Rafa López: El cura de ‘Gran Hermano 4’ se casa en octubre
Desvela por qué han sido tan difíciles los últimos seis meses de su vida
Gran Hermano ha abierto casting para su próxima edición de anónimos con un premio de 300.000 euros y eso pone a muchos nostálgico con este programa. Era 2002 cuando Rafa López entraba a la casa de Gran Hermano 4. Eran otros tiempos y lo que más llamó la atención es que fuera seminarista y quisiera entrar en un reality show. Nunca antes se había visto algo así. “Me costó mucho disociar el personaje de la persona”, señalaba este fin de semana en Socialité.
Tuvo muy buena aceptación en el programa en el que pasó más de cien días. Ahora, ha recordado cuál es su historia: “Con once años ingresé en un internado seminario y estuve tres años. Con 18 años vine a Madrid e ingresé en la congregación religiosa. Hice los votos con ellos y en el 2002 decido hacer un impás en mi vida y salir. No es fácil, salí con una mano delante y otra detrás”.
Y en ese tiempo que se tomó para reflexionar sobre lo que quería y no quería en su vida llegó la oportunidad de su vida. Empezó a trabajar en una librería y allí uno de sus compañeros le animó a presentarse juntos a los castings de la siguiente edición del programa. “Me acuerdo que en la frase de qué aportarías dije, ‘mi vida personal no ha sido nada de lo que se ha visto hasta ahora y puede ser un ejemplo’”, recordaba.
Recuerdos de Gran Hermano
Puede que no fuera un ejemplo, pero le cogieron y no pasó desapercibido. La congregación no apoyó su decisión, pero él siguió hacia delante e hizo un gran papel en la casa de Guadalix llegando a convertirse en el tercer finalista de la edición.
Cuando salió de la casa tocó la puerta de la congregación, pero no le abrieron. “Mi idea era volver, siempre. De hecho, yo estoy muy comedido dentro del concurso y el tema de la Iglesia, cuanto menos lo tocase, mejor. En aquel momento, mi congregación no entendió mi paso por Gran Hermano”, recordaba.
Fueron tiempos difíciles porque él había hecho votos, pero no había asumido todavía su identidad sexual. “Yo tuve un momento durísimo, iba caminando por la Gran Vía con mi madre, un coche se paró y cuatro tipos, ‘mira, el maricón, el cura gay de Gran Hermano’. Mi madre no se lo merece”, explicaba.
Felizmente emparejado
Pero siguió adelante, asumió su identidad sexual y estuvo con varias parejas, hasta que encontró al amor de su vida con el que lleva 13 años y gracias al cual, reconocía que está hoy vivo.
“Hace seis meses me atacó una bacteria que generó una enfermedad que es el síndrome de Guillain-Barré que afecta al sistema nervioso y en 48 horas me dejó completamente inválido. Esa noche pensé que era mi última noche y no se ha separado de mí. Han pasado seis meses y estoy de pie, aunque tengo aún secuelas. Se sale de esta enfermedad. Me ha hecho crecer como persona, con Ramón como pareja porque nos ha unido mucho más”, reconocía.
Tanto les ha unido que le desvelaba al programa que el próximo octubre se casará con su pareja. Lo de la Iglesia, hace tiempo que quedó atrás.
Dicen que este tipo de realities te cambian la vida y está claro que en su caso fue totalmente cierto.
Cristina Zavala
Periodista enamorada de todo el entretenimiento....