Especial
Rinocerontes radiactivos para luchar contra la caza furtiva
Un singular proyecto en Sudáfrica propone implantar isótopos radiactivos en los cuernos de estos animales.
Cuando pensamos en radiactividad, inmediatamente nos viene a la mente el peligro. Chernóbil, Fukushima, Palomares... Son muchas las latitudes en las que algún tipo de accidente relacionado con la energía nuclear ha hecho saltar todas las alarmas. Pero, ¿y si la radiactividad pudiera ser útil para preservar la vida salvaje?
Ese es el original enfoque que han propuesto una serie de científicos de las universidades de Texas A&M y Colorado State, en Estados Unidos, y Witwatersrand, en Sudáfrica. Su idea: insertar una fuente radiactiva en los cuernos de los rinocerontes para disuadir la caza furtiva, una de las principales amenazas a las que se enfrentan estos grandes mamíferos en el país.
Al contar con esa pequeña dosis de radiactividad, tal y como han detallado los científicos, los cuernos de rinoceronte serían menos atractivos para los hipotéticos compradores, lo que a su vez los haría menos tentadores para los cazadores furtivos. Además, los radioisótopos podrían detectarse fácilmente en los puertos de entrada de otros países con la tecnología de existente en la actualidad, lo que facilitaría enormemente la búsqueda de los cuernos si se venden en el extranjero.
Poca, pero suficiente
El Proyecto Rhisotope, tal y como se ha bautizado la idea, surgió cuando James Larkin, profesor de la Universidad de Witwatersrand y experto en radiación, pensó en cómo podría aplicar sus conocimientos en la materia a la proyección de estos animales, todo un emblema del país, y cuyo número ha descendido de manera drástica. Se estima que a principios del siglo XX había alrededor de 500.000 rinocerontes. En 1970 la población se situaba en 70.000, y actualmente solo quedan unos 27.000 en la naturaleza.
"Se trata de que la ciencia salve a los rinocerontes"
— Jessica Babich, antropóloga y consultora
“Fue uno de esos pensamientos de las tres de la mañana: ¿Qué pasa si pongo una pequeña cantidad en el cuerno?", ha explicado Larkin en un comunicado. "Me di cuenta de que probablemente podríamos encontrar ese punto óptimo donde la dosis fuera lo suficientemente pequeña como para no dañar al animal, pero lo suficientemente grande como para activar un detector".
Para llevar a cabo su original propuesta, Larkin ha unido sus fuerzas con Jessica Babich, antropóloga y consultora, que planea presentar esta idea a la comunidad conservacionista sudafricana. "Se trata de que la ciencia salve a los rinocerontes, los rinocerontes salven a las personas y las personas salven a los rinocerontes: una hermosa trilogía de posibilidades y éxito", ha declarado Babich.