Camilo hace del Wizink Center de Madrid 'nuestro lugar feliz' con una promesa eterna

Son las 21:30h y las butacas del Wizink Center de Madrid están a punto de llenarse por completo. La Tribu se impacienta y comienza a dar palmas y a emitir algún tímido silbido para llamar la atención de Camilo, que finalmente sale a escena siete minutos más tarde de lo previsto, pero con todas las localidades vendidas en las gradas y una pista dividida en dos —front stage y pista general— a reventar de gente.

Tras una breve introducción a través de los visuales, una voz infantil da la bienvenida al show, pero no es cualquier voz; sino la de Índigo, la primogénita del artista: "Con todos ustedes, mi papá"... Y Bebé, Aeropuerto y Kesi ponen a bailar a todos los asistentes del recinto, que se ha convertido en la sede de Nuestro Lugar Feliz Tour en su tercera fecha por España (la primera de las dos programadas en la capital) y así lo confirma el artista para, seguidamente, interpretar Una vida pasada.

"Parce, de todos los planes posibles, ustedes y yo decidimos estar juntos esta noche. Yo sé que vinieron en familia, desde aquí se ve. Muchos vinieron emparejados y otros vinieron solos. Algunos estarán atravesando el mejor momento de su vida y están aquí para celebrarlo, pero otros puede que no estén pasando el mejor momento de su vida y vienen a desahogarse", dice Camilo, mientras añade que "de donde sea y como sea, La Tribu se juntó y se convierte en nuestro lugar feliz. Los veo muy guapos, pero qué les voy a decir de su corazón"... y así presenta No se vale a ritmo de güiro, Pegao y un medley variado de múltiples colaboraciones que ha lanzado en los últimos años como Contigo voy a muerte, No te vayas, Despeinada, Tattoo y Desconocidos.

A continuación, llega uno de los momentos favoritos por el público: Gordo. El autor de De adentro pa afuera personalizó la historia de desamor de su guitarrista Dani. "No saben lo que nos pasó", cinco palabras que avecinan drama, ternura y desata alguna carcajada. Porque si en LOS40 Básico Santander, la ex le llamaba "churrito" (en honor a la chocolatería de San Ginés ubicada al lado del Teatro Eslava), en el Wizink Center le llamaba "tortillita", en honor a la tortilla española —no sin antes generar un dilema y un debate en torno a 'cebollistas' o 'sincebollistas'; los que la prefieren el huevo cuajado o poco cuajado—.

El estrecho vínculo (y la eterna promesa) entre Camilo y España

Con Corazón de hojalata, el recinto se transforma en un mar de luces que Camilo surfea con gran sensibilidad junto a su guitarra. Algo que da pie a un discurso muy emocionante, que esconde un importante mensaje y una promesa eterna. "Mi primera gira y el primer concierto de toda mi vida fue en España, por lo que me prometí que mientras hiciera música siempre iba a tocarla en España", confiesa, "porque realmente no vine en avión hasta aquí, vine montado encima de canciones que fueron las que hicieron puente entre mi continente y el de ustedes, y que me permitió conectar con nuevos amigos y por eso estoy eternamente agradecido".

Cuando el de Medellín habla de amigos españoles, dos nombres le vienen a la cabeza: Pablo Alborán y Manuel Carrasco. Dos artistas con los que comparte El mismo aire y Salitre, dos temas que no faltan en el setlist.

Millones y Tutu cierran este primer bloque antes de que Camilo baje del escenario principal en dirección a una tarima situada al final de la pista, que le acercó un poco más a las últimas filas y el fondo del Palacio de Deportes de Madrid, para interpretar esas canciones imprescindibles en esta gira: Una canción de amor para la pulga, Medialuna ("La escribí cuando todavía no le había dado un beso a Evaluna, pero me los imaginaba") (Juan) 5:24 —que versa: "De cierto, de cierto os digo: El que oye mi palabra, y cree al que me envió, tiene vida eterna; y no vendrá a condenación, mas ha pasado de muerte a vida"— y Manos de tijera.

"Me pareció que estábamos muy lejos [...] Hace muchos años, mi vida era así: un micro, un montón de palabas, de ideas, mi guitarra y un montón de canciones... pero aún no estaban ustedes. Mi público eran mis papás, que están allá mirándome (señala la planta 0 más próxima al escenario) y yo soñaba con vivir cosas gigantes, por lo que empecé a tener sueños desmedidos. Dije: 'Algún día voy a ser famoso, mi cara estará en las pancartas, seré Nº1 en la radio, me quedaré en los mejores hoteles...' Pero a medida que Dios me permitió alcanzar esos sueños, todas esas cosas estaban vacías y no generaban lo que esperaba que sentiría. En cambio, lo que me sigue sorprendiendo y llenándome de amor son ustedes. Gracias por darle un propósito a mis canciones, porque si no serían un montón de sonidos sin sentido. Gracias, Madrid", declara ante una sonada ovación de la audiencia.

Evaluna, la mejor aliada en esta revolución del amor

Una vez de regreso al main stage, Favorito precede la aparición de la invitada (o, mejor dicho, invitadas en plural), estelar de la velada. Bajo el lema insignia del "amor es la máxima de las revoluciones", Camilo llama a su cantante favorita, a la persona que le enseñó lo que era el amor, a Evaluna (en avanzado estado de gestación).

Juntos interpretan Plis, Por primera vez e Indigo. Seguidamente, cuando nuestro anfitrión se queda solo y en compañía de su banda, formada por un total de siete músicos, interpreta La boda, un tema que introduce como los votos nupciales que nunca pudo decir a su esposa sin ponerse a llorar. Por eso los cantó el día que contrajeron matrimonio y, por eso también, se lo ofreció anoche a sus fans, especialmente a aquellos cuya relación tiene como banda sonora gran parte de su discografía.

Finalmente, Vida de rico fue el colofón a una fiesta donde madres, padres e hijos, amigos y parejas bailaron con el ritmo más tropical de Camilo. Una fiesta que se alargó bajo el escenario ante los deseos de todos los asistentes de seguir con la música en cualquier otra parte, porque Nuestro Lugar Feliz no es una localización física, sino mental y, sobre todo, en compañía de quienes más queremos. Y hoy Camilo hace doblete.