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En tu casa hay sustancias tóxicas: ¿Sabes cuáles son?
La declaración Futuro sin Tóxicos suma el apoyo de más de 70 médicos, científicos y organizaciones de la sociedad civil.
A menudo no somos muy conscientes de ello, pero estamos rodeados de sustancias químicas que afectan seriamente a nuestra salud, y también a la del planeta. Se encuentran en el agua que bebemos, en los alimentos que ingerimos o en los productos de toda clase que empleamos en el día a día. Por ello, más de 70 expertos en la materia se han unido para emitir una declaración conjunta en la que piden a las autoridades que tomen cartas en el asunto, y a la que han bautizado Futuro sin Tóxicos.
“La Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria admite que existen 248.000 productos químicos en el mercado, y una persona puede estar expuesta a unos 32.000”, explicó Nicolás Olea, investigador y catedrático de la Universidad de Granada, durante la presentación del documento, que tuvo lugar este miércoles en un acto promovido por la fundación Rezero. En opinión de Olea, "la industria no coopera” para luchar contra este problema.
Para atajar el problema, la declaración propone reducir la exposición a estas sustancias, así como la implementación del principio de precaución en la regulación, el diseño y la fabricación de los productos, pero también una mayor transparencia a la hora de informar de manera clara sobre la composición de los artículos y una mayor evaluación del riesgo que conllevan para las personas y el medio ambiente.
Entre los compuestos sobre los que alertan los expertos, el bisfenol A, los ftalatos o los sustancias perfluoradas
Pero, ¿de qué tóxicos estamos hablando exactamente? Se trata de sustancias químicas como el bisfenol A (BFA), los ftalatos o los sustancias perfluoradas (PFAS) y sus derivados, que pueden encontrarse en lugares tan variados como los envases alimenticios o los productos de limpieza, pasando por las ollas o sartenes que incorporan capas antiadherentes. Sustancias, que tal y como recuerdan los expertos, pueden llegar a tardar 50 años en desaparecer pues, una vez que han entrado en el organismo “no se sabe cómo eliminarlos”.
Entre las consecuencias de la exposición prolongada a estos tóxicos, destacan el aumento del riesgo de cánceres, trastornos de tiroides, obesidad, problemas de fertilidad, afectaciones del desarrollo neuronal y del sistema reproductor, etc, según enumeró Carme Valls, miembro del Centro de Análisis y Programas Sanitarios.
Bebés y mujeres, los más expuestos
A pesar de que el problema afecta a la totalidad de la población, hay grupos más vulnerables ante la presencia de estos tóxicos. Se trata, según recordaron los expertos, de los bebés en gestación, debido a la exposición intrauterina y el posible origen fetal de las enfermedades de adulto-, y las mujeres, por su especial sensibilidad a efectos hormonales.
En la misma línea se expresó Elena Carreras, Jefa de Obstetricia y Ginecología Reproductiva del Hospital Universitari Vall d'Hebron, que recordó que "la salud de la infancia comienza antes de su concepción y por eso es especialmente importante cuidar la maternidad, así como la exposición a la toxicidad en todas las etapas".
Por su parte, la directora del Instituto de Diagnóstico Ambiental y Estudios del Agua del CSIC, Ethel Eljarrat, subrayó la necesidad de abordar el problema de los tóxicos desde una perspectiva de "One Healt" o Una única salud, porque "no podemos separar el buen estado del medio ambiente de la salud humana". Al fin y al cabo, todos formamos parte del mismo planeta.