Especial
Mara Morá, bombera forestal: “Los incendios son cada vez más virulentos”
En plena ola de calor, y con el riesgo de incendio en su punto máximo, entrevistamos a una experta en la materia.
Los vemos al pie del cañón cuando hay fuego, luchando de manera incansable, y a menudo heroica, contra las llamas. Pero su trabajo no sólo tiene lugar durante los meses de verano: es durante el resto del año cuando una palabra, prevención, cobra todo su sentido. El trabajo de los bomberos forestales es clave para combatir uno de los problemas más graves de nuestro país: sólo en 2023 se produjeron 7.748 incendios forestales, que arrasaron más de 89.000 hectáreas.
Mara Morá (Madrid, 1975) lleva 17 años trabajando como bombera forestal en la Sierra Norte de Guadalajara. Un tiempo en el que ha visto prácticamente de todo, en una experiencia que ahora traslada a los lectores de El Eco de LOS40. Porque aunque sean ellos quienes están en primera línea, luchar contra los incendios y proteger nuestros bosques es cosa de todos.
¿Cuál es tu historia? ¿Cómo llegaste a ser bombera forestal y por qué?
Yo nací en Madrid, pero hace 20 años decidí salir de la vorágine de la ciudad y encontré mi sitio en el mundo rural, en eso que ahora llaman la España vaciada. Los trabajos tradicionales de la zona, aparte de la agricultura y la ganadería, son la albañilería y la hostelería. Nada de ello me interesaba especialmente, así que cuando encontré una alternativa en los retenes decidí hacerme bombera forestal.
¿En qué consiste tu trabajo? ¿Cómo es tu día a día?
Nuestra labor tiene dos partes bien diferenciadas: por un lado está la campaña de verano, que se desarrolla de junio a septiembre, y que se centra en la extinción de incendios. Por otra parte, en invierno hacemos una labor de prevención. Ésta consiste básicamente en la poda y desbroce de las zonas colindantes a pistas o carreteras que puedan ser susceptibles de arder. Al haber menos combustible en el suelo, el fuego corre menos y nos da una ventana para poder actuar en caso de incendio. Cuando no hay fuego, que afortunadamente es a menudo, hacemos prácticas de entrenamiento en las que nos enfrentamos a situaciones distintas, con diferentes tipos de incendios, distintos lugares, combustibles, alturas…
A menudo se pueden dar circunstancias que requieren tener sangre fría y no perder los nervios
Es un trabajo duro. ¿Cómo se prepara una persona que quiera trabajar como bombera forestal?
Los requisitos dependen de las comunidades autónomas, pero en todas hay unas pruebas físicas para las que hay que prepararse muy bien. Al fin y al cabo, nuestro trabajo, tanto en invierno como en verano, es muy físico. Pero también existe un componente psicológico, porque hay veces, sobre todo en extinción, en las que se pueden dar circunstancias que requieren tener sangre fría y no perder los nervios. A menudo podemos encontrarnos en situaciones comprometidas.
Pongamos que os llaman para alertaros de un incendio. ¿Qué es lo primero que hacéis?
Hay muchas maneras de actuar. A veces hacemos un ataque directo: nos desplazamos cerca de las llamas con herramienta manual, porque en mi base, la helitransportada, no disponemos de agua. Empleamos azadas y otros artilugios similares, con los que cavamos cerca del fuego para evitar que pasen las llamas. A menudo también operamos conjuntamente con los retenes de tierra, que son los que llevan las autobombas con agua.
Ahora tenemos muchas noches tropicales y llueve menos. Esto influye en la evolución de los fuegos
Desde fuera da la sensación de que los incendios son cada vez más frecuentes y agresivos. ¿Es así?
Sin duda. Los incendios son cada vez más virulentos, porque las condiciones han cambiado. Yo llevo trabajando en esto desde 2007 en una zona del norte de Guadalajara que es de las más frescas de toda la zona centro de la península. Hace años había mucha más oscilación térmica entre el día y la noche: por el día hacía mucho calor, pero por la noche la temperatura descendía de manera drástica. Ahora tenemos muchas noches tropicales y llueve menos. Obviamente esto influye en la evolución de los fuegos, porque los combustibles están mucho más secos. Ahora hablamos ya de incendios de sexta generación, en los que se crean una serie de condiciones meteorológicas dentro de los propios incendios que hace prácticamente imposible actuar sobre ellos.
Pese a que estamos en plena ola de calor, da la sensación de que este año no está siendo tan caluroso, y que la situación está más tranquila. ¿Lo veis igual a pie de monte?
Cada año afrontamos la temporada poniéndonos en lo peor. Es verdad que este año aún no hemos tenido grandes incendios: en la zona en la que yo vivo no ha hecho un calor extremo hasta ahora, y ha llovido bastante durante la primavera. Pero nos seguimos manteniendo en alerta, porque es posible que lo que no ha ocurrido durante la primera mitad del verano ocurra a partir de ahora.
Nuestras condiciones laborales son bastante precarias. Esto dificulta que podamos luchar contra el fuego de manera eficiente
Háblame de vuestras condiciones laborales. ¿Cómo se vive siendo bombero forestal?
Nuestras condiciones son bastante precarias. Estamos esperando a que el Gobierno apruebe el Estatuto de Bomberos Forestales, para que podamos aglutinar a todos los trabajadores en un marco común, en lugar de que todo dependa de cada comunidad autónoma. El objetivo es que tengamos las mismas condiciones en toda España. A día de hoy, en algunas comunidades autónomas la gestión es privada, en otras pública y en otras mixta. Y eso nos perjudica. En el caso de Castilla-La Mancha, además, cada vez somos menos: ha disminuido muchísimo el número de trabajadores. Yo misma antes estaba en un retén en el que éramos diez personas por turno, y ahora hay tres. Esto dificulta que podamos luchar contra el fuego de manera eficiente. Además, tenemos a un montón de personas interinas contratadas de manera muy precaria, con contratos de menos de cuatro meses al año. Y por último, que no menos importante: antes nuestra campaña de incendios duraba mínimo desde el 1 de junio hasta el 30 de septiembre. Ahora nos la han ido acortando, y muchas brigadas trabajan menos de 100 días.
La mayoría de los incendios forestales son de origen antropogénico
Demos unos consejos sencillos para quien nos está leyendo. ¿Cómo puede luchar contra los incendios el ciudadano de a pie?
Es muy importante que la gente se conciencie del problema, ya que cualquiera la puede liar muy parda en un instante. No hay que olvidar que la mayoría de los incendios forestales son de origen antropogénico, normalmente a causa de negligencias o despistes, como cuando se queman rastrojos o se hacen barbacoas. Sí: son cosas que se han hecho toda la vida, pero ya no se pueden hacer. En este sentido, me gustaría añadir que hace exactamente 19 años, en 2005, murieron 11 compañeros en un incendio en Riba de Saelices, en Guadalajara. Y fue debido a una barbacoa. Más allá de eso, por supuesto, es esencial no tirar nada desde los coches, especialmente vidrios y colillas. No dejar nada en el monte. Y por último, llamar al 112 en caso de divisar humo: ellos se pondrán en contacto con las torres de vigilancia o los agentes forestales.
Por último, ¿qué haces tú para que el planeta sea un lugar un poco más habitable?
Como alguien que vive en un pueblo creo que, en general, todos deberíamos acercarnos un poco más a la tierra. Plantearnos que no necesitamos todas esas cosas de consumo que nos están diciendo que necesitamos. Porque no: no hay que comprar ropa cada mes, ni cambiar de móvil cada año. Lo que necesitamos es estar más cerca de la tierra para vivir en armonía con ella.