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Dos tercios de la población española respiró aire contaminado en 2023
Ecologistas en Acción presenta su informe sobre calidad del aire. Los resultados, un año más, invitan a un cambio de mentalidad urgente.
Casi 33 millones de personas estuvieron expuestas a niveles de contaminación que exceden los nuevos límites aprobados para 2030 por el Parlamento Europeo. Es el principal titular, y el más inquietante, de los que se desprenden de la presentación del informe sobre calidad del aire, presentado este miércoles en Madrid por Ecologistas en Acción, que analiza los datos recogidos en 785 estaciones oficiales de medición instaladas en todo el Estado español.
Entre las zonas más afectadas, las grandes aglomeraciones urbanas. Las principales ciudades incumplieron el nuevo límite legal anual del dióxido de nitrógeno, el contaminante más relacionado con el tráfico. Pese a ello, y tal y como recuerda la organización ecologista, “sólo una veintena de ciudades han implantado las preceptivas zonas de bajas emisiones”.
Existe otro punto muy preocupante: 2023 fue el segundo año más cálido desde que se dispone de registros, lo que se tradujo en numerosos episodios de contaminación por partículas y por ozono, presentando las peores situaciones Canarias y la Comunidad de Madrid, respectivamente.
Cabe destacar que el informe toma como referencia los nuevos valores límite aprobados por el Parlamento Europeo el pasado 26 de abril, que deberán alcanzarse antes de 2030. Considerando la normativa aún vigente, la población que respiró aire contaminado por encima de los límites legales actuales, ya obsoletos, se redujo a 2,9 millones de personas, un 6% de la población total.
El dato positivo
El informe también trae datos positivos. Durante 2023, la calidad del aire en nuestro país mejoró respecto a los años 2022 y anteriores a la pandemia, con una reducción significativa de los niveles de partículas en suspensión (PM10 y PM2,5), dióxido de nitrógeno (NO2) y ozono troposférico. Para los expertos de Ecologistas en Acción, esto se explica por la evolución de la actividad económica tras la pandemia. "El consumo de combustibles fósiles y electricidad se redujo el año pasado y las fuentes renovables cubrieron más de la mitad de la demanda eléctrica, limitando las emisiones de las centrales térmicas de gas, estando cerradas la mayoría de las de carbón, las más contaminantes”, apuntan. En palabras de la organización ecologista, "la crisis de la COVID–19 ha demostrado que la reducción estructural del transporte y la descarbonización de la industria y los edificios son las mejores herramientas para mejorar la calidad del aire que respiramos".
Los costes sanitarios y laborales derivados de la contaminación atmosférica representan 50.000 millones de dólares al año, un 3,5 % del PIB español
Estamos ante un reto mayúsculo. Tal y como denuncia Ecologistas en Acción, "la contaminación del aire debería abordarse como un problema sanitario de primer orden". Según la Agencia Europea de Medio Ambiente, en 2021 fallecieron prematuramente hasta 21.000 personas en el Estado español por enfermedades agravadas por la mala calidad del aire, 10.000 de ellas en episodios de alta contaminación, según el Instituto de Salud Carlos III. Los costes sanitarios y laborales derivados de la contaminación atmosférica representan según el Banco Mundial 50.000 millones de dólares al año, un 3,5 % del PIB español.
Desde Ecologistas en Acción lo tienen claro: "La única forma de mejorar la calidad del aire en las ciudades es disminuir el tráfico motorizado, potenciando la movilidad activa peatonal y ciclista y el transporte público limpio. También es necesario promover el ahorro energético, adoptar las mejores técnicas industriales disponibles, cerrar las centrales térmicas de combustibles fósiles, penalizar el diésel, reducir el uso del avión, acelerar el área de control de las emisiones del transporte marítimo del Mar Mediterráneo, y una moratoria de las nuevas macrogranjas ganaderas".