Especial
Bruce Springsteen en Madrid: el rock más honesto sigue ensalzando su legendaria trayectoria
El Boss demuestra que sigue dominando el escenario, golpea su guitarra como si estuviera decidido a exprimir hasta la última gota de música y canta con un poder pulmonar que supera las limitaciones de su voz
Después de presenciar su primer concierto en Madrid, no es descabellado pensar en el Boss como uno de mejores rockeros encima del escenario. Springsteen cumplirá 75 años este año y regresaba recuperado de una afonía que le había hecho posponer varios conciertos y mantuvo en vilo a miles de fans.
A lo largo de la primera parte de la gira por Norteamérica, que se inició en marzo en Arizona, temas como la pérdida, la mortalidad, la memoria y el peso del paso del tiempo hacían presagiar una preocupante señal de cansancio y despedida. ¿Era el momento de que el Boss pensara en la jubilación? Respuesta corta: no.
Toda esa melancolía por el paso del tiempo se ha transformado en un espectáculo sin parangón en un Citivas Metropolitano que ha recibido al Boss con honores. Durante tres horas, ha desplegado todo su vigor y ha demostrado que sigue estando en la flor de la vida. Springsteen sigue siendo un intérprete sorprendentemente físico, y todavía se mueve por el escenario saltando, golpea su guitarra como si estuviera decidido a exprimir hasta la última gota de música y canta con un poder pulmonar que supera las limitaciones de su voz.
En medio de una cuidada escenografía que recuerda y conmemora sus canciones extraídas de sus 50 años de carrera, miles de almas emocionadas pudieron disfrutar de un recorrido exquisito por su carrera. El espectáculo tuvo un comienzo edificante con Lonesome Day y continuó con temas como No Surrender, Ghosts, y Two Hearts, pero fue Hungry Heart el que realmente aceleró a los fans del Civitas Metropolitano durante la primera parte de un concierto que se recordará durante años. Cuentan que el día que el Boss conoció a los Ramones, les escribió este tema para que la banda de rock se la quedara, pero por consejo de su manager, se la guardó en el cajón para sí mismo.
Pudimos disfrutar de algunas rarezas, como una fantástica primera interpretación de If I Was The Priest de Letter to You de 2020 y algunos hits que no siempre se digna interpretar, como Frankie Fell in Love, su primera interpretación con la E Street Band en directo en una década; o una versión de Rockin' All Over the World de John Fogerty que levantó al público de sus asientos.
Las versiones de Nightshift y Because The Night, el clásico que el Boss regaló a Patti Smith, llenaron el estadio de vítores, mientras que Last Man Standing sumergió a los asistentes en un delirio íntimo con una canción dedicada al amigo de Springsteen, George, que había estado en su primera banda cuando era adolescente. Fue prácticamente la única ocasión en la que la leyenda de la música habló al público, para recordar a su gran amigo: “La muerte es el precio que pagamos por amar bien”.
La segunda mitad del concierto incluyó favoritos como Wrecking Ball, The Rising y Badlands y ya habíamos superado las dos horas, Springsteen muy lejos de terminar. El resto fueron clásicos trepidantes de su superlativo catálogo, con una traca final con Born To Run, Bobby Jean, Dancing in the Dark, Tenth Avenue Freeze Out y una versión desenfrenada de Twist and Shout con las luces encendidas para que el público bailase desenfrenadamente.
El desafío de escribir una reseña de Springsteen es encontrar superlativos adecuados a la ocasión y persuadir a los pocos escépticos que quedan de que este abanderado del rock es realmente tan bueno como todos dicen que es. Porque lo es.
Sorprende especialmente que un hombre y una banda puedan dominar un espacio tan enorme con un carisma tan íntimo, convocando un vínculo espiritual de sudor y música. La banda tocó, el público cantó y 45.000 fans y 17 músicos se vieron envueltos en un espectáculo de alegría pura y conexión humana. Por una noche, al primera de tres, con Springsteen y su extraordinaria E Street Band, Madrid fue el centro del rock and roll en la Tierra.
¿Podrán Bruce y sus viejos compañeros de banda realmente mantener este nivel de durante mucho más tiempo? Los octogenarios Rolling Stones y Paul McCartney han demostrado que es posible. Las sonrisas y el contacto visual, las expresiones de deleite entre la banda y su líder no dan lugar a dudas.
Daniel Garrán
Jefe de producto de LOS40 Classic