca. tenemos que ser las mujeres de acero, pero tampoco podemos pecar porque si no, somos frívolas y somos frías y somos un alma de hielo, que es lo que se le dice a Hera Harrison en muchas ocasiones. Creo que la amistad es fundamental para tener unos pares de ojos, con una copa de vino, o no, por medio a los que puedes llamar hogar y si tienes un día de mierda te van a escuchar y vas a despotricar todo lo que quieras y luego vas a volver a ser la mujer de acero ante el mundo porque, aunque la sociedad la estamos intentando cambiar, es muy difícil. Al final, si no nos podemos romper, si no podemos ser vulnerables y no podemos ser débiles… porque ser débiles no es algo malo, es un proceso, es muy humano.

No estoy cien por cien segura de que vayamos a funcionar en Eurovisión, pero también te digo que si no funcionamos con Chanel, España lo tiene jodido de base.

La Puta secta, así se denomina esta gran familia que has creado. Ahora que Zorra está en boca de todos, suena más actual que nunca, ¿no?

Completamente, además, yo tengo un grupo de 14 personas y nos llamamos La puta secta y ha sido un homenaje hacia ellos y en tono jocoso porque, realmente, somos como una pequeña familia en la que cada uno somos de nuestro padre y nuestra madre, pero juntos funcionamos genial.

Por cierto, tu opinión sobre nuestro representante de este año para Eurovisión. Y te pregunto porque está claro que la música es importante para ti.

La canción me gusta, es pegadiza, ya me ha salido como cuatrocientas veces en TikTok. No sé si nos van a pegar una paliza a nivel escénico en Eurovisión porque, además, he visto propuestas de otros países como Reino Unido y no estoy cien por cien segura de que vayamos a funcionar en Eurovisión, pero también te digo que si no funcionamos con Chanel, España lo tiene jodido de base. Pero, a mí, la canción me gusta.

Decía que la música es importante para ti porque si cogemos la playlist de esta saga, es bastante amplia, ¿qué criterios sigues para elegir banda sonora?

Mucha gente cuando escribe novelas se pasa años de investigación sobre la época de la que escribe. Yo escribo en la actualidad, pero si en algo invierto tiempo es en descubrir nueva música que es el motor de mi vida. Me ha ayudado a encontrar dentro de mí un montón de sentimientos con los que no empatizaba en principio, o a inspirarme en historias prácticamente de canciones. Hay melodías y armonías que me han hecho escribir las mejores páginas y capítulos de mis libros. Cuando empecé con Silencio yo tenía 17 años, lo escribí en la clase de segundo de bachillerato porque me aburría, y en cuanto he ido avanzando a nivel profesional en la literatura, también lo he hecho en el gusto musical. Soy una persona que se ha criado con la mejor música de los 80, de los 90 y de los 70, incluso, porque mis padres han tenido una cultura musical a la que estoy eternamente agradecida. Una de las cosas que más me gusta es invertir tiempo en descubrir nuevas canciones que me puedan inspirar.

Hay muchos clásicos: Blondie, Los Ramones, David Bowie, Aretha Franklin, Neil Diamond… Comentabas que todo eso te viene de tus padres.

Sí, de mis padres y de que mi música favorita es el rock, aunque el tonti pop también me flipa. Peor es verdad que he crecido con esos temas clásicos. Mi padre murió hace dos años y mi madre, mi hermana y yo nos hemos tatuado la canción que bailábamos todos juntos y que cantábamos en el coche a pleno pulmón que es Take on me, de A-Ha, que es un clásico. María, de Blondie, es mi canción favorita. La revolución sexual, de La casa azul, es la que les recuerdo a todos mis amigos. Soy una chica de clásicos a la que le encanta escuchar música.

En el otro extremo hay muchas referencias a las nuevas generaciones, sobre todo españolas: Hens, Paula Koops, Mafalda Cardenal, Pole…

Mafalda Cardenal es mi cortavenas de cabecera. A Hens fui a verle a un polígono de Manresa cuando no era nadie.

Mucha diva: Shakira, Katy Perry, Demi Lovato, Malú, Olivia Rodrigo, Ana Mena… ¿es parecido el empoderamiento femenino musical al literario?

Ellas me inspiran mucho, como personajes, como canciones. Los videoclips de Taylor Swift me vuelven loca, el de Blank Space, eso qué es, es una película. Creo que sus historias, sus inspiraciones a la hora de componer, a la hora de escenografiar, sus ideas... yo tengo una mente muy gráfica también y creo que son similitudes que compartimos y a ellas las admiro muchísimo. Cuando escucho algo que me mueve, porque creo que el ser humano se mueve por la música, estímulos y emociones y creo que ellas son increíbles.

Paul Thin no sé si quedará primero, pero si no, segundo y me recuerda mucho a Sharpay en High School Musical. Se meten mucho con él y creo que se le apreciará mucho más con perspectiva que es algo que nos pasó a todas con Sharpay.

Vamos a hacer parada especial en Taylor Swift, cuesta encontrar una novela juvenil donde no suene alguna de sus canciones.

Yo era la típica niña de 15 años swiftie que escuchaba You Belong With Me en bucle. No Love Story, que es el himno, sino que yo escuchaba la otra. Ver cómo ha crecido, cómo ha madurado y cómo ha tomado sus propias decisiones y cómo se ha empoderado frente a la industria, que es un titán, al final, Taylor Swift es un ejemplo para todas las mujeres y personas de todo el mundo y sus canciones son muy buenas. Ella escenografía películas y escribe historias de desamor y amor también. Creo que es un referente bastante recurrente.

También hay OT: Chenoa y Bisbal, Aitana, Beth… ¿has seguido la nueva edición?

Sí lo he seguido, soy de Paul a tope. Y con Naiara, es mi choni favorita. ¿Estado civil? Enamorada de una choni. Y Paul, si me tengo que mojar por alguien… no sé si quedará primero, pero si no, segundo y me recuerda mucho a Sharpay en High School Musical. Veo comentarios en TikTok, porque twitter he intentado dejarlo, y creo que se meten mucho con él y creo que se le apreciará mucho más con perspectiva que ahora, porque es algo que nos pasó a todas con Sharpay. Todas queríamos a Sharpay en secreto, pero decíamos que nuestra favorita era Gabriela y luego te das cuenta de que Sharpay era la única que triunfó porque tenía las cosas claras, porque sabía qué era lo que quería en su vida y luego después le hicieron una película a ella sola. Creo que Paul es un poco igual, creo que tiene muy claro lo que quiere y eso frente al rebaño, por decirlo de alguna forma, choca. Y esas opiniones tan polarizadas que despierta creo que vienen un poco por ahí. Pero está a la vista que es un tío que solo ha descubierto música buenísima. Noemí lo decía el otro día, me has descubierto música que, yo era de clásicos, y, de repente, estoy escuchando a Paula Cendejas. Entró a la academia siendo un artista, pero le auguro un futuro prometedor.

Soy una chica clásica que ha crecido escuchando clásicos y creo que es mi oportunidad de dejarlo sobre el papel y que la gente le dé una oportunidad.

Te iba a preguntar de cuál de los concursantes meterías un tema en una de tus novelas. Imagino que en una de Paul, así que cambió la pregunta, ¿en qué tipo de escena meterías una de sus canciones?

Creo que Paul tiene mucho mundo interior y como a mí me gusta crear personajes complejos creo que sería en alguna escena donde la persona se está debatiendo en qué es lo que quiere en ese momento.

Volviendo a la playlist de tu saga, hay una gran variedad de artistas, pero, aunque hay algo urbano como Bad Bunny, no hay mucho y eso sí que parece ir a contracorriente de la música que se escucha mayoritariamente hoy en día… ¿no comulgas mucho con ese género?

Al igual que cuando yo escribo si tengo la oportunidad de contar algo o hacer pensar a la gente algún tema que le incomode como la ansiedad crónica, la bulimia o el duelo, creo que con la música pasa un poco igual. Creo que estamos todos viviendo una etapa que es maravillosa porque la música urbana es maravillosa y está llena de estímulos y llena de cosas guays, pero soy una chica clásica que ha crecido escuchando clásicos y creo que es mi oportunidad de dejarlo sobre el papel y que la gente le dé una oportunidad. La gente de verdad se escucha mis playlist cuando las pongo en el libro porque entienden que es lo que me ha inspirado a mí para contar todo lo que quería contar y es una herramienta que me ha ayudado a hacerlo. La gente me escribe y me dice que ha escuchado tal canción y que le ha flipado y me dan gracias por la playlist.

Con Las hijas que nunca tuve te despides de unos personajes que te han acompañado los últimos cuatro años, ¿ha sido dura la despedida?

Muy dura. El libro ha sido un reto porque está escrito a cuatro voces y está contado desde cuatro perspectivas diferentes y yo he sido la persona que ha escrito esas cuatro perspectivas. Nunca te planteas lo difícil que es hasta que estás leyéndote los cuatro libros anteriores apuntándote las comas y palabrotas que dice cada una para que el lector pueda reconocer sin volver a la página inicial del capítulo quién está hablando. Yo no iba a escribir este libro, pero lo hice porque la gente me lo pedía y porque al final es una forma de reconciliarme con esa niña de 18 años y con la historia de Hera Harrison, que, al final, es como un drama turco. Hay muchas idas y venidas y creo que me he vuelto más minimalista. Este quinto libro ha sido una reconciliación con todos mis personajes, un fin. Cuando terminé de escribirlo me puse a llorar porque fue como una sensación de plenitud, de decir, ahora sí que sí, se ha acabado. Pero algo me dice que voy a encontrar la forma de, en todos mis libros, hacer un guiño, un regalo a todos los que me han leído desde el principio.

¿Cómo te has sentido siendo un personaje más en la historia?

Me he divertido mucho. Eso para mí ha sido un acto de provocación y rebeldía. Es como decir, estoy aquí también. Cuando escribo, literalmente me meto en el cerebro de ellas, pero estar ahí también para dejar mi mensaje, porque Lauren Izquierdo es la que dice lo de que las chicas listas se quedan con los chicos buenos. A la gente le gustó muchísimo. Es como el meme de Spider-Man, es que ya no me quedan manos.

Tú, como periodista especializada en moda y belleza, ¿vuelcas tus conocimientos en tus personajes?

Sí, además, el cuarto libro está ambientado en el clima de todos mis amigos. Se banaliza muchísimo el mundo de la moda y se frivoliza muchísimo y tenía una oportunidad y un escaparate de cosas más allá de sacadas de contexto como puede ser El diablo se viste de Prada, que es la poca cultura que tenemos en España del mundo de la moda. Al final nos dedicamos a producir y producir y servir a una industria de la que estamos enamoradas, pero este amor es un poco tóxico. Creo que quien ama la moda tiene un arma de doble filo porque a veces es una condena y desde fuera lo único que se ve es el glamour.

¿Tus cuatro chicas tienen estilo?

Sí, muy diferente. Hera sería muy parisina, Ana es muy preppy, con vestidos de flores y botas altas blancas. Marina es muchísimo más sport y Ali es mucho más preppy. El estilo me hah ayudado muchísimo a identificar sus personalidades.

Sin salud mental no somos nada, es lo que nos mueve, lo que hace que también tengamos salud física y tener relaciones sanas tanto con nosotros mismos como con la gente que nos rodea.

Dices que sueles empezar un libro escribiendo la última página. Sé que ya estás escribiendo, ¿ya tienes el final de lo próximo?

Sí, lo primero que escribí fue el final. Este nuevo libro va a tener dos partes y lo primero que hice fue escribir el final porque dije, tienes que acabar aquí. Muy feliz con este proyecto y muy ilusionada porque he hecho algo que nunca he hecho, decidí darme un descanso para despedir a mis cuatro chicas. Ya tiene título y todo, es la oportunidad de mostrar otra versión de mí que también es reconciliadora.

En esta saga, además de distintas formas de amar, tratas otros temas como los trastornos alimenticios y la ansiedad crónica, la salud mental no se puede obviar en estos tiempos, ¿va a seguir presente en tus novelas?

Siempre. Yo me he dado cuenta de muchas cosas. Sin salud mental no somos nada, es lo que nos mueve, lo que hace que también tengamos salud física, es lo que nos hace tener relaciones sanas tanto con nosotros mismos como con la gente que nos rodea y hoy en día tenemos muchos estímulos que nos pueden desequilibrar y que, frente a todo este ritmo que a veces es una puñetera locura, creo que tenemos que saber encontrar nuestro momento para decir, para, piensa qué es lo que quieres y si esto te está matando, en el sentido de que te está elevando el nivel de cortisol o te está creando un mal mayor, quizás deberías pararte a pensar si merece la pena. Todo se resume en una pregunta que no nos hacemos, si esto que me está desencadenando tantos problemas mentales a nivel ansiedad, trastornos alimenticios o miedos, merece la pena. No todo merece la pena ni todas las oportunidades son buenas.

Muestras la vulnerabilidad femenina, pero también la masculina… ¿a cuál estamos menos acostumbrados?

Yo creo que no estamos acostumbrados a la vulnerabilidad masculina. Igual que a las mujeres se nos adjudica la imagen de débiles, de frágiles, de que no estamos hechas para determinadas tareas, creo que a los hombres se les entrena para no mostrar sus emociones. Afortunadamente, a día de hoy, esto está dejando de ser así.

La quinta novela se titula Las hijas que nunca tuve que hace referencia a un tema, el de la maternidad, que también está sufriendo cambios.

Querer ser madre está muy bien, querer tener una familia y que eso incluya ser madre, está muy bien y querer no ser madre también es completamente lícito. Vivimos en un contexto bastante complicado en el que las mujeres tenemos esa presión extra, tenemos un reloj biológico que no deja de descontar desde que cumplimos los 30 años y hoy en día tener esa edad, haberte comprado una casa, haber encontrado a alguien con quien quieras pasar el resto de tu vida o quien querer formar una familia y tener el dinero para poder mantener un niño, es bastante complicado. La sociedad sigue presionando demasiado a las mujeres para ser madres y la vida está diseñada para dos porque ser soltera es carísimo.

Para acabar, ¿qué estas escuchando en bucle?

Ahora estoy escuchando en bucle Rotos, de Mafalda Cardenal y Pole, porque me encanta. Aunque antes de esta charla estaba escuchando Cómo habla una mujer de Paula Cendejas y C. Tangana y me ha gustado muchísimo, estoy con ella en bucle.

Cristina Zavala

Periodista enamorada de todo el entretenimiento. Enganchada a la tele, los libros, los últimos lanzamientos...

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