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Pablo López confiesa cuál fue “la juerga más cara de su vida” que supuso la ruina para él y su hermano
También desvela sus extraños sueños con Freddie Mercury en 'El Hormiguero'
Pablo López celebra una década en la música y es motivo más que suficiente para que Pablo Motos le invite a pasar un rato a El Hormiguero y van quince veces en el programa. En esta ocasión no llega para hablar de La Voz ni para presentar nuevo disco. De hecho, reconoce que está tardando mucho por cosas suyas que le hacen tener la sensación de que los nuevos temas se está riendo de él. Y es que, como él mismo confesó, les da identidad y género a sus canciones.
No tiene disco nuevo, pero tiene gira con muchas fechas que ya han agotado las entradas y luego, se presentará en directo, por primera vez, en Estados Unidos. Si en la anterior gira soñaba que Luis Enrique le fichaba para el Mundial, ahora ha tomado el relevo Ancelotti.
No es el único sueño extraño que ha tenido. También soñó con Freddie Mercury en la cocina cocinando unos macarrones con su abuela. Claro que él era como de cartón. Mientras el líder de Queen cantaba, su abuela le decía: “Tienes caras de estar muy feliz, pero en plan que había hecho alguna gamberrada”.
Experiencias con la tercera edad
También recordó sus tiempos en la orquesta, cuando se quedaba dormido tocando cuando era el pase de primera hora de la mañana o cuando le tocaba dormir en la mesa de plenos del Ayuntamiento de turno. Y reconoció que su gran hit en ese momento era un pasodoble de Manolo Escobar, Los Mayorales. “No había artrosis ni reuma, se quitaba todo”, decía sobre su público de aquellos shows, “era el perreo de la época”.
Y es que siempre ha estado muy cerca de gente mayor. De hecho, confesó que él había aprendido a leer y a escribir en un bar rodeado de abuelos. Allí aprendió expresiones como ‘me cago en Dios’. Fue su madre la que tuvo que recurrir a terapia de choque para quitarle esa forma de hablar.
Le llevó a una iglesia para presentarle a Dios y decirle que, si volvía a hablar así, le iba a arrancar los pelos. “Se me quitó un poquito hasta que lo he recuperado de nuevo”, admitía.
Su gran ruina
Eso sí, se quedó con eso del bar y años más tarde montó uno con su hermano. “No recomiendo montar un bar con vuestros hermanos o con mi hermano en concreto. Se llamaba El 47, eso sí que fue un master”, relataba.
“Estaba lleno siempre y era una ruina absoluta porque cerrábamos y seguíamos abiertos. Fue una época muy bonita que me enseñó algo impepinable, dedícate o busca lo que quieres realmente porque eran tantas comeduras de cabeza. Era muy difícil”, aseguraba. Lo resume muy fácil: “Fue la juerga más cara de su vida”.
“Cuando te llama el vecino adyacente al bar un día que está cerrado, estás en tu casa, y te dice, ‘por favor, ¿no podéis bajar la música ya?’. Fíjate el por saco que estábamos dando que nos llamaban ya porque creían que nos estaban escuchando”, contaba como una de las señales de que la cosa no iba bien. Un bar que les duró un año, doce meses en los que perdieron dinero cada uno de ellos.
Son solo algunas de las confesiones que hizo Pablo en el programa donde, una vez más, hubo muchas risas.
Cristina Zavala
Periodista enamorada de todo el entretenimiento. Enganchada a la tele, los libros, los últimos lanzamientos...