Europa aprueba la Ley de Restauración de la Naturaleza: te explicamos sus puntos clave
La norma ha contado con la oposición de seis países, como Italia o Hungría, y ha salido adelante gracias al cambio de postura de Austria.
Los ecosistemas europeos están un poco más protegidos desde hoy. / James O'Neil
Europa cuenta ya con una Ley de Restauración de la Naturaleza. Una de las normativas más esperadas por los grupos ecologistas ha sido finalmente aprobada: la Ley ha contado con 20 votos a favor, 6 en contra y una abstención, por parte de Bélgica. Los países que se han opuesto a ella son Italia, Hungría, Países Bajos, Polonia, Finlandia y Suecia.
En la práctica, se trata de la primera normativa que busca proteger la biodiversidad y recuperar los ecosistemas del continente. Una tarea fundamental dada la degradación que han sufrido a lo largo de las últimas décadas a manos del ser humano. En concreto, la Ley pretende reparar al menos el 20% de los ecosistemas terrestres y marinos degradados en 2030 y todos ellos para el 2050, incluidas las tierras de cultivo, y alinear así a la UE con los acuerdos sobre biodiversidad de Naciones Unidas.
Entre otras cosas, el reglamento que acaba de aprobarse establece obligaciones para que los países corrijan la disminución de polinizadores, no reduzcan los espacios verdes urbanos y eliminen las barreras artificiales en los ríos de la UE para que al menos 25.000 kilómetros de éstos fluyan libremente. Se calcula que el 81% de los hábitats se encuentra en mal estado. Además, los estados deben adoptar las medidas que sean necesarias para aumentar el número de aves comunes ligadas a medios agrarios, ya que estos animales son indicadores del estado de la biodiversidad. El texto también incluye un compromiso de plantar 3.000 millones de árboles más en la UE.
A petición expresa del Parlamento, la ley incluye también un freno de emergencia que permitirá dar un paso atrás en los objetivos marcados en circunstancias extraordinarias, como por ejemplo si afectan en gran medida a las tierras necesarias para una producción suficiente de alimentos en la Unión.
Un camino lleno de obstáculos
El camino hasta llegar aquí no ha sido precisamente sencillo. No en vano, la vicepresidenta tercera y ministra española para la Transición Ecológica, Teresa Ribera, ha llegado a calificar todo proceso de tramitación de la Ley de "una película de terror". “Siempre me ha sorprendido la manera en la que se ha abierto una batalla cultural en torno a algo que es obvio: no hay empleo en un planeta muerto, no hay seguridad alimentaria en un planeta degradado”, ha asegurado.
"No hay empleo en un planeta muerto”, ha recordado Teresa Ribera
Aunque el texto había superado casi todas las fases legislativas ordinarias, se encalló en el último tramo. Para que saliera adelante era necesario que, al menos, un mínimo de 55% de países que representen al 65% de la población de la UE estuvieran a favor.
Ese punto ha sido posible gracias al cambio de posición de Austria, quien anunció su voto a favor el pasado domingo a través de la ministra austríaca de Medio Ambiente, Leonore Gewessler (Los Verdes), pese al rechazo frontal del conservador Partido Popular (ÖVP), su socio de Gobierno. La polémica ha llegado al punto de que el canciller federal de Austria, el conservador Karl Nehammer, ha desautorizado a Gewessler.
Más allá de los gobiernos conservadores, también ha jugado un papel decisivo la presión por parte del lobby agrícola Copa-Cogeca, desde el que se lanzó una dura campaña contra la Ley de la mano del presidente del Partido Popular Europeo, el alemán Manfred Weber.