Gotham City Año Uno demuestra que hay historias más allá de Batman
Una historia de detectives de corte ‘noir’ que ocurre antes de que Batman patrullara en las calles de la ciudad.
Porque no todo en Gotham City tiene que ser un tío disfrazado de murciélago saltando por los tejados. Gotham: Año Uno, escrito por Tom King y con lápices de Phil Hester y color de Jordie Bellaire. Este libro presenta una ‘Ciudad Gótica’ que está a generaciones de distancia de Batman; en ella, un investigador privado es llevado a un mundo oscuro y brutal cuando la hija de los Wayne es secuestrada. No pinta mal, ¿verdad?
En este ‘Año uno’ King presenta una historia ‘noir’ ambientada en un pasado sin explotar, dentro de una trama mafiosa y que avanza con un ritmo lento pero metódico. El gancho aquí es que sólo el nombre ‘Wayne’ despierta interés y nos hace querer conocer algo más de ese árbol genealógico familiar que queda omiso en los cómics de cruzados enmascarados.
King nos recuerda que la familia Wayne tiene un legado angustioso e intenso a tan solo dos generaciones por delante de Batman que nos tendrán un rato haciendo cálculos para adivinar cuando nace Bruce y entra en escena. El autor, además, presenta un Gotham muy diferente a la que conocemos; habla de una ciudad segua y acogedora, pero fuertemente marcada por un movimiento racista haya por los años sesenta y utiliza esta historia para desarrollar su decadencia y mostrar a los lectores cómo llegó a convertirse en el hervidero criminal que es en los cómics de Batman.
Por supuesto, la familia será solo el contexto, para desarrollar un cómic de género negro reglamentario, con un misterio por resolver y planteando preguntas de esas que dejan pidiendo respuestas. Al frente del álbum está el detective privado Sam Bradley, un investigador de esos con mano dura y voz en off potente, aunque la figura más intrigante del álbum será Constance Wayne, una chica peligrosa y vulnerable a partes iguales.
El arte de Phil Hester no tiene nada que ver con el estilo de fotonovela pictórica que vende la portada. Su dibujo es potente y atrevido y confía más en la oscuridad de sus escenas que en la luz que deja para definirlas y consigue una especie de cocktail que mezcla el diseño cartoon de Dustin Nguyen con el acabado de ‘noir’ Eduardo Risso. No es un dibujo prodigioso y tampoco es el que esperaríamos en un cómic con este tono (inevitablemente, uno tiene ya a Sean Murphy como arquetipo de dibujo ‘noir’), pero funciona de maravilla.
En resumen; Gotham City: Año Uno es una lectura muy interesante dentro del universo de Batman. No todo tiene que ser gente disfrazada y este cómic es una muy buena muestra de que la ciudad debería ser protagonista de muchas más historias.
ECC publica los seis números de Gotham City: Año Uno en un tomo único de tapa dura.