Las lluvias alivian la sequía, pero no lo suficiente
El temporal Nelson ha dejado precipitaciones récord, también en las zonas de Cataluña y Andalucía más afectadas por la escasez de agua.
La pasada Semana Santa ha sido la más lluviosa en los últimos años. Además de aguar las vacaciones a muchos, incluidas infinidad de procesiones, el temporal Nelson ha contribuido de manera decisiva a paliar la situación de asfixiante sequía que vive buena parte del país, especialmente en zonas de Cataluña y Andalucía.
Con los datos en la mano, la situación de los embalses ha dado un giro de 180º respecto a cómo estaban hace apenas unos días. En Andalucía, las reservas de agua embalsada en la cuenca del Guadalquivir han aumentado en más de 1.043 hectómetros cúbicos, lo que se traduce en casi 13 puntos porcentuales. Este lunes, los pantanos del Guadalquivir estaban al 43,01%, frente al 30,29% de hace exactamente siete días.
En Cataluña las cosas también han mejorado, aunque en menor medida. Según datos de la Agencia Catalana del Agua, las reservas en cuencas internas se encontraban ayer al 16.35% de su capacidad, con una reserva total de agua de 110,90 hm3. Esa cantidad de agua está aún muy por debajo de la media de los últimos 10 años. De hecho, hay pantanos que continúan en una situación crítica. Es el caso del de Sau con sus reservas en un 4,73%. Por cuencas, la del Ter-Llobregat tiene sus reservas al 16,92%, y la del Ebro se sitúa al 47,43%.
En Andalucía, las lluvias de los últimos días alejan, al menos por el momento, el horizonte de duras restricciones que planeaba la Junta en caso de que no lloviera antes del verano, como los cortes de agua nocturnos o la bajada de presión del agua de los grifos. Más de medio millón de andaluces, de hecho, ya sufrían limitaciones en el uso del agua desde principios de año en zonas como La Axarquía y la Costa del Sol, en Málaga, o el Campo de Gibraltar, en Cádiz. En esta última provincia, los recursos hídricos estaban en una situación dramática: en la cuenca hidrográfica Guadalete-Barbate, que surte a casi un millón de gaditanos, las reservas estaban al 14,5% de su capacidad en enero.
Un problema estructural, no coyuntural
¿Significa todo esto que el problema queda resuelto? En absoluto. De hecho, los primeros en tratar de frenar el optimismo han sido los políticos. “No podemos lanzar campanas al vuelo”, ha declarado Juanma Moreno, Presidente de la Junta de Andalucía. “Las lluvias han aliviado la situación, pero no es suficiente”. Moreno ha calificado la pasada Semana Santa de “triste y feliz al mismo tiempo”: “triste” porque “muchas Hermandades” no han podido hacer su Estación de Penitencia por las calles y “feliz” porque “la esperanza ha salido al campo” ha apuntado. Asimismo, el portavoz del Gobierno andaluz y consejero de Sostenibilidad y Medio Ambiente, Ramón Fernández Pacheco, ha recordado que “la sequía es un problema estructural, no coyuntural”.
En Cataluña, la vicepresidenta del Govern, Laura Vilagrà, ha tratado de cortar de raíz todo signo de optimismo. “La sequía sigue siendo intensa y debemos continuar haciendo los esfuerzos por superarla”, declaró en una rueda de prensa posterior a la Comisión Interdepartamental de la Sequía. Tal y como ha recordado la Agencia Catalana del Agua (ACA), para recuperar las reservas de los embalses las lluvias tienen que caer “de manera repartida en todo el mapa y de forma constante, durante varias horas, para acumular litros de forma persistente que pasen de los terrenos colmados a ríos y embalses”. Según sus cálculos, para lograr una recuperación realmente significativa serían necesarios unos 300 litros por metro cuadrado durante un mes “de forma general”, sobre todo en los Pirineos y Prepirineo orientales, los más castigados por la sequía.