Especial
La IA podría ser clave para acabar con la experimentación animal
Utilizar distintos modelos de inteligencia artificial haría innecesario emplear animales para llevar a cabo determinadas investigaciones científicas.
Más de 100 millones de animales se destinan cada año a la experimentación, en una práctica que sigue generando una gran controversia en el mundo entero. Sus defensores aseguran que gracias a ella se han logrado grandes avances en medicina, de los que nos hemos beneficiado los seres humanos. En el otro lado de la balanza, sus detractores ponen encima de la mesa un dato contundente: más del 90% de los medicamentos que funcionan en otras especies no son efectivos para humanos, lo que de facto convierte en inútil utilizarlos para experimentación.
Más del 90% de los medicamentos que funcionan en otras especies no son efectivos para humanos
Ahora, y con la irrupción de la inteligencia artificial en nuestras vidas, el destino de los animales que se emplean para la experimentación podría dar un giro de 180 grados. Según algunos expertos, es posible y relativamente sencillo emplear tecnologías como el Chat GPT para rastrear todos los resultados globales de pruebas con animales ya existentes y disponibles. De esta forma, se evitaría la necesidad de llevar a cabo nuevas pruebas.
“Estoy muy entusiasmado con la aplicación de modelos de IA como ChatGPT para extraer y sintetizar todos estos datos disponibles y sacar el máximo provecho”, ha declarado el analista de investigación sénior del Comité de Médicos de Medicina Responsable, Joseph Manuppello, a la cadena británica BBC.
Según Thomas Hartung, profesor de toxicología en la Universidad Johns Hopkins de los Estados Unidos y director del Centro de Alternativas a las Pruebas con Animales, los sistemas de IA entrenados adecuadamente son capaces de determinar la toxicidad de un nuevo producto químico. Hartung recuerda que muchos fármacos fracasan al ser probados en animales, pero son enormemente útiles para las personas. Es el caso de la aspirina analgésica, que es tóxica para los embriones de rata. Por ello, considera que la IA puede ser más precisa y, al mismo tiempo, ahorrar un sufrimiento innecesario a estos animales.
Una práctica controvertida
Las quejas de determinados sectores de la ciencia contra la experimentación en animales son casi tan antiguas como la propia ciencia moderna. En la Edad Media el cristianismo prohibió la vivisección, algo que ya rechazaba Aristóteles en la Antigua Grecia. En 1860 surgió en Inglaterra la Real Sociedad para la Prevención de la Crueldad hacia los Animales. Y dos años después, en 1882, se fundó en Suecia la Sociedad Nórdica contra Experimentos Dolorosos en Animales. Todos ellos se opusieron firmemente a esta práctica, al considerar que existían alternativas.
En los últimos años, determinados avances científicos han abierto la puerta a un futuro sin experimentación con animales. Es el caso de los organoides, una tecnología de la que ya te hablamos en El Eco de LOS40, y que consiste en crear una versión en miniatura de un órgano producido in vitro en tres dimensiones gracias a células primarias o células madre, lo que eliminaría de raíz la necesidad de utilizar a un animal vivo.