Las baterías de ion-litio, un serio problema para la salud y el medio ambiente
Una investigación advierte de la amenaza que suponen los agentes químicos sintéticos presentes en la gran mayoría de las baterías que se fabrican actualmente.
Estamos rodeados de baterías, y cada vez más. Los teléfonos móviles, los ordenadores portátiles e incluso los coches eléctricos, cuya presencia se incrementa en las calles, incorporan este tipo de dispositivos electrónicos. Un fenómeno relativamente frecuente cuyos efectos a medio y largo plazo apenas han podido ser estudiados. ¿Qué pasa con esas baterías cuando termina su vida útil? Más allá de la posibilidad de reciclarlas, ¿entrañan algún tipo de riesgo para el medio ambiente?
Según un estudio científico que acaba de ser publicado en la revista 'Nature Communications', sí. Es más, es posible que no estemos prestando toda la atención que merece a un reto que podría convertirse en un problema, e incluso que algunas de las tecnologías que se venden como limpias y respetuosas con el medio ambiente no lo sean tanto.
Los PFAs se denominan "químicos eternos", por su persistencia en el medio ambiente
Los investigadores han estudiado los llamados PFAs, un grupo de más de 4.700 agentes químicos sintéticos presentes en las baterías de ion-litio. PFA son las siglas de perfluoroalquilos y polifluoroalquilos, y a menudo se han denominado "químicos eternos", porque son extraordinariamente persistentes en el medio ambiente. También en el cuerpo humano.
Para llevar a cabo el estudio, los científicos tomaron muestras de aire, agua, nieve, suelo y sedimentos cerca de plantas de fabricación en los estados de Minnesota y Kentucky, en EEUU, así como en Bélgica y Francia. Las concentraciones de bis-FASI en las muestras eran, por lo general, muy elevadas. También su incidencia: las pruebas realizadas demuestran una persistencia ambiental y una ecotoxicidad comparables a compuestos más antiguos y conocidos, como el ácido perfluorooctanoico (PFOA).
El gran dilema
"Nuestros resultados revelan un dilema asociado con la fabricación, eliminación y reciclaje de la infraestructura de energía limpia", ha explicado en un comunicado la autora del estudio Jennifer Guelfo, profesora asociada de ingeniería ambiental en la Universidad de Texas Tech.
"Necesitamos invertir en tecnologías que puedan luchar contra la crisis climática sin liberar contaminantes"
En opinión de Guelfo, "reducir las emisiones de dióxido de carbono con innovaciones como los coches eléctricos es fundamental, pero no debería tener como efecto secundario aumentar la contaminación por PFAS. Necesitamos invertir en tecnologías, controles de fabricación y soluciones de reciclaje que puedan luchar contra la crisis climática sin liberar contaminantes altamente recalcitrantes".
Para la investigadora, es necesario "aprovechar el impulso que hay detrás de las iniciativas energéticas actuales para garantizar que las nuevas tecnologías energéticas sean verdaderamente limpias". De no hacerlo, podríamos estar simplemente sustituyendo un problema como los combustibles fósiles por otro.