Así fue el tsunami que azotó Cádiz en 1755. ¿Podría volver a pasar?
El Gran Terremoto de Lisboa arrasó la capital portuguesa y se sintió en toda la península. El tsunami fue especialmente grave en la capital gaditana.
Este pasado lunes, una noticia pasaba prácticamente desapercibida más allá de los medios locales. “Cádiz se prepara para la posibilidad de que se produzca un maremoto en la ciudad”, titulaba el periódico La Voz de Cádiz. Una pieza en la que se hacía eco de una jornada en la que las fuerzas de seguridad, junto a las principales administraciones y expertos en la materia debatían sobre la creación de un plan local preventivo ante la posibilidad de un maremoto y un posterior tsunami en la ciudad andaluza. Los científicos coinciden: “hay que estar preparados”.
La Península Ibérica se encuentra situada en una zona de frontera entre las placas Euroasiática y Africana
No se trata ciencia-ficción. Ni siquiera de una posibilidad remota. Al fin y al cabo, la Península Ibérica se encuentra situada en una zona de frontera entre las placas Euroasiática y Africana. De hecho, existe un precedente que hace 269 años dejó marcada a toda la zona sudoeste de la Península. El 1 de noviembre de 1755, Día de Todos los Santos, se producía el Gran Terremoto de Lisboa. Un violento temblor con epicentro a unos 300 kilómetros de la costa que causó la muerte a un número entre 60.000 y 100.000 personas y arrasó buena parte de la capital portuguesa, donde quedaron destruidos el 85% de los edificios.
Aunque Lisboa se llevó la peor parte, las consecuencias del terremoto afectaron también a España. Especialmente a Cádiz, donde el tsunami que se desencadenó minutos después del terremoto causó un enorme caos entre la población. La fuerza de las olas tiró más de 600 metros de muralla y sembró la destrucción en toda la zona del puerto. El agua entró en el casco antiguo de la ciudad, y los muertos ascendieron a una cifra que oscila entre 200 y 400, según las fuentes.
Tras desencadenarse la catástrofe, la población relacionó la retirada de las aguas con una intervención divina. Concretamente, de la Virgen de la Palma. Al parecer, y según cuentan las crónicas de la época, el párroco de la iglesia salió a la calle con el estandarte de la virgen mientras gritaba: "¡hasta aquí, madre mía, y no más!" Tras ello, y según los fieles, el agua se retiró y no siguió creciendo.
Un cambio de mentalidad
Más allá de las creencias, lo cierto es que el terremoto de Lisboa y el posterior tsunami contribuyeron enormemente al nacimiento de la sismología moderna. Los gobernantes de la época se mostraron especialmente interesados en el fenómeno. El propio rey de España, Fernando VI, había sentido el temblor mientras se encontraba en el Monasterio de San Lorenzo del Escorial, lo que le llevó a viajar apresuradamente a Madrid y encargar realizar una encuesta en todo el país para recabar información sobre lo ocurrido.
En Lisboa se construyeron los primeros edificios del mundo resistentes a los terremotos
En Portugal, la eficiencia tras lo ocurrido tuvo un nombre propio: el del primer ministro Carvalho e Melo, marqués de Pombal. En él recayó el encargo del rey, Jose I, de hacerse cargo de la crisis y la posterior reconstrucción de Lisboa. Bajo sus órdenes se construyeron los que están considerados primeros edificios del mundo resistentes a terremotos, algo que incluso se testó con tropas marchando a su alrededor para evaluar su resistencia a los temblores. Además, también el marqués hizo llegar una encuesta a todas las zonas del país con la que recabó infinidad de datos para entender un fenómeno natural que, aún hoy, sigue teniendo consecuencias devastadoras.
Los expertos no tienen dudas: no se trata de si va a ocurrir o no, sino de cuándo. Podría ser mañana mismo… o dentro de 100 años. Por eso, recuerdan, es importante estar preparados. Una lección que ya han tomado muchas localidades gaditanas como Chipiona, que incluso ha recibido el reconocimiento de municipio 'Tsunami Ready' que otorga la Unesco. Al mismo tiempo, documentales como ‘¿Preparados para el tsunami?’, estrenado este mismo 2024, exploran la posibilidad de que la tierra vuelva a temblar, desencadenando un fenómeno que nos sigue inquietando y fascinando a partes iguales.