Gaviotas que aprenden a limpiar las playas: el sorprendente proyecto de Theo Jansen
El artista danés ha ideado un sistema de recompensas para que las aves contribuyan a limpiar las playas.
Theo Jansen es uno de los artistas más populares de Dinamarca. Sus gigantescas esculturas cinéticas, bautizadas como ‘standbeest’ (bestias de la playa) han dado la vuelta al mundo. Con ellas, Jansen quiere difuminar las fronteras entre la ingeniería y el arte y diseñar, en sus propias palabras, una “nueva naturaleza”.
Lo cierto es que la vieja naturaleza aún tiene mucho que enseñarnos. Así lo demuestra el último proyecto del danés, con el que quiere enseñar a las gaviotas a limpiar las playas de basura.
Pero, ¿cómo? Gracias a un balcón situado al borde de la playa, donde las aves han de depositar los restos de plástico que encuentren en la arena o el agua. Cuando lo hacen, el sistema les proporciona una recompensa en forma de alimento, gracias a una trampilla que se abre de forma automática.
La idea se ha hecho viral en las redes sociales, donde mucha gente ha compartido el vídeo en el que se ve a las gaviotas haciendo de limpiadoras profesionales. Eso sí: el propio Jansen ha aclarado que se trata sólo de un proyecto, y que aún queda mucho camino por recorrer para que pueda ser exportado a otros litorales del planeta, gravemente afectados por la contaminación por residuos plásticos.
Cuervos como aliados
No es la primera vez que se hace algo similar. Es sabido, por ejemplo, que los córvidos poseen una gran capacidad de aprendizaje y pueden realizar tareas complejas. Por ello, esa fue la especie escogida para un proyecto similar emprendido por la empresa de limpieza sueca Corvid Cleaning, que entrenó a un grupo de estos animales para que fueran capaces de recoger las colillas de cigarro tiradas en las calles y otros residuos urbanos. Actualmente, aquella experiencia se quiere poner en marcha en la ciudad sueca de Södertälje, en la provincia de Estocolmo.
La contaminación de las playas es uno de los problemas más graves entre los que afectan a la costa. Cada año, miles de toneladas de residuos acaban en las playas, como resultado de las mareas que los traen hasta la arena. Plásticos de todos los tamaños, botellas, latas, colillas y tapones se han convertido en parte del paisaje habitual, dañando gravemente a los ecosistemas.
Quizá el ejemplo más palmario es la llamada isla de plástico: la enorme masa formada por este tipo de residuos que flota en mitad del Océano Pacífico. Se estima que tiene entre 710 000 km² y 17 000 000 km. En cualquier caso, más grande que toda Francia. Y no parece que vaya a menos. A medida que el plástico sigue siendo un material empleado sin control, la isla está destinada a seguir creciendo. ¿Es posible que la solución pase por los animales?