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Así es cruzar el Ártico en bicicleta náutica

El productor de cine Miguel Ángel Tobias rueda estos días el documental ‘Life’s Ice’ en condiciones extremas, con el fin de comprobar de primera mano los efectos del cambio climático. El Eco de LOS40 ha hablado con él.

Miguel Ángel Tobias, en plena aventura.

Groenlandia es un lugar fascinante. Una gigantesca isla de hielo de más de 2 millones de kilómetros cuadrados (casi cuatro veces el tamaño de España) en la que apenas viven 59.000 personas, la mayoría de ellas en las zonas más meridionales de la isla, como la capital, Nuuk, o poblaciones como Qaqortoq o Aappilattoq. Desde allí nos atiende el productor de cine Miguel Ángel Tobías, que se encuentra en el ecuador de una aventura única: cruzar el Ártico en bicicletas náuticas. Su objetivo: comprobar de primera mano los efectos del cambio climático. En total, 250 kilómetros pedaleando a través de ríos helados, imponentes fiordos y un mar de icebergs, viviendo sin ningún tipo de apoyo externo, tecnológico ni humano. Una hazaña de autosuficiencia y concienciación ambiental nunca antes realizada que comparte con Albert Bosch, David Espallargas y Pepe Ivars, y cuyo resultado quedará plasmado en el documental 'Life’s Ice'. Cuando está a punto de ponerse manos a la obra, recién concluido el viaje, El Eco de LOS40 le entrevista en exclusiva.

¿En qué momento se encuentra la expedición?

Tras 17 días de viaje acabamos de regresar de Groenlandia. Ahora toca recuperarse físicamente, digerir todo lo vivido, ordenar el material audiovisual, empezar a visionar para montar el documental y, sinceramente, empezar a soñar con la siguiente aventura.

¿Cuándo y cómo surgió este proyecto?

Hace un año, tres aventureros, exploradores, deportistas de alto nivel:,Albert Bosch, David Espallargas y Pepe Ivars, se unieron para realizar una expedición polar inédita en el Artico. Posteriormente, en una comida con Albert Bosch, que ya había sido protagonista de un capítulo de mi última serie documental 'El camino interior', me comentó el proyecto y me invitó a formar parte de él. No me lo pensé ni un minuto e inmediatamente le dije que sí. En esa misma comida surgió mi compromiso de producir y dirigir un documental que contara la aventura tan increíble que íbamos a vivir.

El objetivo del documental es mostrar la belleza, la fragilidad y la necesidad y responsabilidad de cuidar de este maravilloso planeta

¿Qué te gustaría conseguir con el documental?

Son varios los objetivos: el más importante sin duda es mostrar la belleza, la fragilidad y la necesidad y responsabilidad de cuidar de este maravilloso planeta del que formamos parte. Y digo del que formamos parte y no en el que habitamos, porque el día en que seamos conscientes de que somos una unidad todos los seres humanos, animales, plantas, Tierra y Universo, dejaremos de dañarnos entre nosotros y al propio planeta. Quiero decir que uno puede ensuciar el agua porque no se siente parte de ella, pero si entendiéramos y sintiéramos que somos agua, jamás nos ensuciaríamos a nosotros mismos.

Otro de los objetivos es mostrarle al mundo que debemos perseguir nuestros sueños. Estamos aquí para eso: para intentar cumplir el mayor número de sueños posibles. Yo, desde niño, soñaba con ir al Ártico y ver sus glaciares y los icebergs. Creer en la magia de la vida y entregarme a ella me ha llevado allí, y además con una misión y un sentido trascendente. También quiero transmitir que en la vida hay que atreverse. Yo no estaba ni física ni mentalmente preparado para vivir esta aventura tan dura. Y sin embargo, me lancé de cabeza porque mi corazón me gritaba que tenía que ir.

El equipo de 'Life's Ice'.

El equipo de 'Life's Ice'.

El equipo de 'Life's Ice'.

El equipo de 'Life's Ice'.

Por último, otro gran objetivo es demostrar que, cuando trabajamos juntos, podemos cambiar el mundo. Me fui con tres desconocidos, dos de ellos literalmente, y he vuelto con tres hermanos de alma. También me gustaría enviar el mensaje al mundo de que es importante no rendirse: hemos contado con todo el amor, el apoyo y la energía de un quinto aventurero, Miguel Ángel (¡ya desvelaremos su apellido!), marido de una amiga mía, y que se ha unido a esta aventura desde la UCI de un hospital de Madrid, tras un intento fallido de transplante de riñón. Él nos ha servido como ejemplo de resiliencia y de fuerza, y ha estado con nosotros en nuestra cabeza y nuestro corazón durante toda la expedición.

¿Por qué habéis apostado por este tipo de bicicletas? ¿Qué aportan al proyecto?

Desde el principio, la idea era poner en el centro la sostenibilidad. Somos los primeros seres humanos del mundo en la historia en hacer una expedición polar en bicicletas de agua, y eso ya le daba un plus muy interesante a la aventura. Además, las bicicletas nos han permitido llegar a zonas donde ningún otro vehículo puede llegar, y hacerlo de una forma sostenible, pues son 100% tracción mecánica y no contaminante. Las bicicletas nos han permitido hacer el viaje desde la autosuficiencia, pues todo el equipamiento y material lo hemos transportado encima de ellas. Esto nos ha obligado a arrastrar unos 200kg a cada uno con la fuerza de las piernas y del corazón.

El propio entorno te desborda: por distancias, geografía, climatología, peligros y amenazas

¿Qué es lo más duro de una aventura como esta?

¡Todo! Lo primero, montar la propia expedición en un sitio tan salvaje y complicado de llegar. Conseguir las bicicletas y adaptarlas para las condiciones de dureza a las que las íbamos a someter. Diseñar toda la logística del propio viaje hasta Groenlandia, Analizar las posibles situaciones a miles de kilómetros y sin haber estado allí antes, decidir el equipamiento técnico, el material necesario, la ropa, la comida… Es una intendencia que nos obligó a meses de análisis y reuniones. Hemos tenido en cuenta cada kilo, porque allí había que arrastrarlo. Y una vez llegas, el propio entorno te desborda: por distancias, geografía, climatología, peligros y amenazas, como la necesidad de llevar fusiles para defenderse de un posible ataque de oso. La realidad es que allí cada día ha sido una aventura. Frío, humedad, ventiscas que nos han obligado a guarecernos y nos han dejado bloqueados e incomunicados… Por ponerte en contexto, nos levantábamos a las 5 ó 6 de la madrugada. Dedicamos dos horas a desmontar el campamento y cargar todo en las bicis. Pedaleamos durante 8 ó 10 horas y tras encontrar un sitio, siempre incierto, donde sacar las bicis del agua y portear las hasta un terreno elevado, las descargamos y volvemos a montar campamento, lo que lleva otras dos horas. A partir de ahí intentas descansar en el frío bajo cero, el viento gélido, la humedad… Todo, mientras analizas la meteorología a ver si al día siguiente vas a poder salir. Ha sido durísimo pero al mismo tiempo una experiencia humana y profesional increíble.

Un fotograma del documental 'Life's Ice'.

Un fotograma del documental 'Life's Ice'.

Un fotograma del documental 'Life's Ice'.

Un fotograma del documental 'Life's Ice'.

¿Qué papel crees que han de jugar los documentales para concienciar sobre la necesidad de la lucha contra el cambio climático?

No es el que deben, pues todos somos responsables y tenemos un papel que jugar, es el que juegan. Yo estoy 100% seguro de que ‘Life’s Ice’ va a hacer que en millones de personas se despierte un amor que muchos tienen dormido, porque estar está, por nuestro planeta en general y por la Antártida en particular. También creo que no se conciencia desde el castigo, ni desde el miedo: se conciencia desde el amor. ?Life’s Ice’ es simplemente una historia de amor entre el hombre y la naturaleza salvaje, entre el hombre y el hielo.