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La Oreja de Van Gogh: “La manera de escuchar música ahora es fascinante, pero afecta más a los que hacen negocio con la música que a los que hacemos música”
El icónico grupo se convierte en la sensación de la edición 2024 del Polar Sound
Ver a La Oreja de Van Gogh en concierto es una experiencia religiosa. Una de esas cosas que todo el mundo debería hacer, como mínimo, una vez en la vida. El grupo, con cerca de 30 años de carrera, tiene el mérito de haber conseguido que el legado de su música pase de generación en generación. Y eso mismo fue lo que se vivió en la última edición del Polar Sound cuando Leire, Pablo Benegas, Xabi San Martin, Álvaro Fuentes y Haritz Garde ocuparon sus posiciones en ese escenario escoltado entre las montañas de Baqueira y llevaron al público a un viaje nostálgico con un repertorio que incluía absolutamente todos los hits de su discografía. Rosas, Puedes contar conmigo, Pop, Muñeca de trapo, El último vals…Esas canciones de La oreja de Van Gogh forman parte del imaginario colectivo y escucharlas en vivo, formar parte de esos 90 minutos de nostalgia y disfrute, fue algo que todo el mundo debería vivir, como ya he dicho, al menos, una vez en la vida.
El Polar Sound fue el segundo concierto de La Oreja de Van Gogh tras su vuelta a los escenarios. Después de tomarse un merecido descanso, casi un año y medio sin dar un concierto, los integrantes de la banda demostraron estar muy en forma, aunque manteniendo los nervios y la humildad intactas. Eso lo pude comprobar en primera persona cuando, media hora antes del concierto, accedí a su camerino para charlar un rato sobre, precisamente, eso: salir de su zona de confort con su primera gira por festivales y la experiencia de seguir creciendo en una industria convulsa y en constante movimiento.
“Siempre que se vuelve después de un tiempo sin tocar hay nervios. El Polar Sound es nuestro segundo festival y todavía estamos retocando cosas, pero estamos alucinados con el cariño de la gente y todo lo que transmite”, dice Pablo Benegas, a lo que Xabi San Martín añade: “Está lo que la gente ve y luego que sabemos nosotros. Hacía tiempo que no tocábamos y hay un montón de cosas nuevas. Es como si a un ciclista le cambian la bici o el recorrido. El que ve la tele está viendo a un tío corriendo en bici, pero sus sensaciones son muy diferentes. Hasta que no pongamos el piloto automático y podamos concentrarnos en lo que está pasando estamos en el concierto, al show y a ver la nota que viene”.
Normalmente, La Oreja de Van Gogh tiene unas dinámicas de trabajo muy fijas. Cuando terminan una gira, se encierran en el estudio de grabación y trabajan en un nuevo álbum de estudio. Sin embargo, esta vez ha sido diferente. “Veníamos de una gira muy chula, pero larga e intensa. Necesitábamos un descanso”, aseguran. El auge de los festivales, sin embargo, les ha llevado a un cambio de planes. No han parado de lloverles ofertas y, aunque hay un disco entre sus proyectos a medio plazo, el presente de la formación es recorrer España subiéndose a los escenarios de los mejores festivales.
Me gusta que La Oreja de Van Gogh se permita el privilegio de no prestar atención a los números. Llevan bastante sin sacar nuevo material y, aún así, rozan los 10 millones de oyentes mensuales en Spotify. Ellos no participan en la guerra del streaming, no toman decisiones artísticas haciendo caso a la presión de ir a toda leche. “Parece que estamos por encima del bien y del mal, pero no es eso, es la experiencia. Lo que ha cambiado sobre todo es la manera de monetizar, la manera de hacer negocio. Para nosotros, nuestras vivencias, lo importante que son las canciones, encontrar la palabra, el acorde, eso sigue exactamente igual”, explica Pablo. “Suena un poco reaccionario, pero son las mismas sensaciones que cuando grabábamos nuestra primera maqueta. Obviamente, todo lo que nos ha rodeado, han sido grandes cifras, viajes por el mundo, pero la parte artística, lo esencial, sigue intacto. La manera de escuchar música es fascinante y digno de estudio, pero afecta más a las discográficas y a los que hacen negocio con la música que a los que, simplemente, hacemos música”.
Y lo de seguir haciendo música está ahí, muy presente en las mentes artífices de los himnos más importantes de la historia del pop 'made in Spain'. No obstante, la prioridad ahora no es hacer un disco. Xabi, de hecho bromea, diciendo que el próximo trabajo de La Oreja va a ser redondo y con un círculo en el centro. “Hemos estado dedicados a trabajar en la gira, tenemos alguna cosilla, pero esperamos poder ponernos a trabajar pronto”, señala. La entrevista termina y me despido de todos ellos sin saber que, a pesar de los nervios de Leire, de la incertidumbre de un festival que no conocen, están a punto de hacer que su concierto entre en el ránking de conciertos que se graban a fuego en la memoria. Yo, de momento, ya estoy buscando otra fecha para volver a disfrutar de una banda icónica que ha sabido mantenerse con la misma energía y convicciones que cuando comenzaron. ¡Larga vida a La oreja de Van Gogh!