Mientras esperamos los conciertos de Dani Martín y David Otero recordamos cómo era ir de gira con El canto del loco

Muchos tienen ya entradas para ver en directo a Dani Martín y David Otero. Eso sí, por separado, que ambos siguen centrados en sus carreras en solitario y sin muchos indicios de que la cosa vaya a ser de otra manera.

El primero nos sorprendía con el lanzamiento de Ester Expósito, un tema que llegaba sin anunciar y generando debate. Y poco después, era el turno de anunciar su gira, 25 p*t*s años, con ocho fechas en el Wizink Center de Madrid para finales de 2025.

“Habéis agotado 8 WiZink Center en 72 horas. Estas 8 noches van por vosotros”, informaba en sus redes alucinado por el cariño que siguen demostrándole sus seguidores que no dudan en comprar entradas para verle sobre el escenario sin importar cuándo.

Más o menos por las mismas fechas, pero un año antes, presentará su primo en directo Inteligencia natural, su próximo disco, en Madrid y Barcelona. Dos de las fechas de las que tendrá ocupadas en los próximos meses.

Está claro que hay ganas de verles a ambos volver al escenario. Muchos seguro que dirían que molaría verles más regresar juntos, como El canto del loco, pero eso parece imborrable. Eso sí, mientras esperamos sus conciertos en solitario, sí podemos recordar cómo era cuando compartían gira.

De gira con El canto

En 2006 nos fuimos con ellos a Santiago de Compostela. Eran los momentos álgidos tras el lanzamiento y buena acogida de su álbum Zapatillasy faltaban algo más de tres años para que cesara su actividad en grupo.

En aquella ocasión tocaba madrugar para coger juntos un avión camino a la ciudad coruñesa. Era la primera vez que agotaban en aquel lugar al que llegaban un día lluvioso.

Antes del concierto, dos días por delante con la agenda bien completa. Primero rueda de prensa, antes de enfrentarse al resto de periodistas ya nos avisaban de que una pregunta que nunca fallaba era esa de si en realidad alguna vez los habían impedido la entrada a un garito por llevar zapatillas.

Tras cumplir con sus compromisos laborales podíamos acompañarles en la furgoneta donde aprovechaban para cargar pilas. También íbamos a comer con ellos. Estando en Galicia no podía faltar un buen menú porque si algo cuidaban, eran las comidas.

Después de que Dani visitara la cocina se sentaba a la mesa con sus compañeros y el resto del equipo para darse un buen festín entre bromas y zascas. Un momento de relax que terminaba con lanzamientos de postres. En la sobremesa nos contaban cuáles eran los mejores momentos que habían vivido como grupo. Un grupo que, como confesaba Chema, era consciente de que, al principio, no eran muy buenos.

Nos confesaban lo que era la amistad para ellos, lo que les había aportado cada uno de sus compañeros. Por ejemplo, David aseguraba que Dani había sido su maestro en todo lo que tenían que ver con escenarios y música. Dani, por su parte, confesaba que su primo era inteligente, a diferencia suya que era más listo que inteligente.

Aprendíamos a hacer queimada con ellos, cenábamos juntos y terminábamos el día con las ganas y la expectación de vivir con ellos su concierto del día siguiente. En el desayuno ya le echaban un vistazo a los artículos que habían publicado sobre ellos en la prensa.

Nos hablaban también de lo que significa para ellos la pareja, la familia o canciones suyas como Pequeñita. Luego llegaba ya el momento de llegar al recinto donde les recibía parte de su equipo, entre ellos, el actor al que luego vimos en La casa de papelo Reina Roja, Hovik Keuchkerian. Primero las pruebas de sonido mientras los fans se agolpaban a los alrededores del recinto.

Ya solo quedaba lo que todos estábamos esperando, verles subidos en el escenario haciendo la magia que les convirtió en uno de los grupos dosmileros más importantes de nuestro país. ¡Qué tiempos!

Después de ver esto ya estamos deseando volverles a ver en directo, ya sea juntos o por separado. Y sí, cómo nos gustaría repetir road trip con ellos.