Carlos García (Too Good To Go): “El 40% de los alimentos que se producen acaban en la basura”

Ocurrió en Dinamarca. Un grupo de amigos estaba disfrutando de una comida en un restaurante cuando fueron testigos de algo que les sorprendió: los responsables del local tiraban comida. Mucha comida, y en perfecto estado. Aquello les hizo reflexionar, primero, para después ponerse manos a la obra y dar forma a una idea sencilla, pero rompedora: ¿por qué no dar salida a todos esos alimentos?

Ese fue el germen de Too Good To Go, una aplicación móvil que ya cuenta en España con más de 7 millones de usuarios registrados. Entrevistamos a Carlos García, su responsable de comunicación. Un joven canario que, como quienes hacemos El Eco de LOS40, cree que es posible (y necesario) cambiar nuestra manera de comer y consumir.

En pocas palabras, ¿qué es Too Good To Go?

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Es una compañía de impacto social que tiene la misión de luchar contra el desperdicio alimentario. Lo que hacemos es inspirar y empoderar a todo el mundo para tomar acciones contra el desperdicio de comida. Y lo estamos haciendo a través de diferentes soluciones y de campañas de concienciación, con el objetivo de sensibilizar a la sociedad acerca de esta problemática. Entre esas soluciones está la aplicación móvil, que lo que hace es conectar a usuarios con restaurantes, supermercados, panaderías o cualquier tipo de negocio de alimentación, que vende su excedente de comida a diario a un precio reducido. De esta manera puedes evitar que esa comida acabe en la basura y se pueda aprovechar.

El desperdicio de comida es, en primera instancia, un problema ético, dada la cantidad de gente que pasa hambre en el mundo. ¿Tiramos mucha comida en España?

Sí. De hecho, es una auténtica locura, y no solo en nuestro país, sino a nivel mundial. El 40% de la producción mundial de alimentos se está desperdiciando cada año. Esto viene a ser como unas 2.500 millones de toneladas de alimentos. Sólo en España se desperdician cada año casi 8 millones de toneladas, que si lo traducimos, vendrían a ser como unos 250 kilos de comida desperdiciadas cada segundo que pasa. Por una parte, está el componente ético y social: no puede ser que estemos tirando tantos alimentos cuando hay tanta gente en riesgo de exclusión social y en riesgo de inseguridad alimentaria. Solo con 1/4 de la comida que se está desperdiciando se podría dar de comer a toda esa población, y aún así se seguiría desperdiciando comida.

"El 10% de las emisiones globales de gases de efecto invernadero son producidas por el desperdicio alimentario"

Y luego está el impacto económico y medioambiental…

Así es. Cuando compramos comida estamos invirtiendo dinero en la producción de alimentos que acaban en la basura. Se calcula que eso nos cuesta 1,1 millones de dólares. En cuanto al impacto medioambiental, se estima que el 10% de las emisiones globales de gases de efecto invernadero son producidas por el desperdicio alimentario. Aparte, hay que hablar de todos los recursos naturales que se están empleando para producir esa comida. Hablamos del agua, de la energía, de la tierra. Desperdiciar un solo plátano equivale a desperdiciar la misma cantidad de agua que dejaríamos correr por un grifo abierto durante diez minutos. Todo lo que hacemos tiene unas consecuencias para el planeta, para la sociedad y también para la economía.

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A veces podemos caer en el error de responsabilizar únicamente al consumidor, cuando esto es un problema estructural y sistémico. En ese sentido, ¿qué cambios crees que deberían implementar las empresas y los gobiernos?

Es cierto. Ojalá acabar con el desperdicio alimentario estuviera únicamente en nuestra mano, pero se trata de un problema global que afecta a toda la cadena alimentaria. Todos los eslabones tienen su papel. Pero conviene recordar que el papel de los consumidores es especialmente relevante: en los hogares se desperdicia el 50% de toda la comida. Aun así, es fundamental que las administraciones, tanto a nivel nacional como autonómico y municipal, tomen medidas también en la lucha contra este problema. Ahora mismo, por ejemplo, en el Congreso, está en tramitación parlamentaria la Ley de Prevención de las pérdidas y el desperdicio alimentario, que desde tu turno esperemos que se ponga en marcha en breve para empezar a actuar de forma eficaz. Se están viendo avances, y ya hay muchos eslabones de esa comida –supermercados, restaurantes, fabricantes y consumidores– que son cada vez más conscientes y deciden hacer algo al respecto.

“Uno de cada dos jóvenes asegura estar preocupado por el desperdicio alimentario”

Entre los oyentes y lectores de LOS40 hay gente muy joven. ¿Están más concienciados de lo que lo estaban nuestros padres y abuelos?

Es curioso: siempre se ha hablado de que las generaciones anteriores están mucho más concienciadas respecto a esto, pues algunas, especialmente los más mayores, han pasado por situaciones de guerra o escasez. Pero recientemente hemos hecho un estudio que revela que ocho de cada diez jóvenes están preocupados por este asunto. En parte tiene que ver no solo con el factor medioambiental, algo que es clave entre los jóvenes, sino también por un factor económico. La subida de precios en la comida y en básicamente todas las actividades diarias ha obligado a cambiar algunos hábitos de consumo, y entre ellos está la alimentación. Uno de cada dos jóvenes asegura estar preocupado por el desperdicio alimentario.

Estamos seguros de que tú no desperdicias comida. Pero, ¿qué más haces en tu vida personal para hacer de este mundo un lugar un poquito más sostenible?

Creo firmemente en el poder de las pequeñas acciones. La suma de gente haciendo pequeñas cosas puede generar un gran impacto. Por ejemplo: me gusta mucho ir a la naturaleza y hacer senderismo. Siempre intento llevar conmigo una bolsa de plástico conmigo para recoger aquellos restos que me voy encontrando. Es un gesto muy sencillo que todo el mundo podría hacer y que al final tiene un impacto importante para el planeta. Es una forma de contribuir pues con este entorno que debemos de cuidar entre todos.