Especial
Madonna: La historia del intruso que se escondió tras un órgano para grabar el bautizo de Rocco
El 5 de Marzo de 2001, se le impuso una multa de 1.000 libras y se ordenó la destrucción de las imágenes
El señor Podesta, ya se frotaba las manos pensando en los suculentos beneficios que obtendría. Tenía en sus manos una gran exclusiva: las imágenes del bautizo de Rocco, el hijo de Madonna y Guy Ritchie. Para sortear las férreas medidas de seguridad, se había tirado 24 horas escondido tras un órgano de tubos. La ceremonia, en la que Sting cantó el ‘Ave María’, transcurrió sin incidencias. Nadie en la catedral escocesa notó la presencia del intruso que les estaba grabando. Cuando los invitados se marcharon, él esperó un rato antes de salir de su escondite. Pero hizo un ruido que le delató.
En diciembre de 2000, Madonna y Guy Ritchie decidieron hacer un "dos por uno". Bautizarían a su hijo Rocco un jueves 21, y se casarían al día siguiente, el viernes 22. Preocupados por la seguridad y la privacidad, pensaron que Dornoch, una pequeña localidad del concejo de Highland, en Escocia, sería el sitio ideal para ambas ceremonias. Las dos estarían oficiadas por la Rev Susan Brown, a las dos asistirían los mismos invitados, y el servicio de seguridad privada contratado por la pareja serviría para la proteger tanto la Catedral como el Castillo de Skibo.
Un día antes del bautizo, un hombre de 51 años, llamado Robert Podesta, se coló en el interior de la Catedral Dornoch. Se había aprovisionado de comida y bebida, ya que tendría que permanecer allí escondido 24 horas. También llevaba en su mochila una videocámara… y bolsas de basura negras que utilizó como inodoro. Su intención era grabar el bautizo del hijo de la diva, repleto de estrellas. Irónicamente, su profesión era 'asesor de seguridad’ a tiempo parcial.
Nadie se dio cuenta de la presencia del intruso, escondido tras los tubos del órgano, aquel 21 de Diciembre de 2000. En torno a las 6 de la tarde fueron llegando los invitados al histórico edificio del sigo XIII. Por allí pasó la actriz Gwyneth Paltrow, la diseñadora Stella McCartney, o Sting y su mujer, Trudie Styler (quien había presentado a los felices padres en 1998). Lourdes, la hija de la cantante de 4 años, también acudió, al igual que Rupert Everett, que no hizo gala de la popular puntualidad británica. Llegó cuando estaba a punto de concluir el servicio.
La ceremonia privada, de 30 minutos, fue todo un acontecimiento social. A la salida, Madonna y Guy, con el pequeño Rocco de 4 meses en brazos, saludaron sonrientes a la multitud que se había congregado a las afueras de la catedral. Todo transcurrió con normalidad. Un reportaje más para llenar las páginas de papel couché. ¿Qué había pasado entonces con el hombre escondido en el órgano?
El señor Podesta consiguió grabar la ceremonia durante 24 minutos. Tenía en sus manos una jugosa exclusiva ya que no se había permitido la entrada de cámaras y reporteros al interior. Era el 'scoop' de la década: las imágenes de los orgullosos padres, sus lágrimas, de Sting cantando el 'Ave María', los besos y las felicitaciones. Después de que los invitados se hubieran marchado, él espero todavía una hora en el interior. Y justo cuando saltó de su escondite, hizo un ruido que disparó las alarmas. Los vigilantes de seguridad de Madonna, que realizaban una inspección final, le descubrieron. Y fue detenido y juzgado.
El 5 de Marzo de 2001, en el tribunal del condado de Dornoch, se celebró el juicio. Podesta no había actuado solo. Una semana antes de la ceremonia había conocido al reportero James Bufton (no presente en la sala). Juntos concibieron los detalles del plan. Le había seducido la posibilidad de ganar mucho dinero tras vender la cinta. Según el fiscal, Mr. MacDonald, cuando le detuvieron, accedió a que buscaran en el interior de la mochila: "Encontraron las bolsas de basura con sus excrementos y otros desperdicios". También estaba la videocámara... pero vacía. El asesor de seguridad dijo que había tirado la cinta dentro de un tubo del órgano. Pero, cuando lo inspeccionaron, descubrieron una cinta sin ninguna grabación. Mientras tanto, localizaron a Podesta intentando esconder el videocassette bajo el cojín de un reclinatorio. Ahí estaban los 24 minutos del bautizo de Rocco. Se ordenó su destrucción.
Le impusieron una multa de 1.000 libras. El juez sentenció: "Lo que hiciste supone una intrusión clandestina en una ceremonia religiosa privada, de haber sido descubierto durante la ceremonia, hubieras ocasionado de forma incuestionable una enorme preocupación". Y añadió: “Que fueras descubierto cuando ya te ibas a marchar, no dice mucho de la eficacia de la empresa de seguridad privada contratada para proteger la catedral”
Por cierto, el incidente no ensombreció ‘la boda del año’. El 22 de Diciembre de 2000, Madonna, con un diseño de Stella McCartney de 170.000 libras, se casó con Guy Ritchie, que lucía un tradicional kilt (falda escocesa). Gyneth Paltrow fue la dama de honor. La ceremonia, en el Castillo de Skibo, se mantuvo oculta tras un velo de secretismo. El staff que trabajó en el evento firmó un acuerdo de confidencialidad de cuatro páginas. A algunos no se les permitió abandonar los terrenos del castillo durante toda una semana entera. La férrea cortina de seguridad, esta vez sí funcionó.
Alicia Sánchez
Periodista en busca de historias chulas del pop