Los niños lo tienen claro: quieren ser 'influencers'

Uno cada tres jóvenes quiere dedicarse a la creación de contenido

Uno de cada tres jóvenes quiere ser influencer / Francesco Carta fotografo

En la era digital actual, los niños tienen claro cuál es el trabajo de sus sueños: ser youtubers o influencers.. Según una encuesta de Harris Poll/LEGO®, el 29% de los niños encuestados prefieren ser youtubers, superando al 11% que aspira a ser astronauta. En España, uno de cada tres jóvenes ve la creación de contenido como una posible carrera profesional, y uno de cada diez ya está intentando hacerlo. "Los influencers son ídolos, son sus referentes en muchos aspectos, además, son percibidos como personas que, sin apenas esfuerzo o incluso sin hacer más que divertirse, ganan grandes cantidades de dinero. Todo ello aviva el deseo de emularles", explica Ferran Lalueza, profesor de los Estudios de Ciencias de la Información y de la Comunicación de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC).

Este cambio en las aspiraciones profesionales de los jóvenes tiene un impacto significativo en la dinámica familiar. Los niños influencers, que ganan sumas considerables de dinero por cada publicación o historia, están sometidos a la normativa de protección del menor al derecho al honor, a la intimidad personal y familiar y a la propia imagen (LO 1/1996, de 15 de enero, de protección jurídica del menor). Sin embargo, a diferencia de los niños actores o cantantes infantiles, los niños influencers no están sujetos a ninguna regulación específica. "El trabajo de los niños y niñas influencers no está regulado específicamente en el ordenamiento jurídico español", explica Mònica Ricou, profesora de los Estudios de Derecho y Ciencia Política de la UOC. "Se considerarían personas menores trabajadoras siempre que haya contraprestación económica", añade.

La falta de regulación expone a los niños a riesgos y explotación. Los expertos advierten sobre los peligros de esta actividad pública a edades tempranas, que incluyen la pérdida de la noción de privacidad, la confusión de identidad, la obsesión patológica por ser aceptados por los demás, la despersonalización, las dificultades en la gestión de la popularidad, el desarrollo de rasgos de personalidad narcisista, la pérdida de autoestima debido a la “dictadura del like” y el duelo patológico por la pérdida de popularidad o nivel de ingresos.

Además, la explotación infantil puede vulnerar los derechos de los niños, haciéndolos más vulnerables a sufrir accidentes de trabajo, a ver mermado su desarrollo físico y mental o a un bajo rendimiento académico. A pesar de estos riesgos, la legislación española no regula específicamente el trabajo de los niños influencers. "La frontera que separa hacer cosas para poder mostrarlas en redes o bien mostrar en redes las cosas que se hacen dentro de la vida cotidiana del menor o de sus padres puede ser muy difusa. Además, cuando la actividad es muy lucrativa, se propicia la explotación o incluso la autoexplotación, porque se genera la idea de que cada minuto no invertido en las redes equivale a perder una pequeña fortuna", dice Lalueza, investigador del grupo GAME de la UOC.

Un niño streamer

Un niño streamer / Carol Yepes

Las grandes beneficiadas de esta situación son las redes sociales, que albergan y difunden estos perfiles y reciben horas de conexión en sus plataformas. Sin embargo, quedan exentas de cualquier responsabilidad en la protección de los niños influencers. La última legislación en torno al sector de los influencers promovida por el Gobierno busca regular los contenidos y la publicidad, pero no incluye el trabajo de los niños influencers. "Resulta muy paradójico ver a influencers triunfar en una plataforma de la que, estrictamente, por su edad, ni siquiera podrían ser usuarios. Sin embargo, en ejercicio de su patria potestad, son los padres o tutores legales los que tienen la responsabilidad de velar por los derechos de imagen del menor, y no la plataforma", explica Lalueza.

"Desde la Organización Internacional del Trabajo se podría elaborar un convenio internacional en este sentido, su protección representa también el cumplimiento del objetivo 8: trabajo decente de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) y del artículo 32 de la Carta de Derechos Fundamentales de la Unión Europea sobre la prohibición del trabajo infantil", añade Lalueza.

En conclusión, aunque la influencia digital puede presentarse como una actividad lúdica, si genera ingresos debería concebirse como una actividad laboral. Es necesario una legislación para proteger a estos menores. En España, la respuesta a la pregunta de si existen legislaciones para regular el trabajo de estos menores es, lamentablemente, no. Es imperativo que esto cambie para salvaguardar el bienestar de nuestros niños.

Laura Coca

Redactora de LOS40 y LOS40 Urban. Probablemente...