Especial
La pesca de arrastre divide al Gobierno. Pero, ¿en qué consiste?
La Comisión Europea pide que se acabe con esta práctica de cara a 2030 por ser extremadamente lesiva para los ecosistemas marinos.
La pesca de arrastre siempre ha sido una técnica controvertida. Al menos, para quienes consideran que es necesario preservar la buena salud de los mares y océanos. Se trata del mecanismo más utilizado en todo el mundo para capturar aquellos animales que viven cerca del fondo marino, como gambas, langostas, lenguados, merluzas o pulpos. Para ello, se emplea una gigantesca red que barre el fondo del mar. Hoy día, la pesca de arrastre representa la mitad del total de las capturas de peces a nivel mundial.
En febrero de 2023, la Comisión Europea presentó un plan de acción titulado “proteger y restaurar los ecosistemas marinos para una pesca sostenible y resiliente”, que entre otras cosas recomendaba a los distintos estados miembros a eliminar ”gradualmente” esta modalidad de pesca en “en todas las zonas marinas protegidas” de cara al año 2030. El documento instaba a los países a presentar una hoja de ruta en marzo de 2024.
El Ministerio de Transición Ecológica es partidario de limitar esta modalidad, mientras que el de Agricultura y Pesca se muestra en contra
Y aquí viene el problema. Dentro del Gobierno de España hay dos posturas claramente enfrentadas. Por un lado, la que representa el Ministerio para la Transición Ecológica, y más concretamente su titular, Teresa Ribera, favorable a la aplicación de restricciones. Por el otro, el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación, al frente del que está Luis Planas, contrario al veto.
La división quedó en evidencia el pasado 4 de abril, cuando el Ministerio de Teresa Ribera envió a Bruselas un documento en el que detallaba toda una serie para la protección de la biodiversidad en las reservas marinas. Un plan que no contó con la firma conjunta del otro ministerio afectado, el de Agricultura, dado que Luis Planas no reconoce la necesidad de llevar a cabo el plan de la Comisión.
La desavenencia no es exclusiva de España: en otros países, los encargados de la pesca ya han mostrado su oposición a limitar la modalidad de arrastre, pese al clamor por parte de las principales organizaciones de protección del medio ambiente para acabar con ella o, al menos ir reduciendo poco a poco su uso de cara a que se pueda regenerar el sobreexplotado fondo marino.
Arrastrar… y arrasar con todo
Tal y como señala Greenpeace, “la pesca de arrastre es el arte de pesca menos selectivo que existe, además de ser el más perjudicial para los fondos marinos”. Se trata de una modalidad de pesca que “esquilma, captura o destroza todo a su paso. Destruye los fondos marinos donde crecen gran cantidad de algas y plantas, como la Posidonia oceánica y otros organismos, ya que el arte está en contacto directo con el fondo marino mientras es arrastrado”.
Frente a quienes consideran que esta manera de obtener pescado forma parte de la tradición, los ecologistas argumentan que “puede que sea posible llamar artesanales o tradicionales a los arrastreros de costa o de litoral, pero en ningún caso se podrá decir que son sostenibles. Es verdad que el arte del arrastre se empezó a desarrollar en el siglo XV, pero obviamente las herramientas que utilizaban no se parecían en nada a lo que hoy conocemos como arrastre”. Por todo ello, concluyen, “el arrastre por pequeño que sea no es sostenible”. De ahí que recomendaciones como la de la Comisión Europea sean no sólo necesarias, sino urgentes.