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El cambio climático y el relevo generacional de la agricultura: un problema mayúsculo
Un estudio analiza la relación entre dos fenómenos que afectan de manera muy específica al campo español.
El cambio climático lo inunda todo. El problema al que se enfrenta la humanidad es de una dimensión tal que sus consecuencias van más allá del ámbito medioambiental, social o económico: también afecta de manera directa a la organización de las sociedades. Y, muy especialmente, a un sector clave para nuestro país: la agricultura, en la que existe un grave problema de falta de relevo generacional sobre el que apenas se han estudiado las causas.
Con esa realidad en mente, la investigadora de la Universidad Oberta de Catalunya (UOC) Lucía Argüelles ha sido la encargada de liderar un proyecto pionero de investigación que ha sido bautizado como Generational Replacement in Spanish Agriculture: Identifying Farm Desertion Hotspots (GRANGE), que en castellano se traduce como "Relevo generacional en la agricultura española: identificando áreas de deserción agraria”.
En palabras de la propia investigadora, “GRANGE desarrollará índices para medir la vulnerabilidad al abandono agrícola teniendo en cuenta las diferencias entre cultivos. Además, identificará los puntos críticos de deserción agrícola en el ámbito nacional, es decir, áreas con una alta vulnerabilidad de sufrir abandono de tierras y pérdida de conocimientos tradicionales”.
"Comprender las conexiones entre los factores ecológicos y socioeconómicos y su impacto en la renovación generacional o la sucesión agrícola es fundamental para diseñar políticas que puedan revertir esta dinámica", señala Argüelles.
Dos años, tres fases
El estudio será vital para tratar de frenar algunas de las consecuencias relacionadas con el cambio climático que se ven agravadas por ese abandono del medio rural. Entre otras, la degradación del paisaje, el aumento del riesgo de incendios, la propagación de plagas incontroladas y la pérdida de diversidad biocultural.
El proyecto se prolongará a lo largo de dos años y constará de tres fases claramente diferenciadas. En la primera se llevará a cabo un exhaustivo trabajo de campo en seis regiones españolas, en las que se tratará de identificar los factores que permiten la citada y necesaria renovación generacional. Después se generarán una serie de índices para medir la vulnerabilidad al abandono agrícola. Ya en la tercera y última fase, se trabajará mano a mano con todas las partes interesadas para abordar las políticas y acciones concretas que puedan contribuir a poner coto al problema.